Capitulo 30: La historia de Doren Bell parte 2

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Narra Doren Bell.

Él me sostuvo entre sus brazos mientras volábamos por todo el mundo de las brujas. Luego, llegamos a una puerta de madera a la cual jamás había visto. Él me sonrió tiernamente. Entonces abrió la puerta y allí vi un mundo nuevo.

El cielo azul, nubes blancas, hermosas flores, árboles frutales...

— Bienvenida al mundo humano. Doren.

Miré sorprendida a Atzu cuando me dijo eso. ¿Él había sido capaz de encontrar una ruta al mundo humano?

Entonces me llené de emoción y empecé a correr con los brazos estirados.

Respirar el aire humano era tan motivador. Entonces, empecé a buscar entre las plantas.

— ¿Qué buscas?— cuestionó Atzu.

— A los bebés humanos. — sonrío. — deben ser tan tiernos...

— ¿Y por qué los buscas en un lugar como este?

— Las brujas nacemos de las rosas, los magos de las hojas de menta, los demonios de los arboles secos. ¿Pero y los humanos?

En ese momento él se echó a reír.

— Eres muy inocente, Doren.

— ¿Por qué? — respondí confusa.

Él se acercó a mí y tocó mi mejilla.

— Los humanos no nacen de ninguna planta.

Luego puso su mano en mi vientre.

— Todos los niños humanos son creados dentro de la madre. — sonrió con ternura. — Dicen que los demonios no tenemos corazón. Pero creeme que llevamos mas sentimientos dentro de lo que aparentamos.

Entonces él me miró con esa misma ternura.

—  Doren, ya te lo he dicho muchas veces, aunque nunca me haz escuchado y crees que bromeo. Pero esta vez te lo digo enserio. Estoy enamorado de ti. Es por es que quiero demostrarte mi amor como lo haría un ser humano.

Es increíble como solo esas palabras fueron capaces de crear   una descarga eléctrica que hizo latir a mi corazón con una fuerza enorme.

Se acercó a mi con dulzura... entonces plantó sus labios sobre los mios creando una sensación única de diversos sabores.

Sus manos bajaron a mis caderas y luego fueron acariciando mis piernas con delicadeza. Me dejé llevar por todas sus acciones.

Y pasamos a fundirnos en uno solo. Llegué a probar del fruto prohibido.

[…]

Ya era de noche, la luna brillaba en el mundo de los humanos y las estrellas eran hermosas.

Amaba a Atzu, ese día lo comprendí. Pero no sabía si tendría la fortaleza de afrontar a la reina y renunciar al trono solo por él.

Doremi 16 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora