44. Manipulación parte dos

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Al día siguiente, la reina del mundo de las brujas llamó a todos los que consideró importantes para darles una charla explicando la situación.

— No. — habló Momoko. — No creo que sea necesario que hablemos sobre nuestros problemas personales. No es como si lograran resolverse con solo hablar.

Todos la miraron.

Ella tenía razón. No es difícil hablar, pero solo una palabra puede destruir a cualquiera.

— Yo estoy de acuerdo. Todos conocían mis problemas. — prosiguió Onpu. — Y no solo no se resolvieron, pues mis padres no volvieron a la vida. Si no que terminé dándoles dificultades a ustedes.

— Yo empecé con la tristeza de un matrimonio forzado. ¿Y ahora?, ahora ese problema ya no existe. Porque ahora ya no es tan pequeño, todo se agrandó. ¿Y creen ustedes que si hablo se solucionará mágicamente? Porque yo no lo creo. — Akatsuki tomó la palabra.

De pronto todos empezaron a murmurar y murmurar distintas cosas. La sala quedó repleta de voces discutiendo por todos lados. Finalmente Kotake se enojó.

Los ojos del chico se enrojecieron y soltó un gruñido tan fuerte que terminó callando a todos.

— ¡¿Por qué mierda tienen que ser tan tercos?! ¡¿Es que acaso no entienden que pueden ser manipulados?! ¡¿Acaso no se dan cuenta de que pueden usarlos para pelearse unos con otros y destruir su propio mundo?! 

Entonces, Akatsuki frunce el ceño.

— ¡Para empezar si no hubiese sido porque rechazaste ser el rey de esa bola de demonios no estaríamos aquí! — gritó el moreno.

¿Cómo él lo sabía?

— ¡Eso no tiene nada que ver!— se defendió.

— ¡Tu eras el puto príncipe de los demonios! ¡Pudiste haber frenado a toda esa bola de locos encuernados! ¡Pero no! ¡Ellos buscan vengarse por ti!

Entonces todos volvieron a murmurar y murmurar cosas.

— ¡Chicos! ¡Calmense! — habló la reina. — Magos, brujas... La mejor manera de que el rencor se esfume de su corazón es hablando con la verdad. Dejen salir todos sus problemas y les aseguro que al tener conocimientos, del punto de vista de los demás... pondremos entendernos.

— ¡No! ¡Su majestad!— gruñó el moreno príncipe mago.— ¡¿Cómo cree que puedo calmarme?! ¡Estoy harto de esta situación! ¡¿Quiere que hable?! ¡Pues hablaré!

Él se dirigió hasta su medio hermano y lo miró con odio.

— Eres un maldito... — escupió. — Por tu culpa mi vida es una basura. ¡Si! ¡Yo fui el que te hizo lastimar en tu partido de fútbol! ¡Sé que estuvo mal! ¡Pero eso no te da derecho a hacer que todos me odien! ¡Eso no te da derecho a llevarte lo que más quiero! ¡He estado aquí desde el principio y tú me lo haz quitado todo con solo poner un pie en este castillo!

Lucía molesto, histérico.

—  ¡¿Yo ayudé a ocasionar una guerra?! ¡No! ¡¿Yo lastimé los sentimientos de Doremi y le he mentido?! ¡NO! ¡¿Y entonces porque todos lo perdonan y en cambio a mi viven recordandome lo errores que he cometido en el pasado?!

Todos se quedan en silencio.

— ¡¿Por qué?! ¡Explicame! — tomó con fuerza el cuello de su camisa.

León y Fujio al ver esto, lo alejan de él.

— Calmate, Akatsuki...— le dijo Fujio.

— ¡No! — rugió. — Eres un mal nacido.

Doremi 16 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora