Poema XII Mateo II (2007)

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El frío era insoportable.

El cielo se pintaba de color grisáceo.

Tiritaba todo el recorrido a la escuela.


Llevaba puesto sobre mi cuerpo delgado, el uniforme del colegio.

No era agradable los días de lunes a viernes.

Las mañanas se tornan difíciles,

dando paso a una guerra entre el sueño y mis responsabilidades.

Caminaba con la mochila rosada a rastras.

El uniforme no me abrigaba a esta hora de la mañana.

Ansiaba el sol cuanto antes.

"Muero de frio, mucho frío "

Llegué a la escuela sola.

Papá ni mamá me traían.
Yo no tenía padre;

mi madre nunca habló bien de él.

Él casi nunca vino a verme.

Es muy triste y doloroso observar como el resto van acompañados de sus madres, cada mañana.

" Ya sé"

Busco con la mirada a ese niño de ojos marrones y cabello alborotado.

Ayer me habló para ofrecerme el huevo sancochado que su madre le puso en la lanchera.

No fue de cortesía, no.

Él odiaba los huevos.

Estoy cansada de mirar a todos los niños que entran por aquella puerta.

Mis ojos aun no detectan su caminar encorvado.

Cansada, regreso a clases.

Llegando a ella, me deprimo.

Hoy la maestra hablará de la familia.

Antes de ello, hacemos la típica oración robótica mañanera.

No repito lo que se saben de memoria.

Pronunció entre mis labios, muy despacio, el nombre de Mateo y mamá.

No quiero que se alejen de mi lado...

Vivo sola.

Recién lo he conocido y me encanta su compañía.

Y mi madre...
Bueno, ella fuma mucho

Y últimamente anda tosiendo mañana,

tarde y noche.

En una de éstas clases tocamos el tema del tabaco.

No quiero imaginarme el resto.

No me agrada sentarme en una silla,

solo para ver como la maestra escribe en la pizarra blanca. Esto no es divertido y, menos aprendo mucho.

"Sólo será cinco horas"

Y cuando al fin se termina la clase,

me dirijo corriendo a casa.

Subo las escaleras y toco el pequeño cuarto que alquilamos hace más de cinco años.


Me asusto al no encontrar respuesta de nadie.

"No hay nadie"
Se han olvidado de mí...

Una lágrima escapa de mis ojos negros.

Me siento desamparada y sola.

¿Por qué la vida me está enseñando su lado más oscuro?
¿No debería verla más preciosa?

Cansada de esperar más de tres horas,

me dirijo al parque ubicado a cuatro cuadras.

El reloj debe de marcar las cuatro de la tarde,

la cual no importa si termino por perderme.

Al llegar me ubico sobre el columpio.

Empiezo a volar más alto, más que antes.

Siempre juego sola.

Desearía un compañero con quien jugar en el sube y baja.

Sé que es tarde,

debo llegar a casa.

Mamá ya se habrá percatado de mi ausencia.
Me voy corriendo y en el camino me encuentro un perrito callejero.

_ Amiguito, te llevaría conmigo, pero mamá es muy mala. Prometo venir siempre al parque y poder saludarte.
Abro mi lonchera y saco de ella un pedazo de pan.
... Por mientras te daré esto, amiguito_.

Corriendo voy donde mamá, pero al llegar, la encuentro con mi tío.

No quiero a ese tío, es muy malo conmigo.

Necesito a Mateo.

GRITOS CANTADOSWhere stories live. Discover now