— ¿Sana? — Sin siquiera notarlo, dijo ese nombre en un suspiro llamando la atención de las presentes en la habitación. La mente de Tzuyu divago unos segundos queriendo encontrar respuestas; comenzaba a sentirse algo emocionada con tan sólo escuchar ese nombre y eso le aterraba, en su interior algo le pedía a gritos acercarse a esa joven de quien parecía pertenecerle aquel nombre y preguntarle que ocurría, porqué se sentía de esa forma al escuchar su nombre, ¿quién era Sana? Pero la japonesa solo la miraba profundamente como si su vida dependiese de ello, como si conociera y desnudara su alma.
Su pecho ardió mientras su pulso se aceleraba incontrolablemente. Por un momento Tzuyu creyó que se debía a, quizá, su estado de salud. Tal vez se encontraba tan débil que pronto se desmayaria una vez más, o simplemente que el intento por levantarse de la cama o únicamente intentar moverse al tratar de sentarse sobre el colchón la había agitado a tal grado de sentir que su corazón se escaparía de su pecho; sin embargo, la chica de cabellos rosados logró hacerla sentir cohibida con su simple mirada inconsciente de lo que podía causar en ella, y ahora parecía como si el cuerpo de Tzuyu ya no quisiera responder a sus pedidos que le exigían huir de ahí lo antes posible, evitar a esas personas que la asechaban y nunca volver, pero no podía. Su mente sabía a la perfección que por su bien debía salir de ahí, pero su corazón estaba tan conmocionado por esa chica, que lo único que podía hacer era seguir admirandola cuál objeto divino.
Quería escapar, sus manos comenzaban a sudar mientras su piel morena palidecia gradualmente por la ansiedad que le causaba escuchar como las tres chicas en frente suya se expresaban de ella y de un suceso que no comprendía, pero que al parecer, tenía que ver con su persona. Su cabeza había punzado de vuelta como una de las peores migrañas que nunca nadie habria sufrido, mientras que su respiración se agitaba cada vez más por cada palabra que esas mujeres soltaban. Ya no se sentía bien estando bajo las miradas de aquellas mujeres que esperaban algo de ella, se sentía presionada y obligada a algo que no podía siquiera entender a lo que se referían, sentía como si hablaran otro idioma y todo ese asunto le estaba dando vueltas a su cabeza ahogandola en el proceso. Aprovechando la distracción de la peli rosa quien había dejado de mirarla, Tzuyu examinó la habitación para así crear un plan de escape lo antes posible, sin embargo, todo estaba cerrado y la única salida estaba detrás de las mujeres que parecían hablar de ella como si no estuviera presente en esa habitación.
— ¿La recuerdas? — La japonesa de cabello negro se acercó lentamente a su anatomía quien temblaba cual cachorro asustado, queriendo con esto demostrarle que, si en verdad no las recordaba y por ende no las conocía, no debía temerles. Se sentó en el borde de la cama y tomó entre sus palmas la mano de la menor quien, aun alterada, prefirió mirar ese pequeño contacto con su mano para asegurarse de que estaría bien si la tocaba y qué ésta no le haría ningún daño, para después girar sus ojos posandolos en la peli rosa nuevamente. — Tzuyu, ¿al menos recuerdas quien eres?
La más alta amplió sus párpados atontada por la pregunta que soltó como si fuese un cañón. Ella quiso entrecerrar sus ojos a la vez que quería pronunciar cualquier simple palabra, pero nada salió de ella, el dolor la estaba matando y de ello fueron conscientes las mujeres que la acompañaban al ver las crecientes venas marcandose en sus brazos y la frente en señal del esfuerzo que estaba manteniendo por no caer inconsciente, a la vez que apretaba de más, sin siquiera darse cuenta, el agarre que mantenía su mano con la de Mina.
— C-Creo que deberíamos dejarla sola un momento. No se ve bien... — Sana apuntó lo obvio, sin embargo se sintió afligida al notar como a pesar del sufrimiento que estaba pasando la menor, ésta aún hacía el esfuerzo de mantener su mirada con la de ella, rogándole inconscientemente que no la dejara sola. Sana estaba segura de eso, pero en ese momento era como tratar con dos Tzuyu completamente diferentes, una que aun podía ver dentro de sus ojos que le rogaba por ayuda para poder volver a una vida normal a su lado; y otra que parecía tenerle miedo a todo lo que había a su alrededor porque ella nunca había existido hasta ahora.
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El lobo que se enamoró de la luna
Fanfiction«Cuando todos te dejan atrás, te dan la espalda, y pisan tu esfuerzo de mantenerte en pié, es cuando sabes que tu vida no vale nada para nadie» Pero por ti, sé que podré resistir un poco más, sólo si me dices que me amas." Dónde Tzuyu, un lobo soli...