Three times alone | Yoonmin

CAPÍTULO 13 (2/2)

Ha pasado exactamente una semana desde que decidí tomar esa vía de escape y honestamente mi vida no ha cambiado nada, sigo siendo la misma persona miserable de hace siete días en cualquier aspecto: todo sigue igual. Mi mente es un completo caos, no logro tranquilizarme en ningún momento ni lugar, incluso no lo hago cuando el viento choca contra mi rostro desde la azotea del edificio donde vivo. Estoy parado cerca del límite de este, con la barda en contacto con mi cuerpo para poder acercarme lo más posible al borde.

He estado aquí desde hace una media hora, respirando el aire fresco que el clima me brinda, pensando como siempre y considerando todo. ¿Ya voy a tirar la toalla? En momentos los digo que sí, observo hacia abajo, veo a las personas caminar o a los automóviles andar, se ven pequeños desde esta altura pero tal vez no lo suficiente como me gustaría. El edificio apenas si tiene ocho pisos, no es el más alto que conozco o al que pueda acceder, no sé porqué estoy aquí pero simplemente lo hago.

Me recargo en la gruesa barda, dejando descansar ambas palmas sobre ella y agachando mi cabeza ocultándola entre mis hombros, en posición de derrota. "Vamos, es sólo un brinco" me digo mentalmente pero mi cuerpo me impide hacerlo; observo de nuevo abajo para anticipar lo que me espera pero un nudo se instala en mi estómago y me es imposible continuar.

Me alejo un par de pasos de la barda y me tiro al piso de la azotea, de inmediato y sin saber por qué, la imagen de mi madre se me viene a la mente, luego la de mi padre e incluso la de Yoongi... pienso que mis padres estarían avergonzados por mi cobardía y entonces considero que tal vez no lo debo de hacer.

Mi mente se debate entre aventarme o no, una vez que tenga el suficiente coraje para hacerlo, no habrá marcha atrás pero algo me lo impide. Algo en mi pecho duele como el carajo cuando pienso que tal vez, sólo tal vez, Yoongi se podría sentir mal por lo que estoy decidiendo; egoístamente lo imagino llorando por mi ida, ¿quiero que él esté triste? No, carajo, no, es lo último que quisiera; empiezo a llorar de nuevo porque me apetece hacerlo, aprovecho la soledad de la azotea para hacerlo en voz alta sin que el sonido se pueda escuchar en el departamento contiguo, me desahogo o trato de hacerlo, me abrazo, juntando mis piernas a la altura de mi pecho y enlazando mis brazos frente a estas, como un pequeño niño desamparado.

No puedo creer que he llegado a este punto, un momento en donde incluso prefiero morir que seguir soportándome o enfrentarme a la vida; me califico como alguien idiota, descerebrado, estúpido y cobarde, sobre todo cobarde. Mi pecho duele tanto que pido a la divinidad que sea que exista que me de la fuerza necesaria para por fin aventarme pero al parecer esas mierdas no existen porque ese coraje no llega a mis venas.

Yoongi no se aleja de mis pensamientos, incluso ahora me apoyo en él. No puedo olvidar cada beso, cada sonrisa, cada caricia, cada palabra que intercambiamos, todo está allí y es cuando mi pecho duele incluso más. No debí de conocerlo pero estoy tan agradecido de haberlo hecho, tanto que si ese sentimiento se pudiera materializar, haría falta espacio en la Tierra para colocarlo.

Abatido, confundido y derrotado, me levanto del frío piso de la azotea y de inmediato bajo hasta mi departamento, encerrándome en él para tumbarme en la cama y dormir, incluso cuando apenas son las 4:00 pm, considerando que despertaré al siguiente día, si es que lo hago.

Cuando despierto, agradezco que por fin sea domingo ya que ayer fue una mierda de día y porque los sábados dejaron en mí cierto sabor amargo, o por lo menos eso siento ahora. Sorprendentemente y a pesar de lo que estuve a punto de hacer ayer, he amanecido con un porcentaje mínimamente mayor de energía que el resto de los días, así que lo aprovecharé para planificar mis decisiones y analizar fríamente mi vida o tratar de hacerlo.

Desayuno en la compañía de Park, el cual desde temprano me exigía más alimento. Ingiero apenas unos gramos de comida porque no puedo hacerlo mucho más y quedo completamente satisfecho, tal vez por el resto del día. Lavo los platos que ocupé para despejar la pequeña mesa que hay en el lugar; una vez listo, me ayudo de papeles en blanco, mi celular y un bolígrafo para empezar con aquella tarea; le echo un vistazo a la hora, siendo esta las 11:14 am, tengo bastante tiempo para hacer esto.