Cattleya -[Yoontaegi]

#0.5 Humillación.

❝Incluso si intento ocultarlo, no puedo borrarlo. ❞—Stigma, Kim Taehyung.   

Observó el gran cielo cubierto de nubes grises que amenazaban con derramar grande gotas de lluvia sobre aquella ciudad, en aquel momento se lamentó el no haber llevado algo con el que cubrirse, sin embargo no le dio mayor importancia, con pesades caminó al interior del edificio saludando al amable portero que sonreía como si lloviera dinero.

Idiota, quien podría estar así de feliz en un día de trabajo.

Caminó cerca de la recepción percatandose de que las jóvenes que lo había saludado el día anterior ya no se encontraban ahí, una sonrisa se deslizó en sus labios y siguió su camino hasta el ascensor.

Sin duda Seokjin era un hombre de temer, pero no lo suficiente como para lograr intimidarlo.

—Supongo que no subirá nadie —murmuró al observar el ascensor tan vacío como su billetera. Sin pensarlo un minuto más presionó el botón que lo llevaría a su piso destinado.

Recargo su espalda en el ascensor y cerró lo ojos deseando estar acostado disfrutando de la calidez que su cama le brindaba.

Para su desgracia eso no era posible.

El sonido de las puertas abriéndose lo hizo soltar un largo suspiro, enderezó su postura y fingió una sonrisa antes de salir.

Era su segundo día de trabajo en aquel lugar y le seguía pareciendo extraño el hecho de subieran tan pocas personas hasta ese piso, pero ese día había menos personal de lo habitual.

Eso ya de por si lo hacía aún más extraño.

Al llegar al estudio se encontró con la sorpresa que se encontraba a oscura y completamente vacío como el resto del piso, frunció el ceño ¿acaso le querían jugar algún tipo de broma?, porque si ese era el caso, no le agradaba para nada la idea.

—Tú debes ser Yoongi —una chica le tocó el hombro llamando su atención, el pelinegro solo asintió—. La sesión de hoy se canceló, tal parece que el joven Taehyung ingirió algo a lo que era alérgico y se encuentra internado en el hospital.

Genial, se había levantado temprano por nada.

—Oh, muchas gracias —se inclinó ligeramente regalandole una sonrisa.

—No te preocupes seguro a las secretarias se les olvidó avisarte —sonrió de vuelta la chica antes de perderse entre las puerta del ascensor, que lo había traído minutos atrás.

No pasaron ni dos minutos y unos gritos proveniente del fondo del pasillo se hicieron oír, su curiosidad fue tan grande como sus ganas de dormir en aquel momento, por lo que con bastante agilidad se movió por el pasillo sin hacer ningún tipo de ruido y si no se equivocaba los gritos venían de la oficina del mayor, Jin.