Un día más en que el trabajo la había dejado exhausta. Su cuerpo dolía como un infierno, esos brutos ni siquiera se molestaban en preocuparse por si algo le dolía. Pero ya se había acostumbrado a ser tratada como un objeto sin valor alguno.
Mina estaba igual o peor que ella, ayer dos hombres le pagaron por acostarse con los dos al mismo tiempo, y todos sabían que ella no quería, nunca había hecho algo así la pequeña japonesa; pero no hubo tiempo, Taemin llegó justo cuando la propuesta fue dada, sin dejarle tan siquiera opinar al respecto.
En la cama a un lado del de Sana estaba el cuerpo de Mina tumabado, se veía su suave respiración cansada. El sólo verla hacía retorcer el corazón de Sana en un dolor intenso. Ella había jurado protegerla, y no pudo cumplir con su palabra.
- Sana, sé que te duele verla así, pero se fuerte... ¡Falta poco para que nuestro plan acabé y podamos por fin escapar! - Kim Yongsun se había acercado a su lado mientras acariciaba su espalda anciosa por esa dichosa idea que llevaban planeando todas desde hace meses atrás.
Pero las esperanzas en el cuerpo de la japonesa cada vez perdían más fuerza. Ella lo sabía. Nunca serían libres.
- Solar, tu sabes que nunca saldremos. Tu siempre serás conocida como Solar, y todas nosotras como unas putas. - Dijo cabizbaja, tirando por los suelos la pequeña emoción de la mencionada que solo trataba de ser positiva. - No hay escape. Estamos condenadas.
Solar no aguanto más ese aura tan oscura que emanaba de la japonesa. Con pasos lentos se fue de la habitación que compartían Mina y Sana, convencida de que algún día podría ver una sonrisa en el rostro de la japonesa mayor.
La tarde prosiguió en mandados y trabajos que se les ordenaba, cómo ordenar el cabaret, limpiarlo, y algunas otras debían de visitar a algunos socios y clientes que debían dinero o que ellas debían servicio. Entre ellas Sana junto con Mina les tocó tener que ir a un hostal a cobrar bebidas que alguien no se dignó en pagar por estar acosando a las empleadas. Y desafortunadamente para Mina, esa era Son Chaeyoung. Taemin pensó que tal vez ambas chicas necesitaban un poco de aire, ya que últimamente habían estado muy deprimidas y eso era muy notorio, afectando así el trabajo y el gusto de los clientes por aquellas dos. En conclusión, lo hacían perder dinero. Así que las mandó por ese trabajo para que salieran un poco. Además de que él sabía que Mina habia ganado buen dinero con esa coreana, y en parte fue una trampa para que si Son quería acostarse con ella, le trajera el dinero no solo de los tragos. Sí, estar fuera del cabaret sonaba como la oportunidad perfecta para no volver, y aunque sonara fácil huir de ahí simplemente saliendo corriendo o tomando el transporte público que las lleve muy lejos, los hombres de Taemin estaban por todo el pueblo, acechandolas como bestias. Era imposible tan solo pensar en escapar.
- Entonces... ¿Conoces a quien le vamos a cobrar? - Dijo Sana intentado crear una conversación con la menor. Ella solo asintió ligeramente incómoda.
En sus recuerdos todavía seguía viva la escena de esa mujer mordiendo al lobo y llevándoselo en su espalda como un saco de papas. Bueno, no era del todo una mujer, era una cosa rara.
- Sí, ella fue con quién trabajé la noche que te salvé de Taemin. - La mirada de Mina estaba clavada en el suelo ideandose algo para justificar el actuar de Son. Le daba cierta curiosidad saber que sería de ella ahora. ¿Acaso tendrá como tapete al lobo en su sala?
- ¿Una millonaria? ¿En un hostal? ¿Qué acaso no pudo pagar sus bebidas? - Preguntó y preguntó la rubia japonesa, haciendo que la menor solo se alzara de hombros restándole importancia al asunto.
Llegaron al lugar, no parecía ser tan malo a simple vista para ser un hostal. Entraron y buscaron la habitación, los hombre de Taemin eran tan astutos que incluso habían conseguido los datos personales de la chica en caso de tener que "saldar cuentas"
- ¡Zhou Tzuyu dejá de morder mi maldita almohada! - Fue un grito que retumbó en toda la calle y detuvo todo intento de tocar la puerta de ambas japonés en un susto.
Ambas se miraron con mucha desconfianza y duda, pues parecía como si alguien estuviese siendo torturada, pues más gritos se escucharon pero eran inentendibles. Sana decidió tocar, sin rodeos, esperando una respuesta.
- ¡Ya voy! - Nuevamente el grito se escuchó, pero esta vez recorriendose a ellas. - Miren, ya les dije que no fuí yo quien dejó a la calle sin luz, fue mi inquilina, así que si van a seguir jodiendo con eso...
Chaeyoung habló sin antes ver quienes estaban en su puerta. Después de cinco vecinos quejándose por la tontería que Zhou hizo en la bañera, estaba harta de ellos. Pero su semblante cambió al ver dos jovencitas paradas tras la puerta de su hogar, y una de ellas la conocía perfectamente.
- Vaya, que agradable sorpresa. - Sonrió pícaramente mirando de abajo hacia arriba todo el cuerpo de ambas japonesas. Mina se sonrojó por ello, y a la vez se molestó por su descaro. - Díganme, ¿En qué puedo ayudarlas? Creo que está vez es mi turno.
- Venimos de parte de Lee Taemin. Usted tiene una deuda con el bartender, y nosotras solo hemos venido a cobrarla. - Habló con seriedad Sana.
Chaeyoung por su parte sólo rio y se metió a su casa, dejando confundidas a ambas muchachas.
- Pasen, tengo que buscar dónde dejé mi cartera y no quiero que se queden ahí esperando. Mi casa es su casa. - Chaeyoung volvió a hablar con ese tono galante, y le dio un vistazo más a sólo una de ellas.
Para su gusto, Mina estaba espectacular ese día, toda su ropa la cubría perfectamente a la vez de que se notaban ser tallas más grandes de la suya. Tenía un toque tierno, y eso la ponía más.
Ambas chicas caminaron dentro de la casa con la misma desconfianza y temor que hace un rato. El lugar era pequeño, hecho un total desastre, pero se sentía acogedor. Para dos personas que vivían en una simple recámara de color gris por el pavimento y el cemento barato con el que construyeron sus paredes; la casa de Chaeyoung era un bonito hogar.
- Chae, tengo hambre otra vez. - Escucharon una segunda voz proviniendo de la cocina. Ambas saltaron del susto, pero al ver que quién era también saltó del susto al verlas, sabían que no corrían amenaza. - A-ah... H-Hola, ¿Son visitas?
No contestaron, solo miraron a su derecha de donde salía nuevamente la pequeña chica.
- No, Tzuyu, solo vinieron a cobrar algo.
"¿Tzuyu?" Hablo en sus pensamientos Mina. Recordó haber llamado así al lobo cuando esté la atacó. "Maldición, Tzuyu. Algo así había dicho"
- Ya veo... - Volvio su mirada a las dos chicas en frente suyo. Hizo una reverencia, y su mirada se quedó pegada a la rubia que sonrió ligeramente a su acto.
Sin embargo, un sonido fuerte desde la puerta de su hogar rompió la burbuja creada.
- ¡Son Chaeyoung! ¡Estás en graves problemas!
- Mierda...
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El lobo que se enamoró de la luna
Fanfiction«Cuando todos te dejan atrás, te dan la espalda, y pisan tu esfuerzo de mantenerte en pié, es cuando sabes que tu vida no vale nada para nadie» Pero por ti, sé que podré resistir un poco más, sólo si me dices que me amas." Dónde Tzuyu, un lobo soli...