CAPÍTULO 4

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«¿Yoongi?»

Repito en mi cabeza una y otra vez el estúpido mensaje que le mandé. Por supuesto que es Yoongi, ¿por qué me daría el número de alguien más si ni siquiera yo se lo pedí, sino que él fue quien me lo dió? Y de inmediato un sentimiento de amargura nace desde mi pecho, la inseguridad es tan grande que considero seriamente darle un par de martillazos al celular para que no pueda ver su contestación… Si es que la hay.

Pasan los minutos, aunque yo los siento como años, hasta que escucho el característico sonido de mi móvil recibiendo un nuevo mensaje. Como idiota, busco casi con desesperación el celular entre las sábanas, el cual he aventado hace un momento. Mi maldito corazón no se detiene, lo cual no entiendo ni un poco porque nunca me había pasado algo así, nunca había sido alguien tan nervioso o por lo menos lo podía controlar, ni siquiera en mis años felices lo fuí.

«¿Quién es?»

Leo y me ataca la vergüenza con extrema intensidad. Claro, es que soy un jodido tonto que no recordó que él no sabe mi número; ahora mismo Yoongi debe de pensar que soy un completo imbécil. Lo leo, lo vuelvo a leer e incluso intento contestar, pero no me atrevo, simplemente  observo la pantalla junto con el teclado, limitado a hacer nada.

Ya hice el ridículo, ¿qué más puedo perder en este punto? Mi encuentro la semana pasada con Yoongi fue una completa completa idiotez hablando sobre mi actitud y ahora lo estoy volviendo a hacer. Si me sigue la conversación después de esto, no sabría decidir quién es más tonto, si él o yo.

«Soy Jimin, de Only Tonight, la semana pasada.»

Supongo que especificar no está de más, sólo por si acaso, tal vez ya eliminó mi rostro de su memoria y lo único recuerda de mí es la buena follada o tal vez ni siquiera eso. Espero impaciente su respuesta, creando aún más inseguridades dentro de mi pecho.

«¡Jimin! pensé que nunca me ibas a escribir. Estaba recordándote y pensaba que era una gran pena que no me contactaras.»

De nuevo, mi estúpido corazón sufre algo espantoso, lo cual no sé si es una infantil aceleración sin sentido o un paro cardiaco. Busco las mejores palabras para contestar, incluso imagino estar escribiendo algún artículo para el trabajo porque tal vez así me pueda salir mejor lo que sea esto, pero cuando empiezo a teclear con inseguridad, mi móvil empieza a vibrar, cambiando la pantalla del chat entre nosotros a una en blanco con el título de “llamada entrante: Yoongi”.

¿Debería contestar o no? Miro la hora y son poco más de las 12:15 am, me costará más trabajo despertar y hacer todo lo que tengo pendiente para visitar a mi madre, pero de alguna manera, accedo a la llamada apretando el botón verde de la pantalla para colocar el móvil al lado de mi oreja.

—¿Si?— un hilo de voz apenas si sale de mi garganta, culpándome por lo ridículo que debí haberme escuchado; considero colgar hasta que su voz me interrumpe, casi de inmediato.

Así es mejor, ¿no te parece?— su voz me provoca escalofríos, por lo que me quedo callado, inmóvil. —Creo que es mejor si hablamos así, puedo escuchar lo primero que se te venga a la mente si te pregunto algo, no tengo que esperar media hora por tu mensaje— dice, tan tranquilo como la semana pasada. Jodida tranquilidad, ¿cómo la consigue?

Y por eso mismo es que no me gusta relacionarme con las personas; por las palabras habladas. Una vez que algo sale de tu boca, ya no es posible regresarlo, a veces genera un bien pero en varias ocasiones sólo atrae el mal, malos entendidos, situaciones comprometedoras o mentiras. El no poder tardarte lo suficiente al hablar es una completa molesta, es por eso que opté por elegir un trabajo donde pueda pensar en lo que voy a expresar antes de decirlo, es por eso que evito relacionarme con otros, porque el noventa por ciento de mi habla es meramente idiotez. Cuando se conversa por mensajes de texto, se tiene el tiempo suficiente para contestar lo que se quiere, para pensar en todas las posibles consecuencias, para estructurar bien el mensaje y no quedar como idiota.

Three times alone | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora