Three times alone | Yoonmin

CAPÍTULO 7

Despierto con una enorme pesadez sobre los ojos, estos me arden y los siento calientes. Aún siento estragos de las lágrimas tiradas pero también experimento cierta mejoría al haberme puesto a llorar. En ese momento recuerdo que estoy sobre Yoongi por lo que trato de levantarme con rapidez, pero su mano sobre mi hombro me lo impide.

—Buenos días— habla alegre después de despegar su mirada del móvil, supongo que lo ha sacado mientras yo dormía. Pensé que estaba molesto o que incluso no lo iba a encontrar a mi lado, pero me he equivocado, él está allí, sosteniéndose física y emocionalmente hablando. —¿Te sientes mejor?— es lo primero que pregunta.

—Hmmm… Supongo...— apenas si mi voz se escucha, ya que me muero de pena.

—Me alegra—afirma sincero. —Jimin…

—Lo lamento, soy un idiota— lo interrumpo, ocultando mi rostro entre mi cuerpo y la tela de su camisa, esperando desaparecer de una buena vez. —Debes de estar pensando que soy patético e infantil, yo…

—Está bien— ahora es él quien no me deja terminar. —Está bien, en serio lo está. No te mortifiques por eso, no pienses que estuvo mal, si te sientes mejor, entonces todo lo que hiciste valió la pena— asegura. —Sólo me preocupas, eso es todo; entiendo que no me quieras contar lo que te pasa o el problema que tengas, sólo no te apartes y déjame apoyarte, justo como ahora lo hago.

—¿Por qué?— pregunto.

—¿Por qué qué?

—¿Por qué eres así conmigo? Tan tranquilo, tan comprensivo… No lo merezco, no sé qué hayas visto en mí, no tengo nada bueno que brindarte, desde ahora te lo digo, sólo soy alguien tonto en la vida, yo no entiendo por qué yo— mi voz suena más rota de lo que me hubiera gustado sonar.

De nuevo unas ganas tremendas de llorar me invaden, pero no puedo permitirme hacerlo, así que me incorporo para alejarme de su calidez. Él también se sienta de manera correcta en el mismo lugar, me observa un segundo para que al siguiente sonría melancólico, como si él mismo sintiera mis emociones. —Jimin, ¿qué te ha hecho la vida para que pienses así de ti mismo?— se acerca a mí, coloca su diestra entre mi cuello y mi mejilla para acariciarme con delicadeza. —Tal vez he conocido una muy pequeña parte de ti, pero casi puedo asegurar que detrás de esa máscara hay alguien de lo más agradable y dulce.

Sus palabras me destrozan porque ni siquiera yo lo considero así, nunca había pensado en eso… ¿Realmente hay algo que vale la pena en mi interior? Antes de empezar a torturarme de nuevo, él me besa, pero esta vez es distinto.

A pesar de haberse acercado con rapidez, el beso es suave, tranquilo, dulce, casi inocente. Uno, dos, tres besos exquisitamente tranquilos que me vuelan la mente... ¿Es así como se siente que alguien me quiera?

Al diablo, al diablo todo mi jodido pasado, al diablo mis inseguridades, todo eso me puede perseguir el resto de mi vida porque en este momento no voy a permitirme perderme esto, aunque sea la única vez en la vida que lo experimente. Durante el beso, respiro hondo, inundándome por completo con el olor de Yoongi quien usa una colonia masculina nada aparatosa y después de eso, coloco delicadamente mis brazos alrededor de su nuca, con su zurda toma mi espalda baja, lo cual me sobresalta un poco.

Todo es tan suave que me resulta extraño; la mayoría de mis encuentros sexuales con hombres siempre han sido todo menos tranquilos: el tacto no es delicado, los besos son torpes, las caricias terminan sobrando, lo único importante es follar, no más, incluso mis encuentros pasados con Yoongi fueron algo parecido. Pero ahora, el ambiente que nos rodea es… Diferente.

No hay necesidad de adelantar las cosas. Estamos disfrutando este momento, incluso si no pasa nada más que besos está bien porque ellos se sienten jodidamente bien. ¿Es así como se vive sin cadenas atándome al pasado? Estamos uno al lado del otro, sintiendo los labios del contrario, como si recién nos conociéramos, con vergüenza, delicadeza y admiración. Yoongi jala mi camisa para desfajarla y mete su mano, tocando directamente parte de mi espalda y costillas; no puedo evitar sentir cosquillas ante su movimiento, por lo que me separo de sus labios y río bajo, muy bajo en realidad.