Capitulo XIV

4.6K 293 120
                                    

Narrado Por Terry...

La noche siguiente, la fiscal me tendió la mano por encima de nuestros respectivos café y té al tiempo que me miraba con sus ojos de color castaño claro moviendo las pestañas.

—Muchas gracias por haber accedido a permanecer algunos días aquí , Terruce, serás de mucha ayuda en este caso.

—Estoy seguro de ello... —Me levanté y me acerqué a la ventana para mirar las calles cubiertas de nieve.

—Tu antiguo socio ha contratado a los mejores abogados que se pueden comprar con dinero, y ha pagado las multas y sanciones que ha recibido durante años. —Sin embargo, creo que con la nueva evidencia, por fin podremos enviarlo a la cárcel. Junto con tu testimonio, por supuesto.

No dije nada.

—No sé muy bien qué te parecerá esto, pero... —Su voz se apagó mientras se acercaba a mi lado—. ¿Te gustaría que te pusiera al día en todo lo que ha ocurrido desde que te has ido?

—¿Perdón?

Me frotó el hombro.

—Abandonaste Nueva York y jamás miraste atrás. —No llamaste a nadie ni quisiste mantener contacto alguno... —Entonces, éramos buenos amigos nosotros dos.

—Basta. —La interrumpí y le tomé la mano para detenerla—. En primer lugar, no, no quiero ponerme al día. —Me importa un bledo lo que haya pasado aquí. —La miré de arriba abajo—. Por lo que veo, las cosas no han cambiado mucho. —En segundo lugar, sí, éramos amigos. —En pasado. —No me llamaste ni mantuviste ningún tipo de contacto cuando todos estaban arrastrando mi nombre por el fango, ¿verdad?.

Se puso roja.

—Ni siquiera te molestaste en preguntarme si los rumores eran ciertos. —Le señalé la puerta—. Así que, por favor, no creo que solo porque me haya mostrado de acuerdo en ayudarte a meter a ese idiota en donde debería estar hace tiempo tengamos que hablar de cosas intrascendentes o volver a ser amigos.

—Lo siento mucho...

—Seis años tarde... —Me di la vuelta—. Estaré en el juzgado cuando me necesites. Será mejor que te marches.

Esperé hasta oír el ruido de la puerta al cerrarse y llamé al conductor del auto que habían puesto a mi servicio mientras estuviera en la Gran Manzana.

—¿A qué hora tengo que salir para la gala si no quiero llegar tarde?

—Ahora mismo, señor.

Colgué y me puse el abrigo antes de subirme al ascensor privado que comunicaba el departamento con el vestíbulo. —Al atravesar las puertas del hotel, vi el auto en la calle y me acerqué a él.

—Deberíamos llegar dentro de treinta minutos, señor Granchester. —Me miró por el espejo retrovisor—. ¿Tiene pensado reunirse con una cita en el evento?

—No —repliqué—. ¿Por qué me lo pregunta?

—Porque si fuera así, le sugeriría que nos detuviéramos en la florería que está a tres millas.

—Podemos detenernos allí..

Miré por la ventanilla mientras se ponía en marcha.

Había pensado decirle a Candy que estaba en la ciudad o desearle buena suerte para la actuación de esta noche, pero no le vi sentido. —Además, la noche anterior, en un momento de debilidad, le envié un mensaje bastante impreciso, y su extraña respuesta no me animó a continuar la conversación.

¿Estás satisfecha con la vida que llevas después de BAG? ¿Estás por fin realizando tus sueños sobre el ballet?

Terry.

Y Llegaste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora