Construcción

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El color del cielo cambió, los demás no lo notan, han seguido sus vidas de manera normal, sin mirar el cielo, él no puede evitar verlo y se da cuenta, los colores que ahora están sobre él han cambiado, son diferentes, él también cambio.




En un departamento del centro de la ciudad. Hiroyuki esta sentado en la sala, con las piernas extendidas por todo el mueble, con una playera holgada que le cubre gran parte del cuerpo, tiene una bolsa de papas en sus manos comiendo gustoso mientras mira un programa.
Isogai esta sentado justo a su lado, una manta en una pierna mientras la otra la extiende sobre la mesa de la sala, una almohada en su estómago que usa para recargar su brazo, inmerso en el celular.

Una puerta se abre, ninguno de los dos interrumpe su actividad. Souichi pasa por detrás de la sala, con un polo azul marino, cepillando su cabello, a diferencia de los otros se notaba arreglado y listo

—Es muy temprano para comer eso, ¿no?— pronuncia mientras entra a la cocina con una ceja levantada

Isogai le mira de reojo y vuelve su vista al móvil. El joven lleva otra papa a su boca

—Nunca es muy temprano para lo delicioso Souichi

El pelilargo regresa, le da un golpe leve a Isogai con el cepillo

—Baja tus pies de la mesa— se recarga en la sala desde atrás— y si que es temprano, ten toma esto mejor.

Tan pronto como dice aquello le quita la bolsa de las manos al joven y pone una manzana en su lugar, sin mirar a su otro amigo le arroja una igual, Isogai apenas había reaccionado al golpea anterior y ya le estaba cayendo una manzana en las piernas, con descontento quito su pie de la mesa y dio un mordisco a la fruta

—¿Una manzana? ¿No es muy pronto para frutas?

Souichi se aparta de la sala y toma asiento en el comedor con su portátil en la mano, se dispone a revisar algunas cosas, al notar el silencio de sus amigos concluye que lo han olvidado, así que decide recordarles

—No pensaran ir así, ¿verdad?

Ambos intercambiaban miradas, después le miran nerviosos, él mira su computador y sigue tecleando esperando una respuesta

—¿Acaso no me veo adorable?— contesto finalmente el más joven poniendose de pie para mostrar su atuendo despreocupado, el mismo con el que durmió. Souichi le mira unos minutos, sonríe ante la imagen del chico con aquella playera grande y unas cuantas sobras en la ropa

—Claro, “adorable”, pero debes cambiarte igual

—Ah, para que?, todos son mayores que yo... No nos harán caso

—Que tonto, ¿Cuando no te hacemos caso?— intervino Isogai sin mirar

—Ujum, además se lo prometimos a Kanako

—Claro, ¿Entonces dejarán que veamos una película diferente?— su voz sonó dulce, manipuladora, Souichi siguió tecleando pero aún así pudo sentir los ojos del chico tratando de convencerlo

—Absolutamente no, verán lo mismo que nosotros en la misma sala

—Jajaja, esta bien, hazle caso niño y toma un baño

Finalmente Isogai soltó el teléfono, sentándose frente a Souichi que estaba entretenido en su escrito aún con el cabello suelto, Hiroyuki no dijo nada más, sonrió amable y fue a su baño, dejándolos solos

—¿Trabajo difícil?

—Para nada, intento adelantar lo más que pueda para no pensar en ello después

Fecha de caducidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora