—Jimin— la femenina voz de mi madre me aturde. Desconozco el lugar por el que estoy caminando pero poco me importa porque detengo mi andar y giro completamente mi cuerpo, encontrándome con ella sentada en una banca cercana, al parecer estoy en un parque. Ella me invita a sentarme a su lado y yo, con inseguridad, accedo a hacerlo.
Una vez juntos, nos mantenemos en silencio, no digo ni hago nada más que estar sentado a su lado, sin tocarla y apenas observándola con mi vista periférica, sintiendo una enorme pesadez en los hombros. Pasa el tiempo, no podría descifrar cuánto hasta que su suave voz me llama de nuevo.
—Jimin, estoy muy orgullosa de tí— suelta con algo parecido a amor y calidez; por mi parte, no me atrevo a mirarla, simplemente no puedo, a lo que asiento mientras le doy un vistazo al lugar que asemeja ser un parque. —Por fin regresaste a ser como antes, alegre— específica a lo que de nuevo asiento, sin prestarle mucha atención. Su presencia me incomoda, me quiero levantar e irme corriendo para no estar más a su lado, pero es como si mi cuerpo no pudiera reaccionar y eventualmente, me impidiera hacerlo.
Ella no dice nada más, simplemente disfruta de la suave brisa que choca contra nuestras pieles debido al cálido clima; siento la inmensa necesidad de mirarla por lo menos una vez y me permito hacerlo, encontrándola sonriente.
—Estoy realmente feliz por tí— es lo que dice cuando nuestras miradas conectan.
Al instante siguiente, ella levanta su brazo, dirigiendo su mano hacia lo alto de mi cabeza. Anticipo su toque, hace mucho que no siento la calidez corporal de mi madre por lo que mi corazón se acelera estúpidamente, deseando con leve esperanza sentir aquel contacto físico, pero antes de que siquiera pueda hacerlo, un constante sonido a la lejanía me distrae.
De un momento a otro, todo se vuelve negro y al segundo siguiente, despierto de aquel sueño que no sé si catalogarlo como agradable o como una pesadilla. Mi corazón late frenéticamente y mis ojos aún abrumados por recién despertarme se sienten pesados, a lo que directamente los tallo sin ligereza alguna con mi mano derecha no sin antes haber apagado la alarma; siento la mano de Yoongi tocar mi abdomen, abrazándome por detrás.
Estiro mi cuerpo sólo un poco, sintiendo los músculos tensarse por un segundo para después relajarse. —¿Ya despertaste?— su aliento choca contra mi cuello lo que me produce escalofríos inmediatos, sonrío al sentir su tacto más certero alrededor de mi cintura. Asiento como respuesta ya que considero que mi voz puede ser un desastre ahora mismo.
Nos quedamos en esa posición bastantes minutos, mi cuerpo que recién había despertado viajó de sentirse pesado a normal durante ese tiempo. Cuando considero que estoy completamente despierto, giro para quedar frente a él.
—Soñé con mamá— le digo sin emoción alguna aparente y es que no es nada nuevo. Cada que vamos a visitar a mis padres o que hemos regresado del cementerio, tengo un par de sueños como estos que si bien no me asustan, me incomodan bastante; sólo sueño con mi mamá porque supongo es a quien tengo más presente debido a que fue la última en irse, tal vez mi mente empieza a no recordar con exactitud el rostro de mi padre.
Debido a que es fin de año, Yoongi y yo decidimos vacacionar de nuevo en su casa en Daegu; antes de irnos, visitamos a sus padres para avisarles sobre nuestra ida y a los míos como despedida: hace mucho que no iba a ver sus lápidas porque simplemente no me siento cómodo haciéndolo. Hoy en la tarde partimos, es treinta de diciembre, el frío de nuevo está presente, incluso más que los años pasados.
—¿Y ahora qué te dijo?— me pregunta, siempre se nota interesado en este tipo de sueños.
—Nada importante, como siempre— evado el tema porque sea lo que sea que ella me diga en los sueños, lo considero irrelevante, al fin y al cabo es mi mente la que se encarga de crearlos. Ambos sentimos a Park subir a la cama; el gato elegantemente camina hasta quedar a la altura de nuestras cabezas y decide acostarse allí, recargando su peso sobre las almohadas cercanas.
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Three times alone | Yoonmin
Fiksi Penggemar» Generalmente, las personas encuentran a su pareja ideal antes de los veinticinco. « Park Jimin se siente completamente podrido a sus jóvenes treinta años. La vida se ha encargado de jugarle sucio en un par de ocasiones que lo convirtió en el hombr...