Recuerdo caminar bajo el sol sofocante,
En tierras de polvos asfixiantes.Cada paso era apresurante,
Solo importaba llegar a casa cuanto antes.De pronto, cruzamos miradas,
No dijimos nada,
Y es que éramos unos simples desconocidos.Sin importar tu nombre,
continúe mi camino.
No me interesaste,
ni por un fragmento de segundo.Recuerdo cuando volví a ver tu rostro,
Pero ahora era en la escuela.
Vestías más elegante,
siempre con esa maleta negra entre tus manos.
Y con la voz muy alta,
llegabas a apaciguar el desorden cada viernes,en cada mañana.
No me interesaste,
No vi nada más allá de tus ojos grandes.
Solo eras parte del resto,
Uno más de todo este universo.¿Cómo germinó todo?
No encuentro la fecha, ni el modo.
Las miradas que me dabas
me erizaron al principio.
¿Acaso podía adivinar que ya te gustaba?Con el tiempo,
Ambos tasábamos por minutos largos, nuestros rostros,
Siempre atentos de no ser vistas por el resto.No dijimos palabras,
no existió textos entre nosotros.
Con una sola mirada o sonrisa, bastaba para saber lo que pensábamos.
Y lo que concebíamos no era correcto.Entonces, ya no lo hacíamos.
Cada día te fuiste alejando.
Yo no inventé nada para detenerlo.
¿Tenía el derecho de hacerlo?No me importaba si llevabas un saco de marca,
O ganarás un buen dineral cada fin de semana.Tampoco fue tus ojos,
ni el contraste perfecto con tu pelo...
¿Qué va a hacer eso?
Era cuando el reloj marcaba las diez de la mañana,
Y sonaba el timbre para anunciar tu llegada.Cuando parado, explicabas,
con un plumón entre las manos,
cada sesión de las matemáticas.Esa fue la principal causa...
Aprendí a conocer todo lo que te rodeaba,
La manera en que reaccionabas,
En cómo pensabas
y hasta los detalles de tu mirada.Aprendí a apreciar la sonrisa nerviosa que se te escapaba,
cuando llegaban a supervisarte cada fin de semana.Eras un maestro en la enseñanza,
Fascinante de lo que hablabas,Los números, los cuales yo nunca apreciaba.
Hago memoria de la fecha
Y la recuerdo.Acaban de llegar como diminutos rompecabezas.
Fue en una conferencia,
Cuando de temas empresariales cuestionaban.Seguías con aquella sonrisa,
tan nerviosa.
Eras tú quien exponía.¡Qué rápido ha pasado el tiempo!
No fue tu porte de maestro,
Ni el título que cargabas como peso.Me encontraba ahí,
Sentada para mirarte.Otra vez, volví a observar tu enseñanza.
Te encontré haciendo lo que más amabas.El timbre de tu voz era impresionante,
Eras más seguro que antes.Yo ya cursaba el último año,
Y tú ya en maestro en finanzas te graduaste.Aún recuerdo las horas de clases,
Los días viernes, cada mañana...
Cuando eras mi maestro de álgebraY yo traigo como fotos a mi memoria,
La chica de diecinueve años,
Que se enamoraba de su maestro de veinticuatro con el paso de los años.Me río a mis adentros,
Esto parece una historia sacada de un cuento.Fuiste un desconocido,
Mi maestro.Desaparezco todo de mi cerebro.
A la salida, decidida ir a casa,
Me tomaste de la mano para hablarme.
Pronunciaste mi nombre completo como lo hacías en cada clase.Caí en el nerviosismo.
Sabíamos lo que sentíamos cada mañana en horas de clases.Era inevitable ocultar mi vergüenza,
Fue inevitable esconder el sonrojo de tu vista.Entonces, te diste cuenta que aún despertabas en mí
el sentimiento de antes.Lo descubriste...
A pesar de los años conocías mi estado.
Lo aprendiste al ver en las exposiciones cada minuto sonrojarme.Nuevamente apareció.
Otra vez lo sentimos.Eras mucho más alto.
Mi maestro había cambiado.Los días pasaron y desde ese encuentro,
No páramos de llamarnos.Ansioso por saber el sabor de lo que no probamos,
llevamos al acto lo que en años pasado sería prohibido.
Ahora, soy yo la que lo observa como duerme, como respira.
He descubierto más allá de su ropa elegante,
De aquellas palabras que solo pronunciaban mi nombre en cada examen.No sé cómo pasó,
Si el destino lo planeó.Te apareciste y ahora no sé cómo alejarte.
Para mí siempre serás mi maestro,
Muy tarde he vuelto a encontrarte.
Ahora debes de marcharte.
Esto solo fue un momento,
Un recuerdo que debe irse como el resto,
Como las miradas fugaces cada mañana,
De cada viernes en horas de clases.Debe ser así.
Han sido entregados a otros,Nuestros corazones ya no nos pertenecen.
Todo ocurrió muy tarde, muy rápido.Solo seré el recuerdo de aquella muchacha que te observaba cada mañana sentada en un banco.
Guardaré el secreto de ser yo quien convencía a todos cada fin de año para darte el mejor puntaje de enseñanza,
Para que siempre te viera llegar por esa puerta, cada viernes, cada lunes...Y desde hace cinco años, cada fin de semana.
Todo solo queda en el pasado, aquel sitio donde te parabas,
Donde siempre apreciaba tus muecas y hasta la manera cómo me nombradas.Solo serás un recuerdo más, guardada en paredes por cinco años,
En cada clase, sentada en una banca.
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GRITOS CANTADOS
PoesíaLas palabras son solo palabras. Tú tienes el poder de unirlas y darle un mismo sentido, hacerlas de tu historia en un canto profundo, en vez de gritos.