La joven del listón azul

Prólogo

Muchos se preguntarán qué es lo que motiva a alguien escribir una historia, cuento novela o cualquier cosa, para mí la respuesta es fácil, me gusta escribir. Una vez vi en un comercial que los tres grandes sueños que uno tiene en la vida son: escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol, aunque no le encuentro mucho sentido a lo último, cualquiera puede plantar un árbol. Además para mi escribir es como un espacio donde puedo liberarme y desarrollar mi imaginación, creo que al final es para lo único que sirvo y ni siquiera sé si lo hago bien, los que leen sabrán juzgarme. Si bien todo lo que uno escribe se supone que al instante se vuelve ficticio yo no lo creo así, porque, hay que pensarlo un poco, para escribir primero la idea tiene que estar en la cabeza y eso no es algo que está en el papel. También pienso que los escritores, se den cuenta o no, escriben parte de uno mismo en cada escritura, como una biografía, eso no se puede decir que es ficticio. En mi caso pongo los sentimientos y algunas de mis vivencias, otras cosas en cambio sólo las escribo por pura casualidad y se conectan los hecho entre sí, para que tenga un sentido, a veces escribo mis sueños, a través de personajes que pueden sufrir, reír, enojarse y tener las cualidades de una persona viva, así se le da vida a un personaje, que desencadena hechos que pueden o no se interesantes, sin embargo, toman una identidad propia. Por ahora nada más que decir respecto a eso. Bueno, la historia que hoy cuenta el personaje principal, Leonardo, sobre su propia vida, podría pasarle a cualquiera, es alguien común, que es expuesto a los problemas sociales y personales sin darse cuenta al principio, pero se ve envuelto en ellos cuando conoce a la bella Elizabeth, que le hace entender, no de una manera directa, que tiene que tomarle importancia a su vida. Desde aquí Leonardo empieza a narrar, yo me retiro, adiós.