Un chasquido suena antes de separarnos. Siento que con aquel beso se ha robado una parte de mi alma; Yoongi me observa con tanta ternura que tengo ganas de darle otro pero me contengo, estoy consciente que las miradas están de los presentes están aterrizando sobre nosotros, algunas sin interés y otras más con desagrado, me siento juzgado por desconocidos pero al parecer no me importa mucho porque los sentimientos que me proyecta el hombre que tengo frente mío lo podrían valer todo. Nos sonreímos como si de un par de cómplices se tratara.
—Eso está mejor— apenas si pronuncio en voz baja; aunque mi rostro está serio, estoy luchando por no sonreír como un idiota.
—Maldita sea Jimin, no me hagas darte mil besos aquí— me dice para luego separarse. Yo solo bufo y niego con la cabeza, Yoongi toma mi maleta y yo me encargo de Park, el cual ha empezado a maullar de nuevo desde que Yoongi llegó. Caminamos hasta la salida, todavía hay algunas miradas curiosas sobre nosotros, pero trato de no prestarles atención, sino disfrutar el momento. Me propuse no complicarme mucho durante estas cortas vacaciones, seré un poco más sincero conmigo mismo, aunque sea estos días.
Llegamos a su automóvil, guardamos la maleta en la cajuela y una vez dentro, libero a Park de su transportadora porque sé que está bastante estresado. Él de inmediato se coloca sobre los muslos de Yoongi, el cual se estaba poniendo el cinturón de seguridad. Ambos reímos, pienso que Park le ha extrañado aunque tal vez sólo busca cierto contacto humano. —Hey, no puedes estar allí— le digo al gato al mismo tiempo de levantarlo y colocarlo sobre mis piernas donde de inmediato se recuesta con aquella elegancia que todo felino porta.
Yoongi enciende el automóvil y mientras observa mediante los espejos retrovisores que no venga ningún carro, dice: —Lo lamento Park, pero ese lugar le corresponde a Jimin— sin poder reaccionar de otra manera, empiezo a toser como si me hubiera ahogado con un trago de agua no sin antes abrir los ojos de manera exagerada. Mi cara se colorea de rojo al mismo tiempo que Yoongi ríe y comienza a manejar.
El silencio se instaló entre nosotros, Yoongi encendió la radio aunque suena bastante lejana a nosotros. ¿Quién se cree que es para decir cosas como esas? Estoy enojado, emocionado, apenado, confundido, alegre y temeroso, todo al mismo tiempo que ni siquiera me siento cómodo en el asiento, deseo abrir la puerta y aventarme aunque me causa cierta gracia pensar aquello porque no es la primera vez que esa idea cruza por mi mente.
Aprovecho el silencio para hacer memoria sobre mi vida desde que conozco a Yoongi. El Jimin de inicios de noviembre es alguien casi desconocido para mí pero a la vez sigue siendo el mismo. No sé, Yoongi me ha ayudado mucho a cambiar diversos aspectos de mi vida, principalmente los personales: el sentimiento amargo de no ser nadie para el mundo sigue allí y dudo que se esfume algún día, pero ya no me afecta tanto. Yoongi ha logrado encender mi jodido corazón de nuevo, como si un fósforo se hubiera encendido después de conocerlo, como si aquella noche que tuvimos sexo marcara un antes y un después en mi vida… ¿Realmente fue así? No sé.
Pero incluso, el fósforo se apagará en algún momento, ¿cierto? ¿Y después qué? Me recrimino por pensar esto, pero no lo puedo evitar, ¿qué pasará cuando Yoongi se aburra de mí? ¿Qué va a pasar con mis emociones? Joder, ya me estoy viendo cayendo de nuevo. «No Park Jimin, está mal que bases tu vida en alguien más» me digo una y otra vez; mis emociones no pueden estar basadas en él ni en nadie más.
Si cambiáramos lugares y Yoongi fuera el que dependiera de mí, ¿no sería mucho para soportar? El automóvil avanza, la música suena, el viento del frío invierno se cuela por la ventana y yo sólo pienso, porque al parecer es lo único que sé hacer: bombardearme de problemas que ni siquiera están cercanos pero que me los invento sólo para sentirme miserable. Mi buena actitud se aventó de un décimo piso de un segundo a otro, mierda, me odio.
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Three times alone | Yoonmin
Fanfic» Generalmente, las personas encuentran a su pareja ideal antes de los veinticinco. « Park Jimin se siente completamente podrido a sus jóvenes treinta años. La vida se ha encargado de jugarle sucio en un par de ocasiones que lo convirtió en el hombr...