XXIX

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Sana empujó con su cuerpo el torso de Chan quien se descuidó con la preocupación de haber sentido lo que sintió. Al estar libre Sana intentó de nuevo subir hacia la habitación de Tzuyu, pero antes de subir tan siquiera el primer escalón, el piso tembló haciéndola retroceder.

— ¡Tzuyu regresa! — Gritó a lo lejos Chaeyoung.

Sana no entendió hasta que su cuerpo se paralizó al ver a un lobo enorme correr hacia la salida. El animal bajó al segundo piso tropezando con los escalones e incluso sus propias patas, pero le fue inevitable parar estando en frente de la japonesa quien estaba sin comprender. ¿Esa era Tzuyu?

— A-AAh... — Tartamudeó sin saber que hacer. El lobo penetró con su mirada a la pobre chica, pero en sus ojos sólo había tristeza, vergüenza de lo que le había ocurrido.

Más que un lobo, parecía un cachorro asustado con la cola entre las patas. Intentó salir de la casa, pero al no tener manos, solo pudo rascar de la puerta pidiendo que la dejaran escapar. Chaeyoung bajó de nuevo y con sus brazos tomó al lobo intentando tranquilizarlo.

— Vamos Tzuyu... Por favor no hagas esto... Veremos como ayudarte pero por favor... No huyas. — El dolor en su voz era claro. No había nadie que sufriera más en toda esta situación que Chaeyoung, presa de toda la culpa de sentir que todo fue causado por ella.

Momo tomó una manta y con esta cubrió al animal, éste temblaba y su labio en su hocico salibaba demostrando su dolor. Todo era un martirio.

— ¿¡Cómo podemos arreglar esto!? ¡Dilo! — Woojin tomó de la camisa a Jackson, quien temeroso solo cerró los ojos.

— ¡No lo sé! Tal vez aplicando la misma fórmula, pero puede que tenga otra reacción al ser un lobo ordinario. — Gritó con la desesperación, no podía soportar todo lo que estaba ocurriendo. — Existe un doctor que trabajaba para los experimentos de Moonbyul, pero no se si siga vivo ni en dónde está... Él sería la única esperanza.

Woojin golpeó la pared. Toda la rabia que contenía necesitaba sacarla.

La casa se consumió, de nuevo, en un caos que le congelaba la sangre a los presentes. Debían tener esperanzas, pero... ¿En verdad podrían hacer algo?

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Los días pasaban, Solar no despertaba y Tzuyu fue llevada al garage de la casa, fue acoplada para que pudiese descansar ahí, con mantas, una especie de cama, y mucha comida. Sin embargo cada noche se escuchaba el aullar de su llanto y los sonidos de sus sollozos. A duras penas a veces se levantaba a salir a caminar cerca del bosque, sabía que si huía no viviría más tiempo, habia olvidado como sobrevivir como lobo y eso sólo la hacía sentirse más inútil. Estaba tan deprimida que sólo podía dar dos bocados a su comida para luego volver a recostarse.

— Iré en busca de medicinas, Jackson me explicó lugares donde podría estar el doctor Park y pienso buscarlo. — Jeongyon se despedía de Momo con un abrazo que expresaba todo, preocupación, cariño, todo lo que necesitaba para su misión.

Jackson se acercó dispuesto a dar más información.

— También encontré un remedio para ayudar a Solar. Una forma de cortar el lazo de sangre, solo necesitamos un poco de sangre humana estándar y tal vez recupere un poco de su humanidad. Será más humana que licantropo.

— Eso espero, vayan con mucho cuidado y tengan suerte en su búsqueda. — Ambos salieron y poco tardó en escucharse el sonido de la camioneta que anunciaba su partida.

Por otro lado, Chaeyoung se encontraba acostada en su cama boca arriba con su manos entrelazadas en su estómago. Analizaba  lo que había ocurrido, y se lamentaba por todo. Pero aún así, le seguía causando ruido una de las cosas dichas por Moonbyul durante toda esa batalla:

"— Y tú, Son, ¿en verdad caíste tan bajo por una humana? Le diste tu cuerpo y alma, pero ella solo te utilizó... "

— ¿A caso... Se refería a Mina? — Susurró para si misma.

Como si la hubiese invocado, Mina entró notando el estado de Chaeyoung. Sonrió con lástima, se acercó con toda la intención de apoyarla, por lo que se acostó a su lado y se abrazó a su pecho.

— ¿En qué piensas? — Mina marcó figuras con su dedo sobre el cuerpo de Chaeyoung, poco a poco sus manos subieron a su cabeza para acariciar tiernamente esa nueva cabellera que tenía.

Chaeyoung escuchó, pero su mente se encontraba en otro lado. No podía creer que lo ocurrido haya sido por cosas tan tontas.

— No lo sé...

— Tienes que ser fuerte, esto ya pasará. — Mina apretó entre sus brazos el cuerpo de la más bajita. Podía sentir que estaba decaída, cosa que no creía capaz.

No quería admitirlo, porque podía sonar mal, pero le gustaba esta versión de Chaeyoung. Se le hacía más... Humana, expresiva con sus emociones, capaz de decir lo que sentía y con la confianza de soltar su pasado. Aún cuando esto hacía sentir como una mierda a la pobre de Son, para eso estaba ella, para recordar que no todo lo que ha hecho a sido malo.

— ¿Y si no? Y si Tzuyu no puede volver... He arruinado a todos...

— Chaeyoung, mírame. — Mina tomó entre sus manos el rostro lloroso de Chaeyoung, obligando a que sus ojos la mirasen profundamente. — No olvides que, aunque nos metiste en todo esto, tu salvaste a Sana y a mí de ese horrible cabaret. Me hiciste sentir cosas nuevas, y nada de lo que has hecho por mi podría contarse como que me arruinaste. Así que por favor, levántate y sal adelante. No pienso dejar que caigas tan bajo.

Chaeyoung la miró, y su sinceridad se reflejo en ese brillo que sus ojos la transmitieron. Por instinto, su Alfa le pidió acercarse, pero por acción propia fue que Chaeyoung giro su rostro para encajar sus labios con los de la japonesa en un tierno beso. Un beso lento y sin ninguna doble intención, uno que demostraba cuánto estaba agradecida por que estuviese a su lado.

Uno que le decía que tenía completa razón, habían cosas por las que no debía arrepentirse. Y ella era una de esas por las que daría todo una vez más.

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A fuera, la brisa del viento era fría, pero no tanto como para hacerle sentir frío. Su pelaje se encargaba de eso. Sus pensamientos seguían fuera de su realidad, ella quería seguir pensado que era humana, pero ahí estaba ella, donde su cuerpo decía lo contrario. Era un asqueroso lobo una vez más. El sonido lejano de otros lobos aullando a la luna llena de ese día, le traía malos recuerdos, pero aún así seguía pareciendole hermosa esa Luna. Aunque su brillo no se viera tan resplandeciente como otras veces. Entre los aullidos, pudo distinguir por su desarrollado oído a su padre, seguido de su madre y de toda su familia. ¿Qué habrá sido de sus hermanas? ¿Su predestinado tendrá ya su familia? Todos podrían tener su felicidad, pero ella, volvía a pudrirse en su propia miseria.

Escuchó el sonido de las ramas y las hojas ser pisadas, significando que alguien se acercaba a su sitio. Esa roca que entre los arbustos parecía elevada y dejaba una hermosa vista a parte del bosque y el cielo resplandeciente destacando a su bello amor. La luna.

— Traje esto... Creo que te gustará... — La voz de Sana sonaba nerviosa, sabía que era porque no era normal hablar con un lobo como ella. Sabía que le causaba terror y eso la lastimaba.

Tzuyu la miró y notó que en sus manos llevaba un par de frutos y bayas, los dejó a su lado, pero ella no le hizo caso. No podía si quiera verla y pensar que no podrían ser igual que antes. Sana pudo presentirlo, ese aura de tristeza la invadió de igual forma, por lo que tomó valor y se sentó al lado del cuerpo en reposo del cánido.

— ¿Deberíamos comer un poco? A mi me encantan estas, son ácidas pero muy dulces... ¿Extraño no? — Dijo intentando que la entendiera, pues aunque no lo supiera, Tzuyu lo hacía. Olfato las frutas y comió un poco, tantos días sin comer le cobraban factura pero no se sentía con el ánimo de hacerlo. Sintió la mano de Sana en su pelaje y la miró, pues ésta la miraba de igual forma en que sus ojos le demostraron un cariño que pocos le habían dado. — Es hermosa, ¿no?

Dijo y se volteó. Tzuyu nl entendió hasta que giró su rostro, y ahí estaba. El bonito perfil de Sana miraba con atención a la Luna. Mientras ella masticaba su bocado, comparó inconscientemente a su amor de años y a la japonesa a su lado. Pudo llegar a una sola conclusión.

Sana era idéntica a la luna. Era perfecta.

El lobo que se enamoró de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora