POV NARAKU
Nunca pensé que se tomara la molestia de hacer aquello por mí, apenas y me hablaba, su mirada me evadía, no había charlas amenas como las tenía con mi hermano, ella era mi prometida, desde su nacimiento se me notifico de mí mate, viví en la espera de conocerla y cuando su aroma llego a mis fosas nasales no pude reprimir correr tras ella, termine asustándola, volviéndome loco por ella, pero ahí estaba él, mi hermano dispuesto a protegerla, estaba avergonzado, pude arruinar nuestra alianza al tomarla de forma vil, esa noche mientras estaba en mi habitación fue mi padre quien me abofeteo por hacer tal cosa, tenía entonces 18 años, cuando me revelaron una verdad, una que no podía aceptar, por ser el hijo mayor se me dieron clases especiales para ser un gran alfa, revelándome escrituras ocultas y secretos de nuestro clan, una en especial, una que tendría que guardar por el bien del clan, me veo obligado a callar, a fingir, me duele saber y ser causante de…
Para olvidar, para no sentir culpa, bebo cada noche, evadiendo esta maldita verdad, ¿Cómo puedo hacer esto sabiéndolo? Me odio por ser débil, si él estuviera en mi lugar nunca dudaría, pero yo, suspiro bajando del auto e ingreso al bar del pueblo, simplemente no puedo con esto, bebo como loco, no quiero pensar en su mirada tierna, Rin es una chica genial, por supuesto que sería feliz teniéndola como mi mate, como mi pareja, como mi esposa, pero ella… escucho su voz y me giro, ahí está, se despide de una morena, la veo ir a la salida, no puedo dejarla así, ella debe estar realmente molesta por mi actitud de esta tarde, la sigo con sigilo, camina por las calles y dobla en una esquina, debe tener su camioneta estacionada ahí, no me gustaría que tuviera un accidente por mi estupidez, voy a dar la vuelta cuando escucho su grito, me apresuro y la veo en el piso, un lobo café esta frente a ella, mostrándole sus dientes.
Sin pensarlo me lanzo transformado en lobo, gruño con enojo al lobo, quien me observa y se lanza a atacarme, estoy empezando a detestar a estos Gélidos, miro de reojo a Rin, quien solo me observa temblando, muerdo el cuello del lobo café y este aúlla como loco, la oscuridad nos oculta y el bar está alejado de las viviendas, dudo que alguien pueda vernos, golpeo su estómago y le obligo a alejarse, no quiero matarlo frente a ella, ya es malo que me crea un desgraciado, le veo correr lejos de nosotros y me giro para comprobar como esta, camino a ella clavando la vista en sus ojos.
-eres hermoso-menciono parándose con dificultad y muy al contrario de tenerme miedo se acercó a mí y me acaricio la cabeza.
Su mano era delicada, cálida, cerré los ojos disfrutando, una parte de mí cabeza gritaba que no era mala idea tomarla como mate, otra me recriminaba por no hablar, retrocedí asqueado de mi persona, no quería hacerle daño, mire su mano y me acerque de nuevo, ella permaneció quieta mirándome en silencio, ojalá pudiera conocer sus pensamientos, con delicadeza retire la gasa de su mano utilizando mi hocico, después pase la lengua por la herida, la saliva de los lobos era curativa dio un salto al sentir la frialdad en su cuerpo, pero no se apartó, quería pedirle perdón, decirle que yo…
-gracias-menciono y deposito un beso a un lado de mi gran hocico, un beso sincero, sin lujuria, sin dobles intenciones, sus labios, deseaba saborearlos.
La miré subir a su auto, manejo sin problema saliendo del pueblo, la seguí a un costado de la carretera, corría entre el bosque, vigilante, debía mantenerla a salvo, cuando la camioneta fue lanzada a los arbustos, me dejé ir para evitar el encontronazo violento, detuve con mi cuerpo el auto, pude ver su cara cuando impacto conmigo, grito, estoy seguro, grito mi nombre… el lobo aprovecho para lanzarse de nuevo contra ella, pero un gran lobo blanco lo alejo del camino, sabía de quien se trataba, Rin bajo del auto y lo rodeo para quedar frente a mí, me miraba con preocupación, el cuerpo me dolía, empuje el auto para quedar libre, e intente moverme del lugar, pero no pude, mi pata delantera derecha me dolió haciéndome lanzar un aullido, Rin camino hacia mí y acaricio el rostro.
-tranquilo-me dijo suavemente.
Intente moverme de nuevo, pero el dolor era atroz, me obligue a callar un gruñido, no quería asustarla, mi cuerpo empezó a perder tamaño, maldición, era lo peor que podía pasar, volverme un idiota perro, mi cuerpo pequeño como en su momento de mi hermano termino en el piso, ella contuvo el aliento ante aquello, miarda, deberíamos contarle todo, pensé, mientras ella salía del shock y se agachaba acariciando mi lomo.
-Rin-Sesshomaru apareció corriendo a nosotros al verme se quedó callado.
- mi auto podrá llegar al pueblo, debemos llevarlo con Miroku-dijo mirando a Sesshomaru.
-no es necesario-murmuro.
- ¿Cómo qué no? -dijo molesta.
-Inuyasha se encargará es veterinario-contesto.
-entonces vamos, por favor ten cuidado es su pata-menciono parándose y subiendo al auto.
Manejo en silencio, sin mirar a mi hermano que estaba sentado a su lado y me tenía en sus brazos, por ratos estiraba la mano para acariciar mi lomo, podía sentir la tensión de Sesshomaru ante su contacto conmigo, baje la cara avergonzado.
-ve a descansar -pidió Sesshomaru una vez llegar a la mansión.
-me quedara aquí y esperare saber cómo esta-dijo firme sentándose en la cocina.
-no lo merece-murmuro mi hermano molesto.
Ella no alcanzo a responder, porque Inuyasha entro y nos llevó al sótano, me deposito en una camilla, donde me hizo una profunda revisión, aunque era de suponer que tenía, en la mansión tenía todo lo necesario para curarnos, prácticamente teníamos un hospital debajo de la casa, me saco unas radiografías comprobando mis sospechas.
-tiene la pata rota-dijo a Sesshomaru-en unas semanas estará bien-siguió-tendré que ponerle un yeso en la pata, sabes que esté tipo de heridas nos debilitan, las tuyas apenas eran moretones, pero él tendrá que mantenerse en reposo.
Odiaba que hablaran como si no existiera, les mire con fastidio, Sesshomaru salió de seguro a informarle a Rin, Inuyasha me llevo a mi habitación, donde me deposito en la cama, era algo extraño estar en forma en husky siberiano, rodé los ojos, no era la primera vez, pero en esta ocasión me resultaba muy molesta, más cuando debía pedir disculpas a una buena mujer, el cansancio me hicieron dormir, cuando a la mañana siguiente abrí los ojos, lo primero que vi fue su hermosa sonrisa, se inclinó hacia mí con las manos en la espalda, parecía algo nerviosa, como si temiera hacer algo, lentamente paso la mano en mi lomo, ¿Qué hacía Rin ahí? ¿Qué explicación le dieron para esto? había muchas preguntas que me preocupaban.
-no debiste hacer eso-murmuro sentándose a mi lado-nunca vuelvas a arriesgar tu vida por mí-siguió hablando-es grato tenerte así sabes, me gustas más cuando no eres arrogante.
Mi cuerpo se tensó ante sus palabras, ella lo sabía, estaba consiente de quien era.
-mientras sanas cuidare de ti, eso no quiere decir que te perdono, aún estoy molesta contigo, odio las mentiras-murmuro.
Me sentí peor, yo ocultaba algo, algo muy gordo, algo que podría cambiar todo, pero no podía ir en contra de mi clan, mucho menos de mi padre, quería su respeto, la gente podía creer que me tenía una gran estima, que estaba orgulloso de mí, pero la verdad solo yo lo sabía, me odiaba, si fuera por él desearía que fuera Sesshomaru quien fuera el alfa, mi hermano tenia madera para ser líder, era un gran guerrero, tenía honor y respetaba a su pesar los mandatos del clan, siempre que no fueran en contra de los integrantes, valoraba mucho a cada uno de los integrantes del clan, estos le respetaban y apreciaban, en cambio, yo solo era el rebelde, la oveja negra, el estúpido que nunca sería un gran alfa.
-descansa fresón-beso mi cabeza-tengo tarea, pero vengo más tarde.
La vi salir de mi habitación, mi corazón latía ante sus cálidas manos, anhelaba su cariño verdadero, que sus miradas fueran para mí, Rin era una gran mujer, no podría ir contra mi responsabilidad, así que lo único que me quedaba era hacer a mi futura esposa muy feliz, mire con rabia el mini bar, debía dejar de beber, ella odiaba ese aroma, podía ser mejor para ella, al menos podría intentar hacerla feliz, le debía eso a él.
- ¿Qué haces? -pregunto Sesshomaru deteniéndola en el pasillo.
-tú hermano es un idiota-hablo Rin sin mirarle-pero me salvo, arriesgo su vida por mí.
-era su deber-murmuro él y ella le miro dolida.
-entonces también me proteges porque es tu deber-hablo retrocediendo.
-desearía decirte que es así, debería de hecho-contesto revolviendo su cabello con nervio-pero no puedo.
-entonces-presiono Rin.
-no puedo Rin, lo que yo sienta no pue…-pero sus palabras se quedaron al aire, cuando ella sujeto el cuello de su camisa y le jalo presionando sus labios a él.
Continuara…
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Mi querido guardián *Finalizada
FanfictionUn amor prohibido, una mujer nacida para uno de los hermanos y un protector enamorado sin derecho al amor.