Capítulo 12

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Tony no lo recordaba y eso en parte lo lastimaba.

Admiró el cuerpo de su Omega.

Su espalda, pecho, piernas, brazos y glúteos estaban llenos de mordidas... Unas más profundas que otras; pero ninguna marca que lo pudiera ligar a él.

Ganas no le faltaron, pero no podía perder una confianza que todavía no se le había dado.

Tenía que ir con pies de plomo.

—Buenos días, Anthony. —Sus ojos azules no se despegaron de los adormilados del castaño.

Ambos permanecieron así, mirándose fijamente.

—Tus ojos... —El Omega mantenía un tono ronco—, siento que los he visto en algún lado.

El Alfa sonrió con ternura.

—¿En serio?

—Si... —Tony rio con pereza—, tal vez sólo es una confusión.

Con dificultad, el castaño se levantó de la cama y se estiró, con pequeños quejas.

Buscó algo decente que ponerse o de preferencia que no fuera un pedazo de tela.

Nada había sobrevivido; tuvo que hacer la difícil tarea de pararse y buscar en la maleta.

Todo baja la atenta mirada de Steve.

—Jarvis te pagará lo restante y un bono extra. —Rogers se lo comía con la mirada.

—No lo necesito.

Stark lo miro con confusión.

—Tony... —El Alfa le sonrió con nostalgia y sus ojos fueron cubiertos por un brillo especial—, hace mucho prometí darte el mundo entero.

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