Y Llegaste Tú

Capitulo X

Narrado por Terry..
Unos días después...

Era oficial, me había vuelto completamente loco. —Estábamos en la bañera. —Candy se encontraba a horcajadas sobre mí, jadeando, mientras alcanzaba otro orgasmo.

Iba a pasar la noche en mi departamento por tercera vez en esta semana, y ni siquiera tenía sentido fingir que me importaba lo más mínimo.

No estaba seguro de qué demonios me estaba pasando, pero Candy me había conquistado. —Se infiltraba en todos mis pensamientos, y daba igual lo que hiciera para recuperar la sensatez, para recordarme a mí mismo que esto solo podía ser algo temporal; —ella se deslizaba cada vez más profundamente en mi vida.

—¿Por qué estás tan callado esta noche? —me preguntó.

—¿Es que no puedo estar pensativo?

—No cuando tienes a una mujer desnuda en el regazo.

—Estaba dejando que te relajaras. —Metí las manos por debajo de sus muslos—. ¿De qué hechos intrascendentes de mi vida quieres que hablemos hoy?

—No son intrascendentes —anunció—. Me gustaría que me hablaras de tu familia.

—¿Qué pasa con mi familia?

—¿Siguen viviendo en Nueva York?

Me reprimí para no apretar los dientes.

—No lo sé...respondí sabiendo perfectamente que mis padres están en Londres.

—¿No lo sabes? —Arqueó una ceja—. ¿Cómo que no lo sabes? ¿No tratas con ellos?

—No... —suspiré.

La vi ladear la cabeza.

—Si no recuerdo mal, me contaste una historia sobre tus padres al mes de conocernos.

—¿A qué historia te refieres?

—A la del helado en Central Park. —Me miró a los ojos como si estuviera esperando que le dijera algo—. Me contaste que te llevaban a jugar con otros niños,..—era algo que ocurría todos los sábados. —Pero que el día que mejor recuerdas es uno que llovía. Al parecer, ellos te llevaron igual y esperaron en la línea durante una hora para tomar un helado de vainilla.

Parpadeé.

—¿Es que la historia no es así? ¿La he mezclado con otra?

—No... —repuse—. Está bien... Es solo que me alejé de ellos hace un par de años.

—Ah... —Bajó la mirada—. Lo siento.

Le pasé un dedo por los labios—. No pasa nada.

—¿Puedo preguntarte otra cosa?

—A partir de hoy voy a ponerte un límite diario de preguntas.

Hizo un mohín...—¿Qué significan todas esas D G de las imágenes que hay en el pasillo?

Sentí un repentino dolor en el pecho...—Nada.

—Si no te gusta Inglaterra y no te gusta hablar de tu pasado o de lo que perdiste en New York hace seis años, ¿por qué has colgado todos esos recuerdos en las paredes?

—Candy...

—Está bien, olvídalo. ¿Y qué me dices de la cita en latín que tienes tatuada en el pecho? ¿Qué significa?

—"Si miente sobre una cosa, mentirá sobre todo". —La besé en los labios antes de que pudiera soltar nada más. —Estaba empezando a preguntarme por qué no quería ser periodista en vez de bailarina.