Capítulo XI Dulce Ilusión

1.4K 85 21
                                    

ANA

-¿Qué haces aquí?

Me estaba volviendo loca, cerré los ojos varias veces para intentar ver otra persona pero era ella. Mimi estaba en mi puerta, con un brazo apoyado contra la pared. Llevaba un vestido diferente al de esta mañana, ahora era azul, su abrigo negro abierto, mostrando el escote del vestido. Su pelo estaba suelto, estaba desaliñado y extremadamente sexy. La mire fijamente durante largos minutos, no parecía normal, tal vez estaba borracha, esa era la única explicación.

-Señora, ¿que hace en mi casa?. -Pregunté.

-¿Qué estoy haciendo? Vine a por explicaciones, Ana o debería decir, Alicia.

En ese momento cuando escuché ese nombre salir de su boca, sentí toda la sangre de mi cuerpo pararse, para luego correr por mis venas, bombeando mi corazón tan rápido que podía escuchar sus latidos en mis oídos. Sentí mi cuerpo sudar, mi voz desaparecer, lo había descubierto, la única dura era ¿cómo?

-Como usted...

-¡No importa cómo me entere! -Fue rápida y firme. -¿Pensó que podía engañarme?

MIMI tenía un brillo diferente en sus ojos, eran oscuros y feroces. Con pasos lentos se acercó a mi, acorralándome entre ella y la puerta. Di unos pasos atrás hasta que sentí mi espalda contra la puerta.

-No fue mi intención... Mimi.

-¿Estuvo bien? ¿Jugar conmigo de esa manera?

No sé lo que sentí en ese momento, Mimi estaba delante de mi con una sonrisa diabólica jugando un juego que era desconocido para mi. ¿Qué quería de mí?

-No fue mi intención, solo.. pasó...

-Solo pasó.. -repitió

Me quedé callada mientras me observaba.

-No debiste haberlo hecho Guerra, no debiste. -Habló

Sentí que mi corazón quería salirse de mi pecho, de lo fuerte que latía. En ese momento exacto estaba apoyada en la puerta, con la mujer cuya mirada era destructiva, me observaba. Tenía una mezcla de ira, odio, deseo y excitación. ¿Era posible que en un momento tan tenso me sintiera atraída por ella?

-Lo siento. -susurré.

-No lo sientas, no te arrepientas como una cobarde. -su voz era dura. -Te voy a enseñar a no mentirme.

Mimi llevó sus manos a mi pelo con calma, poniendo algunos mechones atrás, dejando mis hombros libres. Acaricio mi piel desnuda, subiendo por la extensión de mi cuello hasta llegar a mi cara. Observando mis ojos gritar ayuda, sonrió.

-Mimi.. -susurré

-Shhh. -Puso un dedo contra mis labios. -Callate, ¿Crees que puedes jugar conmigo y salirte con la tuya Guerra? No me conoces.

Hablaba tan cerca de mí que podía sentir su aliento en mi cara, olía a whisky. Di un grito ahogado cuando puso sus manos en mi cintura, apretándola con deseo.

-Lo siento..

No había perdón para Mimi. Ahora me estaba comiendo con los ojos esperando al momento exacto para atacarme como una furiosa felina.

-¡No perdono a nadie! Te voy a enseñar a no meterte conmigo, Guerra.

Mimi rápidamente tomó mi pelo, tirando de mi cabeza, besando mis labios con ira, bruscamente. No podía pensar, solo podía sentir, miedo, excitación, temor de lo que podía hacer. Pero con deseo de continuar.

Sus manos se apoderaron de mi pelo con rudeza, haciéndome sentir un dolor placentero mientras su cuerpo presionaba el mío contra la puerta con deseo. Todo era salvaje y alucinante. Mimi chupo mi lengua con rapidez, saboreando todo lo que pudo hasta que sus pulmones no pudieron más. La mujer rompió el beso mordiendo mi lbio inferior con fuerza, podría jurar que estaba sangrando.

The Stripper (Warmi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora