Capítulo 4

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"Tony, Tony, Tony... "

Era lo único que podía pensar Steve al ser metido en esa gran máquina.

Cuando lo vio por primera vez, supo que ese niño era su Omega destinado, que seria su pareja y el amor de su vida.

Tony había llegado en el mejor momento.

Cuando creyó que él no tendría a nadie a su lado, aparecieron esos hermosos ojos castaños.

Y se aferró. Como un hombre se aferra a la vida.

Con desesperación, con ilusión y amor.

El lazo se había formado en el momento en que se tocaron.

Y ya no había vuelta atrás.

—¡Apaga la máquina, Howard!

—¡No! —Steve no quería fallar, no iba a fallar— ¡Puedo soportarlo!

—¡Lo están lastimando! —Los gritos de Margaret Carter también se escucharon en el lugar— ¡Apaga la máquina!

—¡No lo hagan!

Un gran chispazo y luego todo volvió a la normalidad.

Los gritos cesaron y la maquina se abrió.

El gran Capitán América había nacido.

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