XI

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— Ven, por aquí. — Habló bajo mientras cruzaba los puestos del mercado a unas calles de su hogar. Su mano aún estaba entrelazada con la de Sana, quien temblaba por el terror de saber que eran perseguidas por una chica con una arma dispuestas a matarles si era necesario, y porque si uno de los hombres de Taemin la veía por eso rumbos y especialmente acompañada de alguien, entonces podía empezar a tener sus días contados.

Ambas caminaban con sus cabezas gachas, especialmente Tzuyu que por su altura debía inclinarse un poco para no destacar de entre las personas. Había tanta gente que estaba segura que su olor se dispersaría rápidamente. El problema era que su compañera estaba empezando a liberar demasiadas feromonas de lo asustada que estaba, y parecía que Moon podía oler el miedo que la abrazaba.

— Bueno, hem... — Se dirigió a hablarle cuando se detuvieron en uno de los puestos cerrados del enorme mercado. Debía aclarar ciertas cosas con la chica y principalmente hacerle entrar en calma para evitar ser descubiertas.

— S-Sana — Dijo su nombre, esperando a que se le diera una explicación de todo lo que pasaba, a pesar de estar aterrada.

— Bien, Sana, mi nombre es Zhou Tzuyu y necesito que te calmes un poco. T-tú... Ella puede detectar el miedo, estoy segura, así qué puede saber dónde estamos si no dejas de tenerle tanto miedo. — Trato de hacerle entrar en razón, poniendo sus manos en frente suya y haciendo ademanes para que la contraria entendiera que estarían bien sólo si dejaba de tener miedo.

— ¿¡Cómo podría alguien detectar el miedo!? Y-Y cómo demonios voy a dejar de tenerlo si una mujer está ahí afuera esperando para matarnos. — Sana involuntariamente derramó lágrimas de la impotencia que le causaba toda esta situación.

Ahora, también se había preocupado por Mina. Ella fue tomada por la otra chica y dios sabe dónde es que están y el como se encontrarán. Todo parecía derrumbarse a su alrededor por la idea de que parecía no tener otra salida más que la muerte.

Y eso Tzuyu lo resintió. Su corazón dió un vuelco por las pesadas lágrimas que brotaban de un rostro tan bello como el de esa señorita. Con sus manos tomó el rostro de Sana y sus pulgares borraron el rastro de su llanto, tomando por sorpresa a la japonesa por el fino tacto de sus manos sobre la piel de su cara.

— Confía en mí, vamos a salir vivas de esto. — Su instinto le dijo que volviera a tomar su mano y que nunca la soltara. Sintió como ligeramente se comenzaba a disipar el terror en la japonesa, hasta que soltó un suspiro y asintió lista para salir de ahí.

Tzuyu miró de un lado al otro y cuando se aseguró de que no había ninguna amenaza cerca, salió de la mano con la rubia que sólo mantenía la cabeza gacha. En su interior, algo le decía hacia donde debía ir, pues eso era Chaeyoung con el lobo interno que era tratando de darle las coordenadas mediante su voz interna.

Salieron del mercado con sigilo, y así como lo habían hecho desde que saltaron de la ventana, corrieron como si sus vidas dependiera de ello. Sin embargo, no muy lejos, Moonbyul las asechaba sabiendo desde hace tiempo la posición que tenían.

Llegaron en poco tiempo encontrándose por fin con el par que descansaba sentadas en los escombros. Cuando Chaeyoung vió a Tzuyu corrió hacia ella verificando que se encontrara toltamente bien.

— Chaeyoung, por la mierda, ¿Qué es lo que ocurre? — Exigió una respuesta la más alta, ganándose la atención del par de japonesas que también querían saber que era lo que estaba sucediendo.

— No puedo explicártelo ahora, no con ellas aquí.

— Deberías hacerlo, será el último día que estarán vivas, no las dejes morir con esa incógnita. — Todos los presentes se quedaron inmóviles ante la presencia de Moon que nuevamente las tenía apresadas. Ahora no tenían escapatoria.

Cuando Sana y Tzuyu salieron huyendo del mercado, Byul las siguió entre las sombras. Sabía que no podía rastrear sus huellas y el olor, pues estaban disipados entre un montón de gente que había en ese lugar. Pero era tan astuta, que sabía que a dónde Tzuyu iría, también estaría Son esperándola.

— Moon ellas no tienen nada que ver en esto. — Era ahora Son la que en guardia colocó a la chica atrás de su cuerpo. Fue un movimiento involuntario lo que le hizo proteger a Mina, a la vez que la rabia estaba carcomiendola de lo pesada que se estaba volviendo esa maldita licántropo.

— Veo que las han protegido muy bien... En cualquier caso yo me encargaré de que no quede ninguna evidencia de sus existencias, aún si eso involucra la vida inocente de dos nada importantes prostitutas.  — Habló con odio en su voz, a lo que Sana y Mina temblaron. Sabían lo que eran, pero siempre era doloroso escucharlo de personas ajenas.

Chaeyoung soltó un gruñido audible para Moon que le puso los pelos de punta, y una pequeña ráfaga de nerviosismo corrió por su espalda. Son estaba tan furiosa que estaba a nada de explotar, y eso, era realmente malo para su contrincante. Sin embargo, ella no sabía con quién se metía si creía que sería fácil desaserse de Son.

Moon sacó el arma y rápidamente apunto al torso de la primera persona que se cruzaba en su campo de vista. Desafortunadamente esa era Sana, sin darle el tiempo de reaccionar. Disparó pero antes de perforar con la bala el pecho de la japonesa, Tzuyu se intervino con velocidad siendo ella la afectada, soltando un grito desgarrador.

— ¡Zhou! -— Gritó completamente alarmada la japonesa con quién había huido hace unas horas. Esa a quien trato salvar de esa bala, y que ahora era ella quien recibía el impacto.

Son no pudo más, dejó a su instinto invadir por completo su cuerpo, dejando ver una mirada oscura con un destello de luz roja en ellos. Sus ojos penetraron los de Moon y de un salto se abalanzó al cuerpo de ésta, sacando unas garras de sus manos que ahora estaban transformadas. En su boca unos grandes colmillos se dejaban notar, y sin ninguna duda intentó acabar con la vida de la castaña.

Moon al ver esto con un fuerte empujón quitó de encima suyo a Son y corrió antes de ser perseguida por la bestia que recientemente se transformaba.

— ¡Ustedes cuatro van a morir! ¡En verdad que lo harán! — Amenazó antes de huir y dejar a sus amenazas lejos de ella.

Chaeyoung por su parte sabía en lo que se había convertido, y antes de que su cuerpo decidiera atacar a todo el que se le atravesase, se escondió de aquella peli azabache que la miraba con confución.

— ¡Mina! Ayúdame rápido, debemos de atenderla. Dame un trapo o algo. — La desesperación invadió el cuerpo de la rubia que siendo perforada por la mirada de Zhou que le rogaba dejara de hacerlo, trataba de curarle aunque sea lo más superficial que pudiera.

Tzuyu por su lado, aún con el dolor en su cuerpo, al ver a Chaeyoung en esa condición fue que entendió porqué parecían tenerle tanto miedo esos licántropos, y la razón del porqué querían acabar con ellas.

Además que su corazón dio un salto al sentir a Sana intentado disipar su dolor.

Sana se estaba preocupando por ella, Sana no la dejaría morir.

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El lobo que se enamoró de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora