Secreto a voces

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El auto último modelo llamo la atención de varias miradas, los estudiantes admiraron con recelo tan fantástico vehículo, las chicas babearon por el hombre que descendió del auto, llevaba un traje negro perfectamente amoldado en su cuerpo, se retiró los lentos mientras vagaba la mirada por el lugar, miro su reloj y se pegó al auto con las manos cruzadas, el lugar donde estaciono se encontraba en sombra, su mirada y sonrisa de lado, atraía a las estudiantes, algunas hicieron el intento de acercarse, pero en el último momento retrocedían temerosas del aura que le rodeaba.
Rin y Sango se detuvieron a escasos metros del hombre de mirada rojiza, la castaña suspiro al mirarle, habían pasado dos semanas desde aquella noche, en todo ese tiempo Sesshomaru la había ignorado, sin embargo, Naraku se había mostrado caballerosos yendo por ella a la escuela, iban a comer al pueblo, miraban la televisión y se dedicaban a conocer, el anciano Jaken estaba más que encantado por la situación, Rin no quería pensar en la situación de ambos, veía su relación como amistad, él tampoco había intentado algo fuera de lugar, muy al contrario se mostraba atento, gentil y servicial con ella.
Aquello le facilitaba las cosas, pero no podía negar sus sentimientos por su lobo blanco, aun así, estaba dispuesta a averiguar que sucedía con ¨su prometido¨ en más de una ocasión pudo percibir una profunda tristeza en sus ojos, aquello la intrigaba, quería conocerlo, pero él no se lo permitía, no le dejaba traspasar esa barrera impuesta, había pasado noches planeando actividades para realizar juntos y que lograra ganar su confianza, pero hasta el momento sus intentos eran en vanos.
-debo decir que te envidio como no tienes idea, vaya que me sorprendiste la primera vez que le vi aquí -Sango aún seguía escéptica por ver al hombre atractivo, amigo de Rin.
-bueno, nos vemos-le dio un beso y camino aprisa donde él estaba.
-hola-saludo con esa sonrisa suya.
-hola Naraku-respondió besando su mejilla.
-necesito que vayamos al centro comercial-comento una vez que subieron al auto.
- ¿y eso? -cuestiono.
- mi padre llega esta noche, ya se han enviado invitaciones para los amigos cercanos, mañana en la noche será ofrecida una cena en nuestro honor, para formalizar nuestro compromiso-menciono sin mirarla-necesitas un vestido que este a la altura.
-eso es ofensivo-murmuro Rin cruzándose de brazos-se vestir.
-lo sé, disculpa no quería insinuar lo contrario, pero como mi prometida debes ir como toda una reina-siguió hablando.
Rin miro por la ventana, no quería seguir provocando problemas en Sesshomaru, así que se mantenía serena, con la cabeza en blanco, sin dejar ver sus pensamientos, disfruto de la música suave, el silencio y el paisaje, su cuerpo parecía estar sedado para no sentir ni reaccionar, solo había alguien en quien pensaba constantemente y ese era el hombre de ojos tristes que tenía a su lado.
Esa noche una limosina se detuvo en la entrada de la mansión, detrás venían tres Humer, de estos bajaron varios hombres con trajes, uno se acercó y abrió la puerta, el hombre que salió vestía un traje gris, se acomodó la chaqueta, mientras ofrecía la mano a una hermosa chica que le acompañaba, la mujer se paró derecha, aliso su falda y miro a los hermanos Taisho, Jaken saludo con una reverencia a Inu no Taisho, alfa del clan, este sin mostrar emoción alguna respondió con un asentamiento de cabeza, y miro a sus hijos.
-Es bueno verlos-menciono con las manos en las bolsas del pantalón.
-buenas noches padre-fue Sesshomaru quien saludo.
-buenas noches-hablo de forma seca Naraku.
-acércate-Inu no llamo a la chica que le acompañaba-les presento a mi nueva asistente Kikyo Shin.
-buenas noches, un gusto volver a verlos chicos-menciono la mujer con una sonrisa sensual.
-Sesshomaru ayúdala con sus maletas, necesito hablar con Naraku-ordeno el padre, ingresando a la mansión.
Naraku siguió a su padre hasta el estudio, de reojo vio como Kikyo coqueteaba descaradamente con su hermano, sonrió divertido, pobrecillas estaba perdiendo el tiempo, aunque siempre se mostró interesada en Sesshomaru, desde pequeña, recordó aquellos años cuando era pequeños y los tres eran amigos, bueno lo seguían siendo, al fin de cuentas era la hija de Shishinki Beta del clan, lástima que existía una con más rango que ella.
-y bien cómo va la situación con los Gélidos-hablo su padre sentándose en un sillón con las piernas cruzadas.
-aun no averiguamos donde se están hospedando-respondió Naraku sin molestarse en sentarse.
-y la chica, como tomo todo-cuestiono.
-bien, está de acuerdo con esto-murmuro sin mirarle.
-te dije que nada importaba, que si ninguno sabía nada podíamos llevara a cabo el enlace entre ustedes-menciono su padre.
-mi hermano sufre-contesto mirándolo con la mandíbula apretada.
-lo sé-bajo la mirada-si en mis manos estuviera, le daría a él el cargo de alfa, maldita sea la hora en que naciste de primero.
Naraku apretó las manos con fuerza, ¿Por qué no podía escuchar a su padre hablar con orgullo de él? Siempre había sido Sesshomaru, el perfecto hijo ante todos, debería estar agradecido de que al menos su padre no había sido un monstruo como para enviarlo a matar, le dolía su rechazo, todos le rechazaban, todos, incluso Rin.
-disculpen, Kaede me ha enviado a ofrecerles café-Rin ingreso con una bandeja.
-dejadla en la mesa-ordeno Inu no-eres Rin-pregunto admirando a la chica.
-así es señor Taisho-contesto ella.
-bueno querida, bienvenida a la familia-el hombre se levantó con una sonrisa tan atractiva como la de sus hijos, o eso pensó Rin sin aliento, mientras era rodeada por los brazos del padre de Naraku.
-gracias-menciono incomoda.
-ya le he advertido a Naraku, que más le vale tratarte bien-dijo mirando a su hijo amenazante.
Pero ninguno tuvo tiempo de responder, porque ingresaron Sesshomaru y Kikyo riendo, tres pares de ojos se clavaron en ellos, Rin observo como la chica paliducha se colgaba del brazo del peli plata, intento mostrarse indiferente, pero por dentro la furia la atravesaba, una rabia se posesiono de forma violenta en su pecho, se tapó la boca cuando un gruñido intento escapar de su interior, Naraku observo su cambio e inmediatamente se excusó para sacarla de ahí ante la mirada de los demás.
-déjame, necesito estar sola-hablo temblando.
-Rin, espera-la detuvo en la cocina-estas caliente y pálida, está enferma.
-tal vez-dijo soltándose-debo ir a descansar.
En una mansión al otro lado del pueblo, Koga ingreso al estudio que se encontraba a oscuras, el hombre de trenza se encontraba tras del escritorio con las manos cruzadas, sus ojos azules se clavaron en su primo.
-todo es verdad-dijo Koga parándose frente a él.
-así que el idiota de Inu no sabe esto, por eso la han mantenido oculta todo este tiempo-contesto con una sonrisa.
-es despreciable que hagan ello, los Taisho se quieren pasar de listos-menciono enojado Koga.
-estamos a unos días de la luna roja, cuando Naraku y ella asistan a su unión con el ritual sagrado, atacaremos, prepara a todos, no permitiremos que se salgan con la suya.
Koga salió dispuesto a seguir las ordenes de su futuro líder, mientras una chica ingresaba, se sentó en las piernas de Bankotsu, quien le lanzo una sonrisa sexy, beso sus labios con intensidad, dejándola sin aliento.
-sí ella no fuera…-Kagome le callo con un beso.
Amaba a su líder, a su futura alfa del clan Gélido, pero estaba consciente de que cualquier otro en su posesión estaría loco por tenerla a ella, esa chica tenía algo que ninguna otra mate poseía, temía por su amado Bankotsu, porque una lucha contra los Taisho era augurio de muerte.
Continuara…

Mi querido guardián *FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora