Doremi 16

Epílogo 1

En el castillo, se oían pequeñas voces y sonidos de niños corretear.

— Los voy a encontrar...— dijo uno de ellos, quien se escabullía.

Jam y James rieron y se escondieron, sin embargo cuando se dieron cuenta... Su peliverde amigo los encontró.

— ¡Bu!

Los dos gritaron del susto, entonces él aprovechó para reírse.

— ¡No es justo! — se quejó James. — Siempre nos encuentras.

— Porque nadie es mejor que yo.— alardeó el niño de menor edad.

Ten Sewaga era el hijo de Onpu y Tooru, era el mejor amigo de los gemelos.

A diferencia de ellos, Ten es un mago completo, y como heredó la actitud de su padre, ama alardear.

— ¡No es verdad! ¡Mamá dice que somos especiales!— le responde Jam.

— Especiales, pero no geniales como yo.

A veces los pobres niños se cuestionaban sobre si de verdad eran considerados príncipes. Ellos solo eran humanos.

El Jóven rey baja con su enorme capa a un lado de la reina por matrimonio. La madre de los niños.

Los dos corren desesperados hasta donde estaban sus padres.

— ¡Mamá! — gritó James.

— ¡Papá! — gritó Jam.

— ¡Ten nos volvió a molestar! — chillaron los dos.

Akatsuki y Momoko toman a sus niños en brazos. Akatsuki le lanza una mirada reprochante.

— ¡No es verdad majestad! ¡Solo dije que soy genial! — de defendió el pequeño.

Momoko suspiró.

— Dejale amor. Ya sabes como son los niños.

Akatsuki y Tooru ya no eran amigos como antes. Tuvieron problemas luego de que Ten obligara a sus hijos a ser sus esclavos porque perdieron un juego.

El rey los descubrió hurtando comida de la despensa para alimentar en la boca de mala gana al niño.

Por supuesto Tooru y Onpu se pusieron del lado de su hijo, aunque recibieron reprimendas.

Después de que Doremi contrajera matrimonio con el hermano menor del Rey mago, ambos mundos se unieron en uno solo. Ahora Doremi gobierna la mayor parte junto al ahora rey Kotake.

Se visitaban entre reinos y disfrutaban de las compañías del otro.

— Reina Momoko.— avisó uno de los magos.— La Reina Doremi tiene una noticia que darles, los ha invitado a un té en el castillo.

Ella asintió. No estaba de ánimos para té, pero era su amiga y no quería hacerle un desplante. Momoko optó por ponerse un fino vestido de seda amarillo y arregló lo mejor posible a sus hijos.

Akatsuki tuvo que ausentarse, pues tenía una junta muy importante con dos grandes políticos.

[…]

Al llegar al castillo en él se encontraban  todos reunidos. Doremi y Kotake sonreían.

— ¡Sean bienvenidos!

Era bastante raro ver a Kotake con una enorme capa y corona. Momoko apretó los labios para evitar reír.

— ¡Hanna! — los dos niños saludan a la niña mayor.