Capítulo 18

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Jarvis aún no se acostumbraba a ver a Steve Rogers, como si nada hubiera pasado.

Era como volver al tiempo y ver a un pequeño Tony emocionado por el Alfa de cuerpo delgado y baja estatura.

Una sonrisa de felicidad sincera se pinto en sus labios.

Anthony no podía lucir más feliz que ahora.

— Eres hermoso, Tony.

El Omega sonrió coqueto y divertido. Era tan adorablemente anticuado.

El Alfa se acercó sigiloso y sus ojos no perdían de vista los labios del Omega.

—Steve... —El rubio le dio toda su atención—, Jarvis me dijo que no fue a ti a quien contrato.

El soldado cambio su mirada a una molesta.

—No, es cierto. —Masajeo su nuca—. No iba a dejar que alguien más estuviera contigo.

—... Tú debiste pasar tus celos con alguien en todo este tiempo.

Steve negó con una débil sonrisa.

Sin más, levanto las mangas de su suéter y mostró todas las mordidas que mantenía en sus brazos.

Algunas lucían más dolorosas que otras.

—Jamás haría algo así, Tony.

El Omega entendió que Rogers siempre tuvo que arreglárselas solas.

Abrazo el cuerpo de su Alfa y aspiro su aroma. Era tan adictivo.

—¿Por qué no me marcaste?

Por fin había soltado eso que le quitaba el sueño.

Unas manos fuertes y callosas tomaron sus mejillas y lo obligaron a ver directamente las pupilas del Capitán.

—Tony... ¿Tú me amas?

El castaño no supo que contestar.

Aun no entendía lo que sentía. Era su Alfa destinados y por ende debería sentir algo... Tal vez era muy pronto.

—No quiero obligarte a nada, Tony. —El rubio beso su frente—. En cuanto puedas decir que me amas, ten por seguro que te marcaré.

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