Trabajo

416 30 34
                                    

Los rayos del sol peleaban por entrar a la habitación, alumbrando poco el rostro del hombre tranquilamente durmiendo, el sol acunaba su rostro, las pestañas se volvían parte del sol, su piel blanca era ligeramente acariciada por los rayos, su respiración acompañada con unas cuántas aves de la ventana... Pero sólo el sol veía eso, sólo el sol acompañado del viento que entraba ligeramente moviendo las cortinas eran testigos de la belleza de ese hombre, por que estaba sólo, por primera vez y sin notarlo.

Morinaga se encontraba cepillando sus dientes, estaba ya vestido, y sólo le quedaba peinarse y marcharse, Souichi dejo caer su cansado brazo a un lado esperando caer en el pecho desnudo del menor, pero en cuánto cayó en las textura fría de las sábanas abrió los ojos inmediatamente, encontrándose con la figura que tanto buscaba saliendo del baño, acomodándose el cabello y caminando despreocupado

-¿Morinaga?

-Oh, has despertado

-¿Que hora es?

-Es temprano Senpai, no te preocupes

-No es eso... Tú, por que estas...

-¿Esto?, es que me han llamado, al parecer es urgente que vaya a la oficina,  tendré que correr para llegar a tiempo

-Pero... ¿El desayuno?

-Ah, ya hay algo para ti

El joven tomó algo de la mesa, regresó a la habitación, miró sus manos unos segundos, se colocó un reloj y volvió a dirigir su vista al mayor que ahora se encontraba sentado en la esquina de la cama

-¿Morinaga?

-¡Ah! Senpai ¿que pasa?

-Lo mismo te pregunto, ¿estas bien?

-Ah... Por supuesto Senpai, ¿que podría estar mal?

-Tu-u, ¿seguro?

-Claro Senpai, todo bien, me voy que se me hace tarde

Morinaga dio un paso hacia el hombre en la cama, retrocedió dos más, miro al hombre y se acercó rápidamente, le dio un beso rápido en los labios, apenas un beso... Apenas podría ser llamado de esa forma, por que se alejo justo cuando Souichi cerró los ojos preparando para algo más, por que sólo un corazón latía nervioso, por que no quería darlo...

Se fue, tomando las llaves en su mano y con la otra haciendo una simple señal de despedida, cerró la puerta tras su espalda sin mirar.

-Adiós... Ten cuidado Morinaga- pronunció el hombre que había quedado sólo apenas en un murmullo,  no estaba esperando respuesta pues sabía que Morinaga se había marchado

Se fue, como si el hombre que se había quedado no le provocará más nada, sólo cariño, como si no fuera la persona a la que amaba, es que... No era, al menos ya no

Souichi se fue con pesadez a la universidad, era imposible no sentir que algo estaba mal, pero no podía saber que era.

“¿de que me preocupó?, ese idiota... No miente, claro que lo han llamado, pero actuó raro... Tenía prisa, no hay nada más...
Todo está bien, ya pude decirle, y el esta feliz, no hay razón para que no lo esté”

Todo estaba bien, al fin todo estaba bien

El joven estaba mirando a la ventana, los árboles, los edificios, la gente... De repente todo se volvió diferente, ahora ya nada era igual.
Trató de no pensar mucho en ello, realmente no quería llegar a esa conclusión.

Llegó al trabajo inusualmente temprano, salió inusualmente tarde, las constantes preguntas de sus compañeros no lo ayudaban, pero le dejaban claro que algo malo tenía

“Morinaga ¿te sientes mal?, Morinaga, te ves mal, ¿mal de amores?, Solo estoy cansado, maldición”

Era tarde cuando llegó a dormir, comió un poco y se dio una ducha, no podía dormir, no quería dormir, era demasiado, quería estar equivocado.

Sostuvo su teléfono, un mensaje

"De:Hiroto
¿Ángel? ¿Lo lograste?"

"Para:Hiroto
Creo, que sí."

Era claro que debía llamarle, comunicarse, pero no quería hacerlo, no podía, por que claro que quería, quería aclararle todo y seguir, sólo que ahora no se sentía tan capaz como antes de llegar a verlo.

Se levantó molesto, se enjuago la cara tras sentir unas pequeñas lágrimas salir, se miró en el espejo

-No vas a llorar ahora, tendrás tiempo después, no seas cobarde...
Debo decirle, aunque lo vea quebrarse, aunque lo lamente, aún si le destrozó el corazón es mucho mejor decirle, no puedo dejar que pierda el tiempo así, estar con el sería lastimarlo más al final...

“Te amo...”

Chocó fuertemente su puño contra la pared

-¿POR QUÉ? ¿Por qué no lo dijiste antes? Cuando... Senpai, es que ahora será más difícil explicarte algo que ni yo logró entender... Pero si no hubieras pronunciado esas palabras, ahora sería más fácil para los dos...
Senpai,¿ahora como te miraré a los ojos?
¿Cómo te diré, después de que has dicho que me amas?
Como te digo... Es que ya no te amo...

El teléfono comenzó a sonar, Morinaga sintió que retumbaba en su cabeza, no había visto el teléfono y sabía que era el

Tomó el teléfono y rápidamente colgó
Souichi no volvió a llamar, seguro que pensó que estaba realmente ocupado así que solamente mandó un mensaje, aquel típico de él

"De: Souichi
No te esfuerces demasiado, idiota"

Acarició el teléfono, levemente, después de leer el mensaje

-Oh Senpai, tú realmente me amas, realmente me amaste ¿verdad? Y mira como te voy a pagar... Dándome cuenta de mi error al acercarme a ti

Souichi se acostó, sin saber que no muy lejos se preparaban para romperlo, sintiéndose absurdo por toda la casa tras enviar el mensaje después de una llamada, sonrojandose al extremo aún en soledad, esperando unos minutos por una respuesta, pensando que debía estar realmente muy ocupado, era la única razón que existía para él, era la única forma en que Morinaga no respondiera a una llamada o a un mensaje.

Pero muy en el fondo de todo eso, sentía que algo andaba mal, Morinaga el que se emocionaba sólo por una mirada, el que corría por el, el que siempre llamaba, ahora no podía ni contestar un mensaje

“esta dormido, y yo también debería de dormir, y no esperar un simple mensaje... Mañana llamará, como siempre”

Fecha de caducidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora