Cattleya -[Yoontaegi]

#30 Vante.

❝Si el blanco de tú odio soy yo, entonces iré a la guillotina❞ —The last, Agust D (Bts). 

Recostado sobre el cómodo sofá de la oficina de su hermano movió su vaso con whisky en su mano con fastidio, ¿qué clase de persona no tenía hielo en su oficina?, pues claro que Namjoon.

Era el único idiota de su familia que no bebía nada con hielo.

—Te has tardado Joon —murmuró bebiendo el último sorbo de su trago dejando el vaso vacío sobre el escritorio—. Sabes que no me gustan los retrasos —bajó los pies que tenía sobre el escritorio del moreno, para luego caminar hasta él. 

Namjoon lo miró con diversión y al igual que el menor avanzó unos pasos acortando la distancia entre ellos, pero se detuvo al observar el andar de su hermano, pues no parecía ser él en aquel momento.

—¿T-taehyung? —cuestionó en medio de un leve tartamudeo, que hizo provocar una sonrisa en el peligris.

—No, no —rodeó aquella masculina figura y se detuvo frente a él—. Respuestas equivocada Joon —dijo luego de darle un sorpresivo golpe en la mandíbula rompiendo su labio en el acto—. Vamos Joon, inténtalo de nuevo —pasó su dedo indice por la herida del moreno, manchando su dedo con sangre, el cual no tardo en limpiarlo dentro de su boca. 

—V-vante —susurró con temor.

—Me siento decepcionado Joon-shi, por lo general acertas a la primera —recordó. Posó su mano sobre el moreno y sonrío nuevamente—. ¿Me extrañaste? —cuestionó con aquella sonrisa que producía escalofríos en Namjoon.

Si había una persona a la cual Kim Namjoon temía era Vante, la segunda personalidad de Taehyung, la cual había hecho de su niñez una verdadera mierda, donde los asesinatos hacia animales inocentes era frecuentes y las torturas hacia su persona eran pan de cada día.

Porque Kim Namjoon era su juguete preferido, una victima digna de tortura.

—C-claro, ha pasado tiempo desde que tuvimos una conversación —intentó sonreír, pero una tosca mueca se formó en su labios. Quería huir.

Tenía miedo de respirar el mismo aire que aquella persona.

—Ha pasado tiempo desde que jugamos —posó ambas manos alrededor del cuello del moreno. Pero sus manos se deslizaron hasta su corbata—. Vamos a jugar —tiró de su corbata ciñendola a su cuello, la cual poco a poco le dificultaba el flujo de aire—. Estoy un poco decepcionado hyung, ya no soportas como antes —murmuró sosteniéndolo con fuerza. 

La puerta siendo cerrada con fuerza lo hizo quitar sus manos de Namjoon, quien cayó al suelo bruscamente intentando regular su respiración. Jin se deslizó dentro de la estancia con grandes zancadas que se detuvieron al llegar hasta su hermano menor, el cual no tardo en ser arrastrado hasta el escritorio y ser lanzado sobre el.