"Desearía que supieras que has sido el último sueño de mi alma."
Todas las paredes se hicieron más finas, con la ausencia de Camila, Lauren se encontró poniendo sus rodillas contra su pecho. Sin dejar espacio para la contaminación de nada más, solo quería lo que Camila había dejado atrás con ella. Ella había disfrutado de tacto suave de Camila de hace tan sólo unas horas - la forma en la que su nombre sonaba cuando Camila lo murmuró una y otra vez en la más absoluta felicidad mientras sus labios se movían juntos. Era difícil respirar sin Camila, pero era aún más difícil respirar cuando te miraba como lo había hecho la noche anterior. Lauren miró a su alrededor y no sabía si ella estaba viendo ira, venganza, tristeza, amor, felicidad, o nostalgia. Ella no podía determinar qué fue la última noche después de todo.
Para Lauren, todo había sido un acto de apreciación en cada sentido y difícilmente incluso un símbolo de posesión y se había sentido como si cada beso, cada caricia, ahora no tuviese ningún sentido. Se lo había llevado todo, la magia, en el momento que Camila había decidido abandonar esa cama.
Ella miró con cansancio al despertador y vio que habían pasado casi dos horas desde que se había despertado. Decidió ducharse. Decidió que eso podría hacerla sentir un poco menos sucia. Porque, aunque no estaba segura de cuál era la intención de Camila, se sintió casi utilizada. Casi quería acusarse de sentirse como Camila debió posiblemente sentirse todas aquellas otras veces, pero no otra vez, no. No podía desacreditar el dolor y la vergüenza de Camila y tratar de compararla ni remotamente a la suya.
El agua estaba fría, pero no lo suficiente para congelarla. Se sentó en la bañera mientras el agua caía. Después deseó que ser una niña pequeña otra vez, y estuviera duchándola su abuela como lo solía hacer.
Ella tarareó la melodía familiar que solía tararear mientras le lavaba el pelo. Las lágrimas seguían cayendo en cascada por su cara y se preguntó si esto es todo lo que sería la relación suya y de Camila, algo roto. ¿Dónde estaba Camila? ¿Por qué nunca estaban la una para la otra cuando se estaba rompiendo en pedazos?
Lauren trató de mantener algunas cosas sagradas y agarró el champú que había traído hace unas semanas, que aún no había usado. Desde que ella y Camila comenzaron a venir con más frecuencia, Lauren decidió convertirlo en una casa acogedora y volvió a poner la electricidad y el agua. Ella había querido hacer de este su hogar, si Camila lo aceptase algún día. Se puso la cantidad adecuada para su pelo largo y trató miserablemente de hacerse la cresta de mohicano que su abuela solía hacer con el champú, y se sintió frustrada cuando no funcionó, obviamente no podía por la longitud de su pelo pero aún así ella lo intentó.
Se frotó con fuerza y comenzó a enfadarse más con Camila por irse. ¿Dónde había ido? Había intentado llamarla a su teléfono y a su casa, pero ambos fueron directamente al contestador. Le envió mensajes hasta que le dolieron los dedos, y se dio cuenta de que tampoco habría una respuesta después de comprobar cuántos le había enviado. Estaba sin esperanza de nuevo. Camila se lo había prometido. Le había prometido que la amaría esta vez, le había prometido que no se iría.
Lo que Lauren no sabía era que Camila se tenía que ir. Miami era una pesadilla que Camila había soportado hasta que no pudo más, y Lauren había hecho que todo este tiempo fuese más fácil de aguantar pero cada día de colegio de Camila era una cuenta atrás, una cuenta atrás para su salida. A menudo, en más de una ocasión, Camila había garabateado un avión en la esquina del papel de su cuaderno, y el vuelo siempre la llevaba a un sitio en particular. Durante mucho tiempo, Lauren había creído que las disculpas eran suficientes, que el tiempo podía curar, pero se había olvidado por completo de que un lugar todavía mantiene recuerdos, y esos recuerdos son como una voz dentro de tu cabeza que te impide olvidar todo lo que de hecho ha pasado.
——-
Camila se había ido con el corazón encogido, con el corazón triste y dolorido, pero inflexible. Mientras ella subía al avión, sintió una sensación de nueva libertad, una libertad totalmente más profunda de lo que se había sentido cuando dio su discurso hace meses.
La única gente que sabía dónde iba Camila Cabello eran sus padres y Miss Lovato. Sofía se negaba a separarse de las piernas de Camila y el número del vuelo hizo eco en el aeropuerto, y primero, Camila lo tomó como una señal de que no debía irse, pero cuando Lauren no se levantó, antes de su despegue, tomó eso como una gran indicación de que TENÍA que irse, se arrepentiría si se estancaba. Miss Lovato había ido al aeropuerto también, tenía lágrimas en los ojos, pero no eran de tristeza sino por lo que sabía que le estaba esperando a Camila fuera de Florida. Sabía que esa era la única manera. Había un mundo entero fuera de su ciudad, y para una prometedora escritora como Camila, estaba esperando. Camila finalmente se deshizo como pudo del Sofía, pero se giró para darle un último adiós. Ella dijo,
- “Escucha Sofí, las cosas pueden ser diferentes sin mi, pero quiero que pienses y recuerdes todas aquellas noches donde escuchabas una nana en su oído. Quiero que recuerdes cada canción con la que soñabas, el calor que sentías en tu pequeñito cuerpo, y quiero que dejes que esos momentos te recuerden a mi incluso cuento pienses que no estoy contigo, lo estoy. Siempre lo estoy. En tu cama, cuando llegues a casa, encontrarás un osito de peluche. Abrázalo tan fuerte como puedas y escucharás el canto de un pájaro ¿vale? Nunca estaré demasiado lejos, y eres bienvenida para venir y visitarme cuando quieras, y si me necesitas, puedes llamarme. Siempre estaré ahí tan pronto marques el teléfono.”
Había lágrimas en sus ojos mientas construía una imagen mental de Sofía, no tenía ni idea de cuando la volvería a ver de nuevo, y eso le dolía porque acababa de recuperar a Sofía, públicamente, y ahora tenía que dejarla ir de nuevo. Le dio un abrazo enorme y un beso en lo alto de su cabeza a Sofía. Sinú y Alejandro tenían que estar fuertes por Sofía, y solo asintieron cuando Camila les dedicó una mirada de tranquilidad. Les dio un abrazo antes de poder llorar realmente, y les susurró a ambos en voz baja,
- “Os llamará en unas horas, ignoradla.”
Sus padres se miraron el uno al otro y después al suelo, no sabía porqué Camila no quería que Lauren supiera dónde iba, y porqué se estaba yendo de la forma que lo estaba haciendo, tan de repente, tan decidida, pero aceptaron igualmente, ya le había fallado demasiado a su hija para discutir.
Miss Lovato miró a Camila y estaba ligeramente decepcionada con lo que estaba pasando entre ella y Lauren pero no dijo ni una palabra tampoco. No podía entender nada, pero tenía una idea de porqué ella estaba haciendo todo esto, y todo lo que podía hacer en ese momento, era pretender que también estaba de acuerdo.
Abrazó a Camila y le dio dos libros. Camila la miró con curiosidad, y confundida. Los labios de Miss Lovato formaron una sonrisa cerrada y respondió con tono de estar contando una historia,
- “El libro negro es donde escribí todos mis primeros escritos: poemas, letras, historias cortas, todo. Quiero que lo tengas tú. Aprende de él, critícalo, absórbelo, y coge lo que quieras de él. El blanco es tuyo. Quiero que empieces un diario y que se lo pases a tu propia aprendiz. Pásaselo a alguien que sepas que lo va a apreciar. Sé que tienes que escribir mucho, y espero que alguien especial consiga leer ese pequeño libro blanco algún día, y espero que sea alguien en particular…”
Camila miró de nuevo a Miss Lovato, y asintió tristemente, las lágrimas ahora cayendo por su cara, se había mantenido fuerte pero era demasiado duro ahora, dándose cuenta de que realmente estaba dejando su corazón ahí, el roto al menos. Se llevó ambos libros a su pecho y cerró los ojos. Tomó otra imagen mental de Miss Lovato en ese momento y empezó a mirar las puertas del aeropuerto. Por una extraña razón, una incluso estúpida, empezó a desear que Lauren llegase corriendo, la parase, se uniera, pero ambas posibilidades no iban a suceder. Porque Lauren no tenía ni idea, y se levantaría pensando que encontraría a Camila, y Camila realmente esperaba que Lauren no la odiase por esto. Esperaba que lo entendiese, incluso si no lo hiciera, aún tenía la esperanza.
Después, su vuelo fue anunciado, Vuelo 22 a Nueva York: 5:45 am.
Ninguna llamada, ni mensajes, ni protestas, era la hora.
Camila miró a la entrada del aeropuerto una última vez, agarrando en collar que Lauren le había dado, y ni siquiera se escuchó suplicándose silenciosamente.
- “Vamos…Vamos cariño, despierta. Ven a por mi. Párame.”
Pero cuando nada ocurrió en el transcurso de ese rato, soltó la mano que tenía en el collar de alrededor de su cuello y lo dejó caer en su pecho, y empezó a andar hacia el vuelo.
El pasillo estaba oscuro, pero cuando vio una luz del sol de la mañana, mientras entraba en el avión, algo la abrumó. Revoloteó su corazón, y la ayudó a tranquilizarse, pero sólo de forma remota. Se giró y vio a su familia y a Miss Lovato mirándola a través de la gran ventana, y ella les dedicó un último adiós con la mano antes de entrar en el avión.
———
Cuando Lauren había terminado con la ducha, decidió llamar a los Cabello de nuevo, y a Camila también, pero no obtuvo respuesta.
Su último mensaje a Camila fue, “Me lo prometiste.”
Normani se enteró pronto de que Camila se había ido sin ninguna especie de adiós o al menos uno formal. Harry también lo había odio, y Ally también. Todo el grupo estaba sorprendido, y eso era quedarse corto.
Todos estaban frenéticos por averiguar por qué y tampoco les vino a la cabeza los recuerdos de todas las veces que Camila había mencionado su amor por la escritura, y cómo Nueva York le ofrecía un gran programa en la NYU.
Nunca se les había ocurrido, al menos hasta que se había ido e incluso entonces, no tenían ni idea.
Lauren había aceptado ir fuera a por café con Normani pero difícilmente estaba allí. Normani veía en los ojos de su mejor amiga que estaba perdida. La efervescencia normal de los sus ojos verdes estaba apagada, y sin expresar emoción. Buscaron una cafetería y la encontraron. Ambas se miraron pero nunca fue suficiente. Fue hasta que Lauren se sentó primera en la mesa y se cubrió los ojos con el puño sabiendo que tenía que hacer algo.
Tenían que encontrar a Camila.
No recibieron ayuda de la casa de los Cabello pero eso no las paró. Habían investigado todas las posibilidades que había disponibles y habían encontrado un camino. Habían buscado en sus cabezas cada cosa que Camila les hubiese dicho, cualquier pista que pudiese haber dejado atrás, y entonces supieron, en sus corazones, que Lauren la encontraría. Sin importar cómo, Lauren la encontraría porque ambas se habían perdido la una a la otra tantas veces, pasa seguir con esa duda, Lauren al menos tenía que saber porqué se había ido, y su corazón no se repararía si no sabía dónde estaba.
Fueron unos días agotadores y ninguno del grupo había dormido. Todos sentían en sus corazones retorcerse cada vez que sus llamadas iban al buzón de voz. Camila significaba algo para todos ellos individualmente también, y tenían que saber porqué alguien que parecía que estaba reparada, podía irse de repente, y parecía como si estuviese huyendo y ninguno de ellos le encontraba sentido a porqué especialmente después de que la única persona que le había hecho daño se había ido ahora, sin camino de vuelta.
Lauren les había dado a sus amigos bandera blanca y les dijo que se volvía a cada de su abuela para ver si Camila había decidido llamar y si no, no había nada más que pudiera hacer. Pero cuando Lauren volvió a casa de su abuela, vio algo que no había visto antes.
Había algo diferente en la casa, como si todo hubiese sido reordenado, pero discretamente, de una manera en la que a primera vista no te darías cuenta. En la mesa del café, había un mapa, un mapa que podía haberse confundido con una revista cualquiera pero la página estaba específicamente abierta por una con todos los estados. Todos los estados estaban pintados de diferentes colores, y Lauren no le encontraba sentido. Esto no servía de mucha ayuda. Empezó a preguntarse si eso estaba ahí antes, en los días anteriores. ¿Había dejado esto Camila para ella? Se sentó en el sofá para inspeccionar el mapa. No encontró ninguna pista.
Fue a la cocina, una habitación que no había visitado en toda la semana, y se dio cuenta de que la mesa de la cocina también estaba organizada de forma diferente. La fruta normalmente estaba puesta de cualquier manera en un recipiente, pero esta vez, estaban todas puestas una encima de otra con una gran manzana roja en lo alto de la pila. Lauren normalmente no se habría dado cuenta de tan pequeño detalle, pero esa colocación en el recipiente le llamó la atención, estaba arriba del todo.
Entrecerró los ojos, y después volvió a mirar a la sala de estar, saltando sobre el sofá y cogió la revista de nuevo, miró a todos los estados y una sospecha que tenía fue comprobada correctamente cuando el estado de Nueva York estaba pintado de un color verde claro. El color favorito de Camila.
Sus ojos se abrieron un poco más, y se puso una mano en la boca, y un pequeño sollozo se le escapó. Han sido tan solo 5 días de no saber dónde estaba Camila pero no podía creerse saber todo esto ahora. Lauren se levantó, corriendo hacia las escaleras, y cogió la bolsa de tela que tenía en el fondo del armario y empezó a llenarla de ropa. Cogió tanta como sus brazos pudieron sostener y la revolvió en la bolsa. Por una razón que no podía entender, estaba corriendo como si se le acabase el tiempo si no la encontraba en ese preciso momento.
Cuando buscó su teléfono por la habitación y lo encontró en su mesilla, finalmente se dio cuenta de que ahí estaba la última pista que necesitaba, junto al despertador, un lápiz. Uno de esos lápices de reclutamiento, las palabras Universidad de Nueva York estaban inscritas en él. Cogió el lápiz y dejó escapar su respiración.
Fue frustrante decirlo por lo menos, pero su mente estaba corriendo con preguntas que ni siquiera la dejaban aterrizar en la idea de que Camila se había ido, pero no sin dar a Lauren todas estas pistas. Fue una mañana fea, aquella mañana, ser abandonada desnuda sobre una cama, todavía con la calidez de la otra chica, pero aunque ella no dijo una palabra, Camila quería ser encontrada. Ella no se dejaría a Lauren sin darle por lo menos una pequeña indicación.
Lauren cogió su teléfono, y se puso la mochila sobre el hombro, bajando las escaleras corriendo. Había mandado un mensaje a Normani una vez que había aclarado su mente. Mientras bajaba los últimos escalones, se giró y miró la casa, dejó a sus ojos pasear por todo lo que pudieron ver, nada en particular, y muchos pueden llamarla loca por esto pero, susurró “Adiós”, a lo mejor era a los recuerdos que había dejado atrás, o posiblemente era a su abuela, porque finalmente la estaba dejando ir, definitivamente. Puso su mano en el pomo de la puerta y lo giró, sintiendo como si algo la limpiase mientras pasaba por la puerta hacia el mundo, parecía un poco confusa, pero a la vez clara.
Nueva York posiblemente no tuviera nada para Lauren, pero al fin y al cabo, lo tenía todo, porque ella estaba allí.
Corrió hasta el coche, y luchó para encontrar las llaves y no se había dado cuenta de que Normani estaba en la carretera. Normani le dedicó una mirada a la chica, la mochila en su espalda, y la mirada ansiosa de la cara de Lauren, lo sabía.
Cuando vio a Lauren abrir la puerta del conductor, corrió hasta el asiento del copiloto, sin preguntar nada hasta que vio a Lauren relajada. Lauren condujo hasta el aeropuerto imprudentemente, y se paró solo cuando fue necesario.
Normani despacio empezó a poner juntas todas las piezas del puzzle e hizo que su corazón se sobresaltase al tener ventaja, pero también, hizo que llorase un poco porque eso significaba que Lauren también se iba ahora.
Lauren no llamó a nadie una vez que llegaron a su destino, no quería que la parasen, lo mismo que Camila hizo hace unos días.
Mientras Lauren aparcó el coche en el parking, dejó que sus manos cayeron sobre su regazo, y respiró hondo antes de mirar a Normani. Ambas sabían que esta era su despedida, pero ninguna de las dos quería decirlo.
Es raro decir adiós a tu mejor amiga, cosas como esta no suelen pasar, más de lo habitual, los mejores amigos se despiden cuando van a enfrentarse a la distancia el uno del otro, pero aquí estaban, las dos chicas que habían luchado juntos en el mundo, siempre unidas por su meñique, dejándose ir.
Normani exhaló y le dio a Lauren una pequeña sonrisa; ella asintió y salió del coche para caminar hasta el lado de Lauren. Ayudó a la chica a salir e inmediatamente la llevó hasta un abrazo fuerte. Incluso esto dolía más de lo que Lauren asumió en un primer momento, sabía que Normani lo entendía.
Esta era otra cruzada en la relación de Lauren y Camila, y Lauren no iba a dejar que esto se terminase otra vez.
Se separó del abrazo de Normani, y dio un paso hacia atrás para dejar que sus ojos se fijasen en la cara de Normani. Dejó que el momento pasase lentamente, y su sonrisa creció en las caras de las dos.
- “No vas a besarme, ¿verdad?” - Normani puso a prueba.
Ambas se rieron y se limpiaron las lágrimas que se habían formado en sus ojos. Lauren le dio a Normani las llaves con un silencioso acuerdo, y sacó su bolsa de tela, poniéndose un asa en uno de sus hombros. Antes de que Lauren se girase hacia la entrada del aeropuerto, abrazó a Normani una vez más y dijo,
- “Universidad de Nueva York. Ahí es a donde ha huido.”
Los ojos de Normani se abrieron y después ella estuvo abrumada pero orgullosa por su amiga, aunque la situación no era muy favorable, no podía dejar de estar orgullosa de Camila, y algo brilló en sus ojos. Era como si de pronto comprendiese. Normani siempre había tenido un lugar especial para Camila en su corazón desde que Lauren le dijese por primera vez que estaba interesada en ella. Un vínculo casi fraternal, y le daban ganas de abrazar a Camila ahora. Tenía sus propias preguntas, pero ella pensó que Lauren debía de ser la primera en conocer todo por su propia cuenta.
- “Ve y consíguela compañera” - dijo Normani con un pequeño empujón, e hizo que Lauren siguiera hacia delante.
Lauren sonrió débilmente, y le dijo adiós con la mano corriendo hacia el aeropuerto.
———-
Lauren corrió hasta la fila donde tenía que comprar su billete y coincidía que había un vuelo que despegaba dentro de poco hacia Nueva York. Haría todo lo imposible para encontrar una manera de entrar en ese si había posibilidad. Empezó a ponerse impaciente considerando el hecho de que estaba al final de la fila. Cuando llegó al mostrador, sin aliento pidió,
- “Un vuelo para Nueva York, por favor.”
El hombre de detrás del mostrador miró a Lauren y sonrió, preguntando por su nombre, a lo que ella respondió impacientemente, “Lauren Jauregui.”
La sonrisa del chico aumentó, “Ah, tu eres la chica que estábamos esperando.”
La confusión de Lauren creció entonces, y su expresión lo decía todo mientras él continuaba.
- “Una mujer en concreto, de casi treinta años, mencionó hace unos días que alguien con tu nombre con suerte aparecería uno de estos días, preguntando por este vuelo en particular. “
Lauren dio un paso hacia atrás, y pensó por un momento ¿quién podía haber sido? Los padres de Camila no tenía casi treinta años, ¿quién más podía haber sido?
El hombre continuó mientras tecleaba la información de Lauren.
- “Sí, había estado aquí despidiendo a alguien más. y se quedó más de lo habitual, parecía estar concentrada en sus pensamientos y era muy guapa, así que cogí la oportunidad de preguntarle qué tenía en la cabeza. Había sido una mañana muy vacía. Ella dijo que se llamaba Demi, y dijo que era una cosa triste, pero una buena al fin y al cabo. Me explicó que una de sus estudiantes había conseguido entrar en la universidad de sus sueños y quería haber ido desde que había empezado su último año, bueno ella me explicó que ese había sido el sueño de su estudiante, pero también me dijo que era triste ver cómo su estudiante dejaba ir al otro amor de su vida, a parte del amor que tenía por la escritura, y me explico que serías tú. Ella entonces me dijo que esperaba que la encontrases algún día, y que corrieses hasta aquí uno de estos días decididamente para pedir este vuelo. Yo también lo esperaba.”
Lauren no estaba en control de su mente ni de su corazón, le habían gritado demasiadas cosas, pero todo lo que podía hacer era preguntar,
- “Pero ¿por qué estás tu también preocupado?”
El hombre miró hacia abajo con una sonrisa.
- “Porque ella me dio su número y me dijo que la llamase en el instante en el que tú aparecieses aquí, y ahora lo puedo hacer. Podía haberla llamado antes, mentir, pero soy un hombre de palabra. Así que, aquí tienes. Tu avión despega en quince minutos.”
Los ojos de Lauren miraron el billete que le acababa de dar, y lo cogió de sus manos amablemente, entre las suyas, ese trozo de papel, era frágil, sagrado, su última esperanza.
Miró de nuevo al hombre y se dio la oportunidad de decidir si ella le aprobaba para Miss Lovato, “¿Gracias…?”
- “Puedes llamarme, Willmer.” - Dijo amablemente.
Lauren sonrió antes de irse corriendo, pero se giró para decir,
- “Espero que funcione. Entre tú y ella, me refiero.”
- “Lo mismo.” - respondió, sonriendo de vuelta.
Lauren asintió, satisfecha con la forma en la que Miami iba siendo dejado atrás mientras ella caminaba hacia la puerta donde era su vuelo, y llegó justo a tiempo.
- “No hay vuelta atrás ahora.” - pensó, mientras se sentaba en el asiento que le habían dado.
Lauren se entretuvo escuchando la lista de canciones que Camila le había hecho en su teléfono hace un tiempo durante las dos horas de vuelo, y no podía dejar de intentar decidir qué sería la primera cosa que le diría una vez que la hubiese encontrado en la gran ciudad. Sería como buscar una aguja en un pajar si Camila no la ayudaba en la búsqueda, pero no había nada que Lauren no pudiera conseguir con perseverancia.
Cuando el vuelo aterrizó, Lauren estaba casi con esperanza de encontrar a Camila de pie con sus brazos abiertos, diciéndole que sentía haberla dejado, con un cartel donde se pudiera leer su nombre en grande y letras negras, pero eso supo que lo que estaba esperando no era así, tan pronto puso un pie en ese estado.
Se sintió perdida y sola, y aunque era verano, se llevó los brazos alrededor de su cuerpo para darse algo de alivio. Miró alrededor por el aeropuerto, y vio amigos y familias abrazando a los que llegaban en el mismo vuelo. Se sintió patética por quedarse mirando más de lo apropiado, pero su corazón se paró casi cuento sus ojos se fijaron en alguien sentado en una mesa del Starbucks que había dentro del aeropuerto, bebiendo de su taza de café con indiferencia.
Lauren parpadeó una vez, dos, y después, una tercera para asegurarse antes de empezar a andar enfadada hacia la chica.
Entró rápidamente en el Starbucks, y entrecerró sus ojos hacia Camila.
- “¿Cómo lo has sabido?” - preguntó.
- “Miss Lovato me llamó hace hora y media, diciendo que lo habías averiguado.”
- “¿Por qué no me lo dijiste? ¿No merecía la pena una llamada? ¿Un mensaje? ¿A lo mejor, una nota más elaborada? ¿Cualquier advertencia? ¿Una despedida en condiciones?” - dijo Lauren.
Camila miró a Lauren entonces, entendiendo porqué estaba molesta, y dándose cuenta que aunque Lauren estaba enfadada con ella, estaba a punto de llorar.
Camila se levantó, y abrió sus brazos a Lauren, lo que Lauren cabezonamente rechazó. Lauren resopló y se giró, pero Camila se movió más cerca. Abrió los brazos de Lauren, y se movió hasta invadir el espacio de Lauren, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de la chica. Le besó la barbilla a Lauren, y después la mejilla, ya que ella no la dejaría besar sus labios.
El labio de Lauren empezó a temblar y finalmente se giró hacia Camila,
- “Me dejaste de la forma más fea que te pueden dejar; me dejaste en una cama, sola, después de entregarme a ti. Tú eres la única persona, Camila. Nunca me he entregado a nadie de la manera que lo hice. Y, te fuiste. ¿Estabas intentando vengarte por todas las veces que la cagué? ¿Intentando herirme de la manera que yo te herí? ¿No me querías lo suficiente para quedarte?”
Camila negó con la cabeza y froto sus narices juntas, inclinándose para plantar tiernamente un beso en los labios cerrados de Lauren.
- “No me fui esa mañana sin antes darte todo lo que me quedaba. Te di un discurso silencioso de despedida, y te amé, Lauren. Te amé esa noche, y te amé mientras empaquetaba mis cosas, tanto como te sigo amando ahora mismo. No tuve lo que tuvimos aquella noche, no, en absoluto, me entregué a ti, porque si no nos volvíamos a ver nunca más, quería que tuvieras cada parte mía. No sabía si me seguirías hasta aquí, porque tu suelo es mucho más diferente que el mío, lo tenías planeado desde la muerte de tu abuela, ¿y quién era yo para quitarte eso y cambiarlo? Te dejé en Miami porque sabía que era dónde estaba tu corazón, pero no el mío. Nunca estaré bien en Miami, aunque Luke esté ahora muerto, los recuerdos no lo están. Es como si todo en Miami reflejase cada roce e intención suyas y aunque nuestro amor floreciera allí, no quería encontrar mi hogar en un sitio tan feo para mi. No sabía si estarías dispuesta a seguirme hasta aquí o no, pero si no hubieses querido, no quería escucharte decirlo, por eso, dejé pistas, porque no dejé Miami por ti, lo dejé por razones completamente egoístas, y tenía que dejarte con algo al final, o quizá era eso de la forma más vaga, pero aún sigue ahí. Porque nunca seré capaz de dejarte ir completamente, estás tatuada en mi.”
Camila se había apartado de Lauren entonces, y la estaba mirando directamente, suplicando por un perdón, por que entendiese.
Lauren abrazó a Camila de nuevo.
- “¿Cómo sabías que te encontraría? ¿Cómo sabías incluso que me daría cuenta de las pistas?”
- “Porque, nos conozco, siempre encontramos una forma de volver la una a la otra. Tan solo lo sabía.”---------------------------------
Wachines me encanto💓💓💓
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HÁBITO - Camren
Fanfiction-A la gente le gusta decir que ella misma se hizo esto, pero en realidad no tienen ni idea. No eran conscientes de las batallas que ha afrontado diariamente desde aquella noche, y nunca lo sabrán porque el orgullo y la vergüenza de Camila sobre la v...