-Ya no sé cuándo es de día o de noche, ya no sé qué sucede conmigo, me siento perdida en una nebulosa sombría, escucho voces, pero no puedo abrir los ojos, ¿Dónde estás mi querido lobo? Ven por mí…-Rin.
-es demasiado en su estado-Kagome mira la jeringa que preparar Koga.
-Bankotsu lo ha ordenado-responde.
-no pueden hacerle esto, acaso quiere verla morir.
-tal vez, después de todo ya no pudo hacerle nada.
- ¿nada? -levanta la ceja Kagome-mirando a la pobre chica castaña, toda demacrada, débil, con ojeras y delgada por la falta de comida-Bankotsu está vez ha ido muy lejos-murmura.
-sientes pena-pregunta Koga mirándola.
-tal vez, pero soy una Gélida y se supone debo odiar a los Taisho, aunque nunca me han hecho nada.
- te parece poco el matar a nuestra gente.
-solo han respondido de la manera que nosotros hemos atacado, te parece bien ojo por ojo y diente por diente, eso es medieval.
-no hables así Kagome, Bankotsu te castigara si llegase a escucharte.
-no me importa, ya estoy cansada de mirar cómo se vuelve un ser despiadado, él nunca fue así, no hasta ser alfa.
-aun le amas-Koga le miro triste.
-el amor no está permitido para una estúpida mate como yo, cuando él aparezca estaré jodida.
-si fueras mi mate-murmuro Koga acercándose para acomodar un mechón de cabello tras su oreja-te protegería y amaría infinitamente.
-le olvidaría cierto Koga, si fuera tu mate olvidaría a Ban-murmuro triste.
-sí, sería lo mejor para ti-la abrazo dándole confort.
A veces el amor llega sin poder evitarlo, no necesariamente por una tonta unión, y así fue como Kagome se enamoró del joven amo, paso tantos buenos recuerdos con él en su juventud, siempre tan gentil, tan caballeroso, entonces su padre murió y el cargo de alfa cayó sobre él, peso tanto la responsabilidad que lo hizo cambiar, arrogante, déspota, asesino, sin escrúpulos, sin sentimientos y humillante en todo eso se volvió, no podía creer que hubiera cambiando tanto, el poder era mal consejero, le dolía verle así y dolía más pensar que una vez que los Taisho supieran donde estaba la chica, sería sentenciada la muerte de su querido alfa.POV SESSHOMARU
Me detuve en medio del pasillo de la mansión, Naraku siguió hablando hasta percatarse de que estaba inmóvil, me miro y cuando leyó mi mente un deje de rabia cruzo su rostro, la había sentido, apenas había escuchado su voz, se notaba débil y logre ver a esa mujer con Koga el primo del maldito Bankotsu, sabíamos que ninguno había salido de la mansión de Gélido, así que esos malditos la tenían ahí.
-es tiempo de acabar con esto-hablo Naraku caminando a la salida de la mansión donde dio la orden a su gente.
-iré por ella ahora-dije.
-espera, iremos todos, Sesshomaru soy tu alfa y debes obedecerme.
-al cuerno contigo, ella es mí mate, yo matare a ese infeliz.
-aunque me agrada saber que tienes un lado sádico, debo detenerte, no perderé a mi hermano, iremos todos.
-solo provocaremos una guerra si vamos todos.
-es lo que querían los Gélidos al robar a Rin.
El sol se ocultaba en el horizonte cuando una manada de lobos avanzaba sigiloso por el bosque, miles de emociones surcaban mi mente, por fin después de estos meses había logrado dar con ella, solo basto un segundo de lucidez para que diera con su paradero, ¿Cómo diablos la habían mantenido tan cerca sin que pudiera sentir su aroma? ¿Qué le habían hecho a mi Rin? Naraku iba adelante con Hakudoshi y Byakuya sus generales, yo iba tras de ellos y los demás venían sobre nuestros pasos, veinte lobos dispuestos a dar la vida con tal de ver muerto a alguno de los gélidos, Inuyasha venia hasta atrás, era el medico así que no peleaba, en esta ocasión había venido por si Rin necesitaba ayuda.
-esta noche acabaremos con los Gélidos-proclamo Naraku aullando a la luna-ningún Taisho volverá a sufrir en manos de ellos.
Cuando llegamos a la entrada de la mansión, no fue sorpresa ver a los lobos esperando por nosotros, Bankotsu arrogante y con sonrisa burlona estaba como humano frente a ellos, miro a Naraku y después paso su vista hacia mí, para volver a Naraku.
-miren a quienes tenemos aquí-dijo alzando la voz-de nuevo una visita repentina chicos, deberían avisar para al menos tener un manjar para ustedes.
Naraku gruño, mi hermano había sido nombrado alfa, desde ese momento asumió el cargo con honor, nuestra gente le veía diferente, con respeto, y eso me hacía feliz, él se merecía el reconocimiento de los suyos, en estos dos meses había hecho muchos cambios, que beneficiaban a todos, que protegían a todos y fue sorpresivo para todos cuando logro un tratado de paz y alianza con los demás clanes, excepto el clan Gélido, Bankotsu se aferraba a las viejas leyes, esas que solo dañaban a los demás.
-el clan gélido debe caer-había dicho Naraku-solo de esa manera podemos lograr la paz.
No me importaba si los mataban, yo solo quería recuperar a Rin, a estas alturas mis sentidos humanitarios se habían ido de paseo, no podía pensar en nadie más que en mi Rin, por ello cuando Bankotsu se lanzó sobre Naraku convertido en lobo, clara señal de querer luchar, fueron ambas manadas que se lanzaron los unos a los otros para pelear, el aullido de los lobos se alzó en la noche, mi mirada se cruzó con la de mi hermano que peleaba con ferocidad con Bankotsu.
-ve por ella-ordeno.
Corrí dentro de la mansión, buscando un rastro de ella, apenas daba mi cuerpo de lobo en los pasillos, habíamos revisado antes la casa, ¿Por qué no dimos con ella? Entonces lo sentí, un fuerte olor que me provoco dolor de cabeza, velas aromáticas, asqueroso, ¿Cómo se atrevían a tener prendidas esas cosas con lo mal que nos ponía a los lobos? Entonces entendí, ese maldito olor suprimía el de ella, seguí con pesar el olor hasta guiarme al sótano, donde entre rompiendo la pared, pero ella no estaba, tal como la otra vez, pero en esta ocasión observe todo el lugar, estaba demasiado sellado, busque y olfateé hasta que su aroma débil llego a mis sentidos.
Rompí la puerta oculta y una chica cayo hacia atrás al verme, sus ojos se abrieron con temor, gruñí en su dirección, la conocía bien, era Kagome Higurashi la asistente de Bankotsu, la rabia creció al ver el cuerpo de mi amada en una cama, la ira creció en mi interior, se habían atrevido a lastimarla, caminé a ella odiándome por haber tardado tanto, entonces sentí el aroma, me quedé de piedra, mi mirada se dirigió a Kagome quien seguía en el piso, ¿Cómo habían permitido aquello? Todo se volvió rojo a mi alrededor, la irá me sobrepaso, solo quería verlos muertos, empezando con esa chica.
Gruñí en su dirección, y me lancé sobre ella, el grito que salió de su garganta no me detuvo, pero sí un lobo gris, choque contra la pared provocando que la infraestructura se moviera peligrosamente, Koga me gruño protegiendo a Kagome, el primo de Bankotsu, pensé sonriente, perdido en mi rabia, los mataría, y una batalla entre el lobo gris y yo inicio, mordí su cuello, y él mi costado, nuestros cuerpos estaban chocando todo a nuestro paso, el lugar era demasiado reducido para dos grandes lobos, pero no importaba, solo tenía en la mente matarlo.
Lo golpee con tanta fuerza que quedo en el piso tirado, me lance sobre él para darle el golpe final, rompería su cuello, le separaría la cabeza del cuerpo, pero Kagome le cubrió con el cuerpo, sus ojos llenos de lágrimas me hicieron retroceder, el cuerpo de Koga regreso al de humano, no era un asesino, a Rin no le gustaría verme así, me gire para verla y su cuerpo se movió, me mataba verla toda demacrada, sin vida y con ojeras, sus brazos estaban llenos de moretones, los desgraciados la habían estado sedando, debí estar para ella, debí cuidarte.
-estas aquí por fin-murmuro abriendo los ojos.
Y con paso torpe se levantó para aferrarse a mi cuello, pude sentir sus lágrimas rodar por su mejilla, y de mis ojos también cayeron gruesas lágrimas, a partir de hoy nada me haría separarme de ellos, los protegería y amaría con toda mi fuerza, porque Rin era mi mate, mi otra mitad, mi mujer ante las leyes de los lobos, nosotros estábamos unidos desde hace mucho, porque la sangre del ritual que Naraku uso era mía no de él.
Continuara…
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Mi querido guardián *Finalizada
FanfictionUn amor prohibido, una mujer nacida para uno de los hermanos y un protector enamorado sin derecho al amor.