—Anticipándome a tu respuesta...— habla Yoongi después de alejarnos un par de centímetros; de un bolsillo interno en el saco negro que viste, saca una pequeña caja forrada con terciopelo rojo. —Compré éstos— señala al mismo tiempo de abrir la pequeña caja, mostrándome un par de anillos idénticos.
Mientras aprecio las bellas piezas de oro, le dedico a Yoongi una mirada pícara, casi juguetona. —¿Anticipándote? ¿Qué hubieras hecho si te hubiera dicho que no?— pregunto de manera curiosa al mismo tiempo que él toma ambos anillos y vuelve a guardar la caja que ahora está vacía.
Lo piensa un poco. —Tal vez guardarlos para el futuro, no sé— asegura sin mucho interés de por medio. —Porque te aseguro, Park Jimin, que no iba a rendirme hasta que me aceptaras— comenta sumamente seguro de sí mismo a lo cual yo me atrevo a soltar una carcajada natural y sincera. —No te burles, yo no lo hago, estoy hablando seriamente— me dice falsamente ofendido a lo cual yo vuelvo a reír abiertamente.
Después de ello, toma mi mano izquierda para introducir el aro de oro en mi dedo anular. Luego, me entrega el suyo y yo le copio hasta que ambos anillos reposan en nuestros dedos. Nos volvemos a sonreír casi con pena, llenos y plenos por nuestra reciente decisión tomada.
El tiempo se detiene para ambos mientras nos abrazamos, disfrutando del aroma y calidez contraria, me atrevo a cerrar los ojos pero al instante siguiente unos brazos se posan alrededor de mi cintura, levantándome un instante del suelo. Yo suelto una carcajada sonora pero ligeramente angustiada mientras apoyo mis manos sobre sus hombros.
—Te amo— me dice directamente mientras aún sigo en el aire, haciendo que mis mejillas se coloreen de inmediato. Tomo aire, inundándome de la preciosa emoción de alegría junto con adrenalina que entra a mis pulmones y se dispersa a todo mi cuerpo.
Acto seguido, Yoongi me baja pero yo no alejo mis manos de sus hombros. —Yo también te amo, Yoongi— le contesto tan natural que incluso yo mismo me sorprendo. Observo la reacción del hombre frente mío, el cual se ha perdido sólo un momento en sus pensamientos para después volverme a abrazar, esta vez con más fuerza, casi rompiéndome por la mitad. No me deja decir nada más ya que empieza a besarme con obvia alegría por todo el rostro, haciendo énfasis en mis labios, mis mejillas calientes y mi frente.
Después de una acaramelada sesión de besos en el jardín decidimos ingresar a la casa ya que el frío empieza a colarse entre nuestros huesos, no sin antes tomarnos un par de fotos para recordar el momento por muchos más años, presumiendo con alegría nuestros nuevos anillos.
Una vez dentro del hogar, ambos optamos por descansar en nuestra habitación ya que el día de hoy ha estado lleno de esfuerzo físico por la mañana y bastante agotamiento emocional por la escena que vivimos hace un par de minutos. Nuestros estómagos están superficialmente llenos pero poco importa porque nuestros corazones están al tope, disfrutando de la compañía del otro. Mientras vamos avanzando a la habitación principal, observo a Park con un lindo moño negro sobre su collar, recordándome la primer ocasión que celebré el cumpleaños de Yoongi.
Tomamos otro baño para disfrutar de la relajación que estos brindan al cuerpo, primero Yoongi y después yo, aseamos nuestras bocas y cuando estoy a punto de vestir el pijama, Yoongi aparta la tela oscura de mis manos, aventándola a cualquier dirección dentro de la habitación.
—¿Pensabas que ya ibas a dormirte, Jiminie? Recuerda que en la mañana de ayer dejamos algo pendiente— me dice en tono bajo al mismo tiempo de envolverme con sus brazos, juntando nuestras narices, compartiendo el mismo aire para respirar.
Nuestros cabellos todavía están levemente húmedos, la única prenda que vestimos es la interior por lo que nuestras pieles hacen contacto directo; nuestros pechos desnudos chocan entre sí mientras rompemos la distancia que separa a nuestras bocas, formalizando un agradable beso pasional.
ESTÁS LEYENDO
Three times alone | Yoonmin
Fanfiction» Generalmente, las personas encuentran a su pareja ideal antes de los veinticinco. « Park Jimin se siente completamente podrido a sus jóvenes treinta años. La vida se ha encargado de jugarle sucio en un par de ocasiones que lo convirtió en el hombr...