—¿Qué? No. No puedo ir. ¿No has visto la hora? Dile a Yoongi que…
—¿Dónde está Jiminie?— escucho otra voz detrás de la línea que ubico como la de Yoongi, aunque esta suena alterada, no como la reservada y tranquila de siempre. —Hey, Jungkook, ¿qué haces con mi celular?— pregunta alterado, supongo que grita desde lejos.
—Señor Yoongi, por favor, vaya a la salida, ya viene un taxi para llevarle a su casa— explica el que acabo de conocer como Jungkook. El ruido empieza a disminuir desde el otro lado y yo simplemente sigo escuchando, completamente desconcertado. —¿Park Jimin?— pregunta por mí, yo le indico que sigo en la llamada. —De acuerdo, el señor Yoongi lo espera en su casa. Hasta luego— y cuelga.
¿Qué demonios acaba de pasar? No tengo idea, pero ha captado mi atención completamente. Yoongi diferente a como siempre, bastante ruido, una persona de la cual no tenía conocimiento de su existencia… Todo es realmente confuso.
—¿Qué hago, Park?— le pregunto al gato que está comiendo, ajeno a todo problema que me ocurra. Llegar a la casa de Yoongi me toma quince minutos, por lo que tengo cinco para pensar si ir o no hacer caso a aquella llamada.
¿Por qué justo hoy? Hoy que le he extrañado ocurre esto tan raro; me resulta más complicado negarme por aquel motivo. Con el orgullo por el piso, opto por seguir la instrucción que aquel desconocido me ha dado, me lavo los dientes, me peino un poco y trato que mi físico no luzca tan deplorable; una vez listo, tomo dinero junto con mis llaves y salgo de mi pobre casa.
No sé qué esperar, por lo que mi corazón está latiendo inquietamente. Mientras subo al autobús pienso en mil escenarios posibles pero al mismo tiempo, ninguno llega a mi mente. ¿Por qué Yoongi preguntaba por mí? E incluso… ¿Qué es eso de “Jiminie”? Joder, no tengo diez años, que maldita vergüenza.
Bajo en la estación más cercana a la casa de Yoongi, llevo unos siete u ocho minutos de retraso pero realmente no creo que importe. Me adentro en el edificio y de inmediato me dirijo al elevador, llamando por uno. Llega e ingreso en él, con la mano temblorosa, oprimo el número nueve, las puertas se cierran y comienza a subir. Estoy a punto de morir, una horrible sensación de pánico junto con anticipación me invade, pienso huir pero también quiero saber qué es lo que pasa. Piso tres, demonios. Piso cinco, estoy a punto de desmayarme. Piso nueve, el elevador se detiene y se abren las puertas, creo que voy a vomitar.
Camino hasta la puerta que identifico como la perteneciente al hogar de Yoongi, esto es todo. Toco un par de veces la puerta, es la primera vez que lo hago por lo que ignoro que hay un timbre. Me separo de la puerta, meto mis manos a los bolsillos de mi abrigo café y hago de todo para tratar de tranquilizarme. La puerta se abre, joder, ¡joder!
Veo a un joven notoriamente más joven que nosotros, unos cinco años menor o incluso más. Él me analiza y yo hago lo mismo, no sé ni siquiera qué pensar. —¿Park Jimin?— habla y de inmediato lo asocio con la voz de hace unos minutos… ¿Jungkook se llama?
—Uh… Sí...— el chico es más alto que yo, sus rasgos son finos pero un tanto infantiles, grandes ojos. La energía que despide es similar a la de Yoongi, imponente, aunque no se siente igual, nadie nunca será igual a Yoongi.
Él se aparta de la puerta, dejándome pesar, me siento ajeno a la escena pero aún así, me armo de coraje y entro al departamento que he empezado a reconocer con el paso del tiempo. —Está allá— menciona mientras señala con su cabeza en un pequeño movimiento hacia adelante pero yo no entiendo de qué habla, suena como si estuviera recibiendo alguna mercancía ilegal, joder, yo sólo quiero saber qué demonios le ocurrió a Yoongi.
Al caminar dentro del departamento observo a un cuerpo casi inerte que identifico como Yoongi, está sentado en el sillón, bastante cómodo a mi parecer. Le brindo un vistazo; su expresión es seria, incluso me atrevería a decir que enojada. Cuando él lo hace de vuelta, de inmediato rompe la tensión de su cuerpo para esbozar una sonrisa que deja lucir sus encías.
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Three times alone | Yoonmin
Fanfiction» Generalmente, las personas encuentran a su pareja ideal antes de los veinticinco. « Park Jimin se siente completamente podrido a sus jóvenes treinta años. La vida se ha encargado de jugarle sucio en un par de ocasiones que lo convirtió en el hombr...