ANA
Entre en mi camerino sin poder creer lo que acababa de suceder. Yo estaba muy emocionada con todo, Mimi Doblas me había hecho suya. Y yo estaba bien con eso, seguramente ahora todo sería más complicado. Si dejar a Mimi antes, era una tarea difícil ahora era imposible.
"¿Qué has hecho Ana..?"
Negué con la cabeza, mientras me ponía la ropa. Cuando miré al espejo me di cuenta de algunas marcas en mi cuerpo, Mimi había dejado marcas rojizas alrededor de mi cuello y cerca de las tetas, maldita.
Cuando terminé de ponerme la última pieza de ropa, doy una última mirada en el club, y no había rastro de ella allí. Mimi sabía que no quería verla con otra, y ella me obedecía firmemente.
Salgo por la puerta de atrás para no ser vista por nadie. La noche estaba fría las ráfagas de viento hicieron que mi cuerpo temblara. Caminé rápidamente a la avenida más cercana, cuando vi a Mimi subir a su coche. Ella no se dio cuenta, ella había obedecido mis órdenes de no permanecer en Akelarre sin mi presencia. Eso realmente me agradó.
Mi deseo era acercarme a ella, y pasar el resto de la noche en sus brazos. Pero por hoy, ya había superado los límites, por lo que no debo continuar.
En exactamente veinte minutos estaba entrando en mi apartamento, pensando que Miriam estaba ya dormida y Ago también. La casa estaba en silencio, caminé a pasos lentos sin hacer ruido, cuando finalmente abrí la puerta de mi habitación, él ya me estaba esperando. Agoney.
-Ana ¿Porque llegas a estas horas?
Ago preguntó con suspicacia, se acercó a mí como si quisiera analizarse.
-El show terminó algo tarde.
He contestado con el menos entusiasmo posible, fingir o mentir a Agoney era imposible, él me conoce mejor que nadie.
-No me mientas, hoy la presentación era grupal. Me imagino que tú retraso tiene nombre y apellidos.
Le miré tratando de ocultar una sonrisa, no se le escapada nada.
-No voy a mentirte Ago, mi tardanza se llama Mimi Doblas .
-¡Lo sabía! ¿Qué has estado haciendo con la jefa?
Agoney preguntó asustado y entusiasmado al mismo tiempo. Se sentó en la cama, pidiendo que me sentara a su lado. Su mirada era curiosa, y ansiosa. Cogió su vaso de agua, tomando un poco mientras esperaba a que le dijera algo.
-Follamos.
Ago al escucharme escupió todo el agua, provocándome risa.
-¿Qué? -preguntó con los ojos muy abiertos.
Cerré los ojos y me acerqué a él.
-Así es, como lo escuchaste, Mimi y yo tuvimos sexo. Y agoney, ¡Ella es maravillosa!
-¡Oh dios mío!, ¿te has vuelto loca? ¿Estas borracha verdad?
Solté una risa divertida mientras él trataba de oler mi aliento, probablemente en busca de alcohol.
-No, estoy demasiado sobria. Sé que es peligroso, pero Ago no pude rechazarla.
-Por supuesto que sí Ana, ella no abuso de ti, espero.
-Yo quería y ella también.
-¿Te das cuenta del paso que acabas de dar? Mimi está determinada en tenerte, pero puedo preguntarte una cosa, ¿y qué pasará cuando ella quiera verte la cara? Porque te garantizo que no va a querer vivir está vida secreta.
