VII

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Esa punzada en su corazón volvió cuando la escuchó hablar. Tenía una voz melodiosa, no lo iba a negar, pero estaba rota. No había ningún sentimiento en su voz. Giró su cabeza y se encontró a otra chica en la misma condición, pero extrañamente sonreía, parecía estar alegre aunque en el fondo moría. Y no, tampoco eran las únicas, muchas chicas estaban igual y su mente le estaba jugando una mala pasada.

Caminó con cara de pocos amigos, esperando encontrar un asiento para descansar un poco de estar tanto tiempo parada. Buscó con la mirada a Chaeyoung y se desesperó de no encontrarla por ningún lado. Tal vez era demasiado pequeña y no podía verla, pero aún así, ella debió haberse quedado con la menor.

— Mi señora, ¿Necesita ayuda con algo? — Escuchó a sus espaldas haciéndola soltar un brinco por la sorpresa y el tono lascivo en la voz de quién le hablaba. Una mujer joven, cabello rubio y mirada apagada era quien la atendía.

— N-No hace falta...

— Si gusta puedo encargarme de usted, llámeme Solar.

— ¿E-Encargarse? — Sus nervios le pusieron los pelos de punta. Olía las feromonas saliendo de los poros de esa chica, que aún con notable desgano, trataba de sacar provecho de la situación. — Y-Yo...

La chica se sentó en su regazo, y una gota de sudor frío recorrió la espalda de la ex-Cánida. Con su dedo índice jugó con su pecho y su brazo libre rodeo el cuello de la más alta, causándole un sentimiento extraño en su entrepierna. Sin embargo no podía, le era imposible sentir algo de satisfacción el como le tocaba su cuerpo, pues lo sabía, sabía que Solar no quería hacer nada de lo que se estaba ofreciendo. Comenzó un vaivén sobre ella con la fuerte música de aquel sucio cabaret, sacándole suspiros a la más alta por las sensaciones en su nuevo miembro que despertaba.

Trató de entenderlo, pero su mente quedó en blanco creyendo que tal vez, tener tantas chicas trabajando en esto era cruel. Sintió la respiración suave de Solar en su cuello, y sin ningún aviso, tomó su mentón y unió sus labios con los de Tzuyu.

Pero mierda, esto no era para nada lo que creyó. No sintió nada, y le dolía. Sus ojos salieron de sus cuencas por la sorpresa que le tomó la acción de Solar, cuando se separaron, trato de decirle algo pero un grito le cortó todo intento de hablar.

— ¡Ey! Solecito, ven aquí. — Un hombre la llamó, y a regañadientes se levanto de las piernas de Tzuyu y con una sonrisa se despidió de ella.

¿Qué estaba ocurriendo? Qué no se suponía que cuando dos personas se besaban era porque algo especial ocurría entre ambos. ¿Qué no debían estar enamoradas para eso?

Se levantó tratando de buscar a la  chica que anteriormente la había besado, pues para ella eso quería decir que Solar quería algo con ella ¿No? Era muy confuso. De la nada, aún en su búsqueda, empezó a sentí un ardor en sus manos, un mareo la hizo tambalearse y finalmente perdió el equilibrio. Sin embargo no toco el piso, alguien la sostuvo antes de que su cara chocara con el fuerte piso.

— Wow, ¿Te encuentras bien? — Era un chico quien le hablaba, y la sostenía, pero un dolor inmenso le invadió la cabeza impidiéndole pensar más en el chico. — Veo que no, salgamos de aquí.

Ella y el fornido hombre salieron por una de las puertas de emergencia del local. Cuando el frío viento chocó con su cara, pudo despejar un poco el sentir de cada chica dentro del cabaret que la habían vuelto a invadir. Cada uno de los sentimientos de esas chicas, parecía que Tzuyu absorbía sus sentimientos. Además de seguir confundía y agobiada por el tema de Solar. Respiró hondo, volviendo en sí después de un par de minutos.

— G-Gracias.

— No hay de qué, detesto ver que las personas estén mal y nadie las ayude. — Sonrió ampliamente contagiandole la sonrisa. — Soy Jackson, Wang Jackson.

— Zhou Tzuyu... U-Un placer. — Dijo aplicando una de las reglas del mundo humano: "se gentil y amable"

— ¿Eres de China? Vaya, yo también soy de ahí. — Jackson parecía estar contento por ello, y aunque Tzuyu no sabía que era una China, solo sonrió y asintió. — ¿Qué haces por aquí? estos sucios prostíbulos no son para mujeres como tú.

Nuevamente la menor no entendió que quiso decir con eso, ni qué era un prostíbulo, pero supuso que se refería al lugar de donde salió.

— Acompañaba a una amiga, pero no me había dicho a qué clase de lugar iríamos y luego me abandonó.

— Suele ocurrir, yo solo vine porque creí que era un bar. No me disgustan las chicas, pero es asqueante verlas así.  Rebajandose a objetos.

Lo miró a los ojos y sintió la sinceridad en sus palabras. Por primera vez, pudo observar a una persona que se preocupaba por los demás más que por si mismo desde que había entrado a ese local.

— Sí... tal vez debería irme. — Suspiró Tzuyu rendida. Aún no controlaba las emociones de su nuevo cuerpo, y sinceramente estaba agotada.

Quería olvidarse de todo lo que vio ahí dentro, lo que pasó, y lo que sintió por cada una de las mujeres que sufrían en ese lugar. Eran como mujeres en celo, pero con la diferencia de que se sentían mal emocionalmente, no como comúnmente se haría bajo una eufórica emoción. ¿Por qué lo hacían?

— O-Oye, ¿puedo preguntarte algo? — Escuchó a Jackson hablarle, y asintió sin saber que era lo que quería. — De casualidad tú... ¿Eres un licántropo?

Giró la cabeza sin entender de nuevo que quería decir. Dios, era muy difícil comprender a los humanos.

— ¿A qué te refieres?

— A que si tú p-puedes convertirte en un lobo o algo por el estilo. Ja, ja, que cosas digo, es imposible ¿Cierto? P-por favor olvida que dije eso... — Vió el color rojo instalarse en el rostro del chico en frente suya. Quedó sorprendida, y no supo que contestar en el momento.

¿Cómo podría él saber que ella era un lobo que vagaba en el bosque hace apenas unas semanas? ¿Acaso era otro mago como Chaeyoung?

— ¿Cómo podrías saber eso? — Entrecerró sus ojos con desconfianza, alerta a cualquier acción del chico.

Iba a hablar, cuándo de la puerta salió Chaeyoung con una sonrisa amplía que desapareció al ver a Jackson parado en frente suya.

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El lobo que se enamoró de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora