Capitulo 7

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"Te pasas la vida entera atascado en un laberinto, pensando cómo escapar un día, y cómo de increíble sería, imaginando un futuro que continuase, pero nunca lo haces. Solo usas el futuro para escapar del presente".

Me separé del abrazo en el que Miss Lovato me tenía y la miré a los ojos. Siempre me había dado mucho crédito en la manera que tenía de poder leer a la gente, pero nunca me había dado cuenta de que ni siquiera los adultos pueden sentir lo que nosotros sentimos. Vi dolor en sus ojos, pero también, libertad. Estaba libre de cargas, o al menos había luchado duro para estarlo y eso me
daba la esperanza que creía haber perdido cuando ese chico me arrastró al cuarto antes. La sonreí a través de mis lágrimas y le susurré un “Gracias”, antes de levantarme mientras la campana sonaba señalando la hora de la comida. Me había perdido mi segundo y tercer periodo pero estaba bien, considerando que solo eran gimnasia y una hora libre. Fui hacia mi taquilla y la abrí.
Me miré en el espejo limpiando mi maquillaje, dejando solo una pequeña capa en comparación con la máscara de payaso habitual. (Hablando en sentido figurado).

Entré en la cafetería e ignoré todos los silbidos que venían del grupo habitual de cerdos que pagaban sus visitas diarias. No comía y cualquiera con un poco de sentido común lo encontraría como un problema por el que preocuparse. En este colegio nunca había tenido a nadie exactamente en el que poder apoyarme. Antes solía tener, pero eso fue antes del incidente. Miré alrededor, buscando un sitio en el que sentarme y encontré a una chica sentada sola que parecía que estaba rezando antes de empezar comer. Dudé sobre si sentarme con ella ya que era una rechazada social, una puta al menos recibe más interacción que un santo, pero esta era una nueva yo, y era una oportunidad para aprovechar así que me acerqué a ella. Unos cuantos ojos me siguieron, entre ellos los de Lauren y todos se empezaron a reír cuando me senté con la chica. Era un espectáculo raro, al menos tenía que admitirlo. Esperé pacientemente a que terminase de rezar antes de preguntar.

- “Hola, Ally, ¿verdad? ¿Te importa si me siento aquí?”

Sus ojos se abrieron más cuando vio quien era pero aún así asintió. Al menos no era hijo de Dios atascado. Sonreí débilmente antes de asentir con la cabeza poniendo mis manos delate. Ella me miró con curiosidad mientras abría la bolsa de la comida. Yo estaba entretenida pero también con algo de precaución. Ella entrecerró los ojos mientras mordía su sándwich, después habló:

- “¿Por qué te sientas aquí exactamente?”

Mi cara se sonrojó y no sabía qué decir, ni porqué estaba ahí sentada. Me moví incómoda antes de decir:

- “Bueno, yo… estoy cansada de quien he sido hasta ahora, y he decidido cambiar con el perdón de Dios, claro.”

Miré como sus ojos se iluminaban y me sonrió calurosamente. Me cogió una mano y me dijo:

- “Estoy encantada, he estado rezando por ti, Camila.”

Di un pequeño grito ahogado y me eché hacia atrás. Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas y me atraganté, “tú, tú.. ¿lo has hecho?.” La miré con incredulidad y ella asintió con amabilidad en su cara.

- “He estado rezando por si desde el primer día que escuché sobre tu cambio de comportamiento, en nuestro segundo año. Cada mañana, cada noche. Rezo cosas especiales, una siempre has sido tú.”.

La miré e intenté encontrar algún signo de que podría estar mintiendo, puede que se empezase a reír en algún momento señalándome mientras todo el mundo se unía a ella, pero no encontró nada de eso, y las risas nunca llegaron.

- “Pero, ¿por qué? Quiero decir, ni siquiera hablamos, ni me conoces, ¿por qué rezar por alguien que ni te importa?”

Me miró y frunció los labios. Parecía estar sumida en sus pensamientos profundos y contestó: “Supongo que es porque sabía quién eras antes de cambiar, porque conozco a tus padres y porque todos somos iguales Camila, todos estamos sobreviviendo en este mundo de manera diferente. Espero que encuentres lo que estás buscando con este nuevo perdón garantizado.”

Me ofreció una pequeña sonrisa antes de levantarse e irse dejándome sin palabras. Unas pocas lágrimas cubrieron mis ojos y por alguna extraña razón, no podía pararme a mi misma de correr detrás de ella para abrazarla. Al principio se tensó antes de devolver el gesto. Todos los que estaban cerca nos observaban pero me daba igual, a lo mejor Ally no quería ser mi amiga, pero si
ella necesitaba una, yo sería la primera en firmar.

Le susurré un “gracias” en su oído antes de
dejarla ir. Aún había esperanza aún cuando ni la podías ver. Cuando dejé que Ally se fuese, me giré hacia las zapatillas que escuchaba que se acercaban viniendo de una mesa cercana. Era la mesa de Lauren.

-” Sabes, puedes abrazar y salir con Ally la Santa todo lo que tu quieras pero nunca serás la mitad de lo que ella es. Ella no te puede salvar, puta.”

Ella sonrió. Mi mandíbula se tensó y me incliné hacia delante, mirándola a los ojos.

- “Tú puedes salir con todos tus amigos superficiales, heterosexuales, llamados amigos perfectos, pero nunca serás la mitad de lo que ellos son. Ellos tampoco te pueden salvar.”

Acentué mi última frase y vi cómo sus ojos se entrecerraban. Antes de que ella pudiese decir nada, empecé a andar. Sabía que acababa de apretar el botón y por mucho que quisiera algo más profundo que su encuentro de hace dos noches, eso no significaba que tuviese que ir besando sus pies. Quería ser suficiente para Lauren, pero sabía que dejar que me intimidase sin luchar no haría que ella me quisiera exactamente. Siempre me menospreciaba, y yo dejaba que eso pasase.
Escuché que me llamaba, pero no me di la vuelta, sabía que yo había ganado esta batalla, pero también sabía que acababa de encender el fuego de esta guerra y no estaba completamente segura de si mi pequeña llama era lo suficientemente fuerte para poder con lo que vendrían los dos próximos días.

Todo iba a cambiar.

Por fin.

HÁBITO - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora