Capítulo 35

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Luego de meses enteros en donde tuvo que soportar la distancia de su Omega, cada cosa iba tomando su lugar.

S.H.I.E.L.D ahora formaba parte de su organización.

Las Industrias Stark resurgieron junto con Howard y su entrada triunfal.

Y él, había tomado el lugar por el que tanto lucho. El liderazgo de Hydra.

—Señora Stark. —El traje resaltaba el color de sus ojos y su cabello claro.

Dejó el ramo de rosas y bajo la mirada en señal de respeto.

—Le pido perdón. —El rubio miro el nombre de la que fue una hermosa mujer—. Mi intención no era separar a su familia. Quería conservarla y entregársela a Tony. Sé lo que es perder todo, estar solo y tener que enfrentar el mundo con los ojos vendados y yo jamás desearía eso para él.

Atrás del soldado, Tony lo escuchaba atentamente.

—Usted me dio lo que más amo en la vida. —Steve no apartaba sus ojos azules de la tumba—. Nunca será suficiente para expresarle lo agradecido que estoy.

—Mi madre seguramente estaría llorando por todas tus palabras. —El Capitán se sobresalto ante su presencia—. Era una mujer sentimental.

—Tony...

—Tanto tiempo lejos, empieza a lastimarme. —El Omega lo miro apenado—. Sé que no fue tu intención... Tú jamás me dañarias.

Ambos guardaron silencio.

—... Además —Tony le sonrió—, me entregaste a mi padre con vida y Jarvis esta instalado en toda la casa. Ni siquiera siendo una inteligencia artificial deja de ser tan mandón y de decirme que hable contigo.

El Alfa se acercó cauteloso y desprendió un aroma suave que involuntariamente invitó al Stark a perderse en él; Rogers simplemente se dejo rodear por su pareja.

Permanecieron así por unos minutos, disfrutando del calor ajeno.

—Lo siento.

—Te perdonaré, pero con una sola condición.

—La que sea. —Aceptó. Tony le dedicó una mirada traviesa.

—Entregame el mundo.

El mayor soltó una pequeña carcajada asistiendo, mientras tomaba las mejillas del joven y acariciaba su nariz con la propia.

Por su lado, Tony se sentía bien de esa manera.

Paso a segundo plano lo que Steve hiciera. El mundo era una mierda y él lo sabía.

Sufrió de acoso, de personas que lo humillaron y lo hicieron a un lado.

Por primera vez fue egoísta y se dijo que lo merecía.

Se merecía el mundo entero y Steve Rogers iba a dárselo.

PreludioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora