VI

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- Muy bien Tzuyu, si vas a vivir entre los humanos debes empezar a actuar como un humano. - Una evidente estresada Chaeyoung dijo con una vena sobresaliendo de su frente. Veía a su nueva inquilina, quien la miró al escuchar el nombre que ahora le pertenecía y giró su cabeza con visible confusión.

- ¿Por qué lo dices?

Tzuyu no tenía la culpa de no saber que hacer siendo ahora una humana, sin embargo Chaeyoung no era tonta, y ni Tzuyu ni ella nacieron ayer como para no saber que los humanos no comen metiendo sus bocas a la comida sin usar las manos, ni mucho menos que hacen un desastre con sus cosas como morderlas y destrozarlas, y mucho menos que no hacen popó por cualquier lugar de la casa.

Ya habían pasado tres días desde la transformación de Tzuyu, y aunque parecía estar acostumbrada ya a su nuevo cuerpo, sus acciones le hacían decir a la coreana que definitivamente aún debía aprender a ser como un humano.

- Te he dicho millones de veces que debes usar cubiertos para comer, ahora tienes pulgares, ¡Úsalos! - Son recogía con mucho enojo cada una de las prendas que la menor había dejado tiradas cuando quiso ver qué más ropa tenía y el gusto por tener esas prendas. Era como estar con una niña pequeña, solo que muy desarrollada y bastantes alta.

Malditos sean los magos oscuros que decidieron robarse de su altura para dársela a Tzuyu.

Como sea, el día pasó veloz para la menor, entre lecciones sobre comportamiento, la forma en que debe referirse a las personas, y como agradarle a ellas. Pero para la más baja, fue una tortura. Extrañaba su pasado, aunque fuese malo, era mejor que este infierno con la menor.

El pequeño hogar que tenía Chaeyoung originalmente era un viejo hostal, asqueroso, mugriento y lleno de ratas. Para fortuna de los dueños, aquella pequeña maga llegó para quedarse, y no era broma, era totalmente literal. Ayudó con los gastos del establecimiento, lo reparó e invirtió en él, con la condición de que ahora ella viviese permanente ahí. Claramente no se le fue negado, logrando que así Son consiguiera su "casa". Pero claro, está no estaba pensada para más de una persona.

Tzuyu podía ser nueva en su mundo, pero era una hija de puta totalmente exigente. No duerme si no es en una cama, y Chaeyoung no piensa quitarse de su cómoda y suave cama que le costó muchísimo conseguir para que ella esté a a gusto, ¡Es su casa! También pareciera que conoce la cocina humana, y exige siempre que le preparen algo de comer porque según ella tiene hambre... ¡Come ocho veces al día!. Así que si, Tzuyu invadió su casa, su cama su cocina y se apropió de todo en menos de un segundo.

Pero la entendía, y para Tzuyu, era muy sospechoso que la entendiese tan bien. Algo escondía detrás de sus manos y lo sabía.

- Ahora que sabes que todo lo que debes y no debes hacer, creo que podemos salir a divertirnos un rato. Es cansado ser maestra de una lobo-mujer que a duras penas sabe cómo hablar. - La mayor se estiró en su lugar con una mueca de dolor y agotamiento. Realmente se había esmerado en enseñarle a Tzuyu lo básico de la vida humana.

- Sí se hablar. Hablo más que tú.

- Si claro, como digas. A veces se te salen palabras que no entiende ni Satanás. Sí haces eso con alguien que no conozcas dile que hablaste en chino, que es una muletilla de tu país. - Tomó su saco y se lo puso mientras Tzuyu la seguía de cerca, estudiando sus movimientos y expresiones.

- ¿Piensas salir? - Preguntó la aparente (e inventada) Taiwanesa desde el filo de la puerta de la habitación principal. Veía como Chaeyoung ataba los cordones de sus zapatos, y eso solo le contestaba su pregunta.

- Te dije que saldríamos, creo que ya es hora que conozcas gente nueva. Demuestra lo que has aprendido.

Entonces fue que Tzuyu se puso nerviosa, ese escalofrío recorrió su cuerpo ante la simple idea de tratar con nuevas personas. ¿Y si hacía algo que no debía? ¿Y si se reían? ¿Y si le pasaba lo mismo que cuando era un lobo?

- N-No Chae... Y-Yo no estoy lista aún. Apenas ayer me decías que era una idiota y que no me dejarías salir...

- Sí, pero hoy aprendiste mucho, y, nada es mejor para aprender aún más, que haciendolo sobre la marcha. Vamos, vistete, puede que hoy también resuelva tu problema de Santa virgen.

Tragó nerviosa un nudo falso que su garganta tenía, he hizo caso a las órdenes de Chaeyoung. No sabía porque, pero el lobo que aún vivía en ella temblaba cada vez que la mayor le daba una orden o simplemente le hablaba fuerte.

Cuando salieron de casa, Chaeyoung hablaba sobre historias que hacían a Tzuyu pensar que definitivamente amaría esa vida. Caminaron un par de cuadras hasta que vio un local horrendo, su instinto sentía el agobio de muchas personas, pero a la vez la satisfacción de otras. Miró a todos lados, las calles estaban vacías y Chaeyoung la llevó directo hacia ese sucio puesto. Su nariz fue presa del peor olor que pudo haber existido, tabaco, y demasiado. El alcohol también estaba presente, causando un suave mareo a Tzuyu por el simple y agridulce olor.

- ¿Qué es esto? - Preguntó asombrada y claramente indignada por lo que veía.

Mujeres sin casi nada de ropa, aparentemente de menor edad o apenas de 18 años, bailandoles provocativamente a los hombres del lugar que solo reían como si ellas fueran un objeto cómico. Aunque esas chicas sonrieran, podía sentir la tristeza, el dolor y la agonía de sus almas.

- Es un cabaret, escoge una chica y se acostara contigo. ¿Acaso perder tu virginidad podía ser más fácil? - Rió sin saber que Tzuyu estaba molestandose, y mucho.

Al parecer Chaeyoung era de las mismas personas que trataban a la gente como objetos.

- Pero he visto que eso es algo especial, ¿Cómo puedes hacerlo sin siquiera sentir algo por una de ellas?

- Oye, en este mundo existen cosas como hacer el amor. Cursilerías, ñoñerías, y blah, blah, blah. Y también existe el puro y simple sexo. ¡Disfruta un poco amargada! Mirá, la chica de ahí es excelente en lo orales, estoy segura que te encantará.

No podía escucharla mas tiempo y solo se separó de ella. Trató de ir hacia la salida, escapar de esa agonia, Pero unos ojos cruzaron con los suyos dejándola toltamente estática. Los miró por un segundo luego de ver que la dueña de esos se sentaba en las piernas de un joven aparentemente adinerado.

Se quedó pensando, ¿Acaso era su pareja? Esa chica era muy bella, pero había algo que le daba una punzada en su pecho. Ligeramente la escuchó hablar y dio con la respuesta.

Era la chica con la que Chaeyoung estaba el día en que la convirtió en humana.

El lobo que se enamoró de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora