Mí yo interior

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POV RIN
No sé cuántas veces lo hemos hecho, pero mi cuerpo se siente asombrosamente bien, listo para un nuevo ataque, escucho su risa a mi lado, ya deja de escuchar lo que pienso, me quejo en sus brazos, creando círculos en su pectoral.
-no quiero lastimarte-responde.
-estoy bien-contesto-más que bien-digo sonriendo.
-yo también-dice besando mi cabeza.
Ambos nos quedamos quietos al escuchar el aullido de un lobo, parecía un lastimoso grito de dolor, mi corazón se detuvo, sabía quién era, me incorpore con rapidez, el recuerdo del ataque sorpresa vino a mi mente, ahí afuera aún era de noche, la luna roja seguía en el cielo.
-debo ir-lo vi pararse con rapidez-quédate aquí, vendré por ti después-besa mis labios fugazmente.
- no debo ir-respondo, pero es tarde, el lobo salta alejándose de mí.
Me acerco nerviosa a la entrada de la cueva, sin él, mi cuerpo se siente expuesto, el frio recorre mi cuerpo, tiemblo ante los helados vientos nocturnos, elevo la mirada a la luna roja, y un fuerte dolor se atraviesa en mi pecho, me obliga a doblarme y toser ante la sensación de ahogamiento, cierro los ojos sin comprender que pasa, que es este calor nuevo que me recorre, no es la que experimente horas atrás, es muy diferente… mis ojos se abren al sentir un espasmo recorrer mi espina dorsal…
-eres toda una hembra-apenas distingo al intruso-así que tú y él-escucho su voz molesta.
Quiero pararme, decirle algo, pero no puedo, su mirada recorre mi desnudo cuerpo, le veo sonreír con arrogancia, lamiendo sus labios, sus ojos azules brillan, sin darme cuenta esta delante de mí, eleva mi rostro para mirarlo.
-te hare mi mate, ahora que el inútil de Naraku ha muerto-menciona y mi corazón se encoje, apenas le he visto, apenas... las lágrimas caen por mi rostro.
Un nuevo sentimiento nace dentro de mí, la rabia, el odio, la ira, nunca antes quise matar a alguien como me sucede con este sujeto, aprieto los labios mientras mi rostro se moja, él sonríe divertido.
-hice enojar a la alfa del Clan Shikon-pregunta divertido-lo olvidaba, no se te fue revelado ese detalle.
-de que hablas-cuestiono respirando con dificultad, moviendo mi cabello para cubrir mis senos.
-Tú padre era el alfa del Clan Shikon, pero una vez que se desato la guerra él desapareció, se creyó que había sido asesinado, pero en realidad cambio su apellido y siguió su vida, fingiendo ser un humano normal, Inu no lo descubrió por accidente y entonces decidió que te quería como esposa de su hijo, para unificar dos clanes y ser más poderoso que el resto, lástima que no pudo ver tal cosa, fue el primero en morir-sonrió-así como su el futuro alfa y por supuesto que Sesshomaru también les seguirá.
Entonces yo, sus palabras poco a poco fueron comprendidas por mí nublada cabeza, entonces yo… soy… y un gruñido surgió de mi ser, él me miro con sorpresa, pero sin inmutarse.
-la pequeña loba quiere salir-dijo-ven por mí-reto dándose la vuelta y saltando como lobo.
Era absurdo, era una trampa, era estúpido, era una locura, era tantas cosas y, sin embargo, grite de frustración, e instintivamente me lance desde lo alto de la cueva, y no, no morí, me vi corriendo sobre cuatro patas, el viento golpeaba mi rostro convertido en hocico, esta maravillada por la libertad y paz que me invadía, lance un aullido a la luna roja, acelere el paso y pronto pude distinguirlo a distancia, el gris pelaje se movía, corrí con solo un pensamiento acabarlo, pero no estaba preparada, di un paso atrás cuando el mar de sangre se hizo presente, me quede horrorizada ante el desgarrador espectáculo visual y sangriento que tenía ante mí.
Inu no Taisho estaba entre esos cuerpos, aquel que me dio la bienvenida a su familia, aquel que oculto mi pasado, aquel hombre que humillo tanto a su hijo, busque con desesperación el cuerpo de Naraku, pero no lo encontré y temí que esos malditos le hubieran asesinado siendo lobo, porque entonces ya no quedaría nada él, ¿Cómo pueden hacer esto? ¿Por qué matar? ¿Qué ganan? Las preguntas revolotearon mi cabeza y llore, llore ante la crueldad.
-vendrás conmigo-gruño en mi cabeza Bankotsu.
A mi alrededor varios lobos se postraron, rodeándome, les mire con molestia, no estaba dispuesta a agachar la cabeza ante monstruos como ellos, así que le mire altiva, Bankotsu pareció sonreír ante mi actitud, me plante lo mejor posible, e intente recordar algún detalle que leí sobre los hombres lobo, pero nada me revelaba algo significativo que me ayudara.
-ataquen-ordeno el cretino de ojos azules.
Pero antes de poder siquiera moverse un paso, un aullido les detuvo, de la oscuridad mi lobo blanco surgió, podía sentir la rabia en su corazón, su mirada no era para nada cálida, al contario era amenazante, todos lo sintieron como yo, porque retrocedieron, él mostro sus filosos dientes a los intrusos, y lo vi saltar como todo un depredador, su blanco pelaje se tornó rojo, mientras clavaba sus dientes en cuellos enemigos, no me agrado, no me gusto, quise interponerme, pero un gruñido me lo impidió, estaba dolido, habían matado a su familia, la ira lo cegaba, pero no era forma, más muertes solo provocarían más muertes.
-detente-pedí, pero me ignoro-Sesshomaru basta-grite en su cabeza.
Bankotsu pareció pensarlo mejor y emprendió la retirada con dos lobos cafés, el lobo blanco se lanzó a seguirlos, pero antes de alejarse me lancé en su costado mandándolo contra un árbol, le vi desorientado, vaya acaso soy tan fuerte pensé, y de alguna forma volví a mi forma humana, caminé hacia él, pero su mirada se desviaba de mi desnudez.
-no te hagas el puritano ahora-exclame parándome frente a él-Sesshomaru-llame.
-mi padre-dijo con voz dolora-él-miro a lo lejos, centrándose en el cuerpo inerte.
Toque su hocico y pegue mi cabeza a él, estas muy enojado, detente, odio verte matar.
-deben morir, nunca les perdonare lo que hicieron-respondió intentando alejarse de mí.
-detente, no te das cuenta que solo buscan una excusa para atacarlos.
-Rin, no entiendes-sonó triste.
No respondí porque se escucharon pasos, él me cubrió con su cuerpo, varios aliados aparecieron ante nosotros, entre ellos Inuyasha, quien lanzo una mirada significativa a Sesshomaru, me quedé oculta de las miradas curiosas gracias a su gran cuerpo peludo, permanecí acariciando su pelaje al ponerse tenso al ver como llevaban a su padre, los primeros rayos de sol empezaron a surgir en el horizonte, Inuyasha se fue y regreso con una muda de ropa, la lanzo dentro de una bolsa y me la puse algo avergonzada por la situación.
-lo sabias, sabias que yo…-pregunte mientras me abrochaba el pantalón.
-no-contesto.
-soy la alfa del clan Shikon-mencione.
-pensé que se había extinto hace mucho-contesto.
-al parecer mi padre fue el último alfa-comente y me quede quieta al pensar en Naraku.
-Sesshomaru…
-él, Naraku fue quien planeo lo de ayer-menciono.
-no pude agradecerle-dije con lágrimas en los ojos.
-vayamos a la mansión ha sido una noche con muchas emociones-comento avanzando junto a mí.
-Sesshomaru… desaparecieron su cuerpo-pregunte con voz baja.
- ¿su cuerpo? -interrogo.
-Naraku, donde está su cuerpo-pregunte.
Al menos necesito decirle gracias por lo de anoche, pensé llorosa, debí estar con él, nunca podré olvidarle.
-Rin, él está en la mansión, no está muerto-hablo Sesshomaru.
Y mi corazón se alegró ante ello, pero entonces comprendí que era su esposa, que el ritual nos había unido, miré de reojo al lobo blanco y mi corazón se contrajo ante la idea de no poder estar juntos por cosas del destino.
-siempre seré tú destino-contesto él, y los ojos dorados me miraron con amor.
Continuara…

Mi querido guardián *FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora