Soy tú mate

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POV RIN

-déjame debo hacer frente a esta situación.

Escucho los gritos de Naraku, me apresuro a ingresar a su habitación, esta recostado en la cama empujando a Inuyasha, al parecer su herida no es tan grave, lleva el brazo derecho vendado y veo un sinfín de gasas con sangre, el olor se intensifica repentinamente, me paro en seco ante las miles de sensaciones que me atraviesan los sentidos, principalmente el olfato, alza la mirada cuando me escucha la puerta, sus labios se ensanchan, pero la alegría no llega a sus ojos.
-querida que bueno que estas aquí, puedes decirle a Inuyasha que estoy bien-dice mirándome.
-Naraku-apenas alcanzo a pronunciar su nombre, me lanzo sobre él.
Se queda quieto un momento hasta que me rodea y me aprieta a su cuerpo, las lágrimas ruedan por mi rostro, no puedo evitar sentir alivio al comprobar que está bien, después de todo es para mí un buen amigo, siento la molestia de alguien detrás de mí, me separo al comprender que se trata de Sesshomaru.
-él está bien, pero necesita de descansar unos días-dice Inuyasha recogiendo las gasas con sangre.
-entonces en cama estará-respondo empujándolo para recostarlo en la cama.
-espera-trata de detenerme.
-soy…-trago saliva con fuerza-soy tu mate y no quiero verte mal.
Sus ojos rojizos se dirigen a los dorados, frunce el ceño e intenta decir algo, pero Sesshomaru es quien lo empuja con fuerza obligándolo a recostarse.
-dile que me hare cargo del funeral de mi padre, mientras se repone-Sesshomaru me dice telepáticamente.
-él se hará cargo del funeral, tu solo dedícate a quedar bien, esta manada necesita a su alfa-comento.
-te quedaras conmigo-pregunta sonriendo de lado-soy tu pareja después de todo.
Escucho el gruñido de Sesshomaru, y siento su enojo, muerdo mi labio nerviosa por la situación, decido ser fuerte, él me ha regalado un día con mi amado, yo le regalare cada día de mi vida.
-aquí estaré-respondo.
Escucho a Inuyasha y Sesshomaru salir de la habitación, me siento en una silla cercana a la cama, apenas tocarla, me doy cuenta de lo agotada que estoy, sus ojos rojizos me miran, ha llegado el amanecer, jalo la cortina para que pueda descansar, se nota algo pálido, la mansión está en silencio, un ambiente lleno de emociones se posa sobre ella.
-siento lo de tu padre-murmuro tomando su mano.
-matare a esos malditos-dice y me agobia escucharlo.
-si les atacamos, se iniciará una guerra, ¿Cuántos más deben morir?
-así lo han lo han decidido ellos-responde.
- ¿y tú que elegirás?
-seré el alfa Rin, mi deber es cuidar mi manada, es protegerte a ti.
-no con más guerra, Naraku esto debe parar.
-duerme pequeña, te ves agotada-dice serio-convertirse en lobo es agotador, más para una chica débil como tú.
-no soy débil-me quejo.
-lo sé, pero debes descansar-sonríe jalándome para recostarme a su lado.
-solo déjame estar en tus brazos Rin-susurra ahogando el nudo que se ha formado en su garganta al pensar en su padre.
-aquí estaré siempre para ti Naraku-murmuro cerrando los ojos.
Esto no se parece en nada a crepúsculo, más bien a la viuda negra, parecemos capos, todos con ropa negra en el cementerio local, mucha gente poderosa según me han comentado, a nuestro alrededor están los lacayos, los soldados, los guardaespaldas, con armas, vigilantes, alertas, parecemos narcos, como sí de un momento a otro se iniciara una balacera, Sesshomaru me ha dicho que esté tranquila, que los Gélidos no se atreverían a hacer algo, para los hombres lobos es sagrado el despedir a uno de los suyos, más cuando se trataba de un alfa.
Honor, río al pensar en ello, ¿Cómo puede haber honor al matar? Pienso enojada, voy del brazo de Naraku, aunque desearía estar con Sesshomaru, es para todos sabido que él y yo hemos hechos el ritual de unión, y creen que hemos consumado el lazo, estamos en un momento tenso, aun no consideran apto a Naraku, saberse que nosotros aun no estamos del todo unidos por sus leyes, sería u desastre, muero de miedo que me proponga consumarlo, porque sé que desde la noche pasional que pase con Sesshomaru, no hay un solo hombre que despierte en mí la pasión como él.
-Quisiera estar con él una vez más-pienso cuando regresamos a la mansión y veo a Naraku desaparecer en el despacho.
-yo también-sus manos me rodean y me siento una inmoral ante ello-nos amamos, no podemos evitarlo, es normal desearnos así-comenta en mi cabeza.
-pero yo soy la esposa de Naraku.
-tú solo eres mía-habla firme-jamás serás de otro.
-Sesshomaru, basta-intento apartarme-esto no está bien.
-¿y que está bien? Dejar que el idiota de mi hermano duerma contigo cada noche cuando ustedes…
Detiene sus palabras, me mira con enojo, doy un largo suspiro, porque estoy como él, también me duele, también me pesa, es difícil estar con otro, aunque sea solo recostados, mientras mi cuerpo me grita y anhela otros brazos, sería un lio que nos vieran en una situación incómoda, y aun sabiendo todo no puedo evitar que mi olfato se maraville de su aroma, que mis latidos se sincronicen al suyo, que mis manos viajen hasta el cuello de su camisa y le jale con desenfreno, buscando sus labios con ansia, no puedo evitar pegar mi cuerpo al suyo y rodearle con mis piernas.
-es una locura-pienso.
-es amor, Rin-responde sin dejar de besarme.
Me enamore de mi guardián, del hombre que se suponía debía protegerme, del hermano de mi esposo, de un hombre lobo, me enamore sin poderlo evitar, me entregue de nuevo a sus caricias, cuando mi cuerpo cayo en su cama nuestra mirada se encontró, y una corriente eléctrica nos traspasó, como si fuéramos un par de imanes, nuestros cuerpos se unieron en un fuerte abrazo y beso.
La ropa fue desapareciendo, mientras los jadeos se hacían presentes, éramos él y yo, en nuestra burbuja de cristal, su dedo se introdujo en mi vagina húmeda, mientras contenía una exclamación, mi roso antes de introducir un dedo más, me gusto sentirlo explorar mi interior, sus dedos moverse en círculos, hundirse en mi interior, fue una mezcla de placer y tortura que me hicieron gritar sin poderlo evitar, tal vez la casa entera supo de esta noche, y no importaba, al menos no, en este momento.
Mientras mi mano rodeaba su miembro jalando y acariciando, sus gruñidos fueron una delicia, me empujo con algo de fuerza antes de alzarme las piernas y penetrarme de una sola estocada, nos unimos, nuestros cuerpos bailaron a un ritmo cada vez más acelerado, sentirlo en mi interior de nuevo fue tan placentero que llore, llore porque quería tenerlo conmigo todos los días, llore porque la vida me había empujado en otros brazos, llore porque le amaba, porque nosotros nos amábamos y tal parecía que la vida estaba empeñada en que solo sea mi querido guardián.
-yo soy más que tú guardián-hablo limpiando mis lágrimas con su mano-soy el hombre que te ama sin importar nada en este mundo.

Continuara…

Mi querido guardián *FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora