CAPÍTULO 10

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—¿Qué…?— por más que quiero disfrazar mi sorpresa, me resulta imposible lograrlo. ¿Qué no eso sería llevar nuestra relación a otro nivel? Es decir… Lo siento muy íntimo, como si una pareja tomara vacaciones; nosotros no tenemos una relación amorosa… Sí, es cierto que tal vez haya ciertos sentimientos de por medio pero sólo eso, no hay nada más. Me he quedado en blanco después de sus palabras aunque mis mejillas son rojas. ¿Podría hacer eso con Yoongi? No siento nada más que miedo recorriendo mi cuerpo entero.

Y es que analizándolo adecuadamente, un buen día llegó este hombre a cambiar mi vida: antes era solitario, huraño, estaba harto de la vida, no apreciaba nada y realmente vivía al día, sin esperar volver a respirar al otro. Pero luego conozco por casualidad a Yoongi y todo cambia, no es que ahora me ame y disfrute estar viviendo, para nada, pero ha hecho que no me sienta tan patético, que quiera experimentar nuevas cosas.

¿Qué debería hacer? De nuevo me encuentro en una encrucijada con ese tema de la confianza, quiero confiar en Yoongi pero me da miedo hacerlo porque pienso que si me dejo caer de espaldas, él no me va a sostener.

De nuevo entro en un eterno conflicto entre lo que debo de hacer y lo que quiero hacer.

—Parece que lo escuchas por primera vez— me dice casi divertido ante mi reacción, ajeno a mis conflictos internos.

—Uh, no, es que… Estaba recordando…

Su mirada es curiosa y casi alegre, él levanta un poco sus cejas y relaja sus expresiones, viéndose realmente lindo ante mis ojos. —¿Qué cosas estás recordando como para que te hayas puesto así? Vaya pervertido que eres— sentencia, claramente simulando ofensa.

—¿Qué? ¡No!— estoy seguro que Yoongi está disfrutando aquello porque ríe sin discreción alguna. —Yo no soy así... Estaba recordando cómo me llamabas ayer, que jodida vergüenza— ahora soy yo quien parece ofendido pero realmente no lo estoy, sólo trato de desviar la atención de aquello que me ha propuesto porque sé que va a querer una respuesta pronto.

—¿Cómo…?

Jiminie— le respondo bajo antes que incluso pueda terminar. Creo que lo que veo es algo tan inesperado que toda mi atención se centra en ello: las mejillas de Yoongi se vuelven rojas, sólo un poco, pero gracias a su blanco tono de piel, lo puedo notar. Sonrío ante el hombre que tengo frente mío porque pienso que es la persona más dulce del mundo. —Hey, bueno, no es para tanto, suena lindo, supongo— le digo ya que he visto cierta mortificación en su rostro. Llevo mis manos hacia sus mejillas y lo acaricio un poco, sintiéndolas cálidas.

—Lo… Lo lamento— ni siquiera sé por qué se disculpa a lo que río un poco más alto. De inmediato compruebo que mis emociones cambian tan rápido cuando estoy cerca a Yoongi que incluso pienso que no es algo sano: una sensación extraña se incrusta en mi pecho, hace revolver mi estómago y acelerar mi corazón; de repente tengo muchas ganas de besarlo y lo hago porque pienso, egoístamente, que no hay otra persona que pueda hacerlo, a pesar de todas mis inseguridades.

Lo beso como él lo hace conmigo: suave, despacio, tratándole de demostrar algún sentimiento que ni siquiera yo sé cuál es exactamente. Él me corresponde y sin pedirme permiso, lleva su mano al interior de la playera gris claro, acariciando mi torso con una tranquilidad tan desesperante que incluso me provoca cosquillas. Sé que sigo muy delgado, mis hábitos alimenticios cuando estoy solo no han cambiado ni un poco, pero aquello ya no me avergüenza tanto, porque de uno u otro modo Yoongi me ha hecho saber que le gusta o acepta mi cuerpo, no sé exactamente cuál de las dos es. Siento su mano en mi cintura, en mi espalda, cerca de mi estómago, lo siento tan natural que incluso me pregunto cómo es que he vivido tanto tiempo sin sus caricias.

Three times alone | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora