Capítulo 13

11 3 0
                                    

Love like a sunset

"Acres,
horizonte visible
justo donde empieza y termina.
Oh, ¿cuándo empezamos el final?
Acres,
ilusión visible
Oh, donde empieza termina.
El amor como una puesta de sol". -Phoenix

Me la pasé muy bien contigo hoy, siento que serás una grandiosa amiga.

Amiga.

Amiga.

A-M-I-G-A.

Quería asesinarme ahí, justo en frente de él.

Cuando él lo dijo delante de mi hermana no me parecía un inconveniente, pero ahora que sólo estamos nosotros dos, y está dejando las cosas claras... me afecta.

Intenté ocultar mi decepción con la sonrisa más tiesa que pude conseguir. Adam me tendió la mano, la cual rechacé educadamente. Si me tocaba un milímetro del pelo, probablemente explotaría.

—¡Claro! —No sé de dónde salió tan falso entusiasmo, pero lo utilicé—. Es lo mismo que estaba pensando. Seremos excelentes amigos.

Y con eso salí del auto por mi cuenta. Un sabor amargo vino a mi boca después de esas palabras.

Él, el cual parecía tener el sexto sentido del que tanto presumimos las mujeres, me observó detenidamente, achicando los ojos y frunciendo las cejas. Supo que algo andaba mal.

—¿Pasa algo?

Comencé a caminar en dirección a la entrada de mi casa. Thrussell me siguió de cerca.

—Todo está bien, pero ya me siento muy cansada. Hice todos mis pendientes hace horas, y me está sacando factura —concluí al detenerme en la puerta.

Busqué las llaves en mi pequeño bolso, pero me fue difícil buscarlas teniendo a Adam en frente, viendo cada uno de mis movimientos.

—Ve el lado positivo: ahora no tendrás que preocuparte por ello. —comentó él, no muy convencido de la situación.

Ahora me tengo que preocupar por otras cosas. Por ejemplo: tú.

—Supongo que tendré un fin de semana relajado, entonces.

La tensión ya era palpable en este punto. Al carajo todo lo que habíamos discutido en la cena. Ya estaba más calmada, milagrosamente.

Adam forzó una sonrisa. Como si fuera una regla general de su anatomía, se rascó la nuca con su mano derecha. Luego se acercó a mí y se despidió con un beso en la mejilla.

—Nos vemos pronto —dijo antes de desaparecer en el Corolla.

—Seguro —respondí, pero no supe si lo escuchó.

Luego solté un suspiro. Abrí la puerta, entré y después salí disparada a mi habitación. Quería alejarme de todos. Hablar de lo que me dejó esta cita sería un fiasco.

Mi cama estaba desordenada y llena de ropa. A última hora, Dorothy me había hecho considerar más opciones, pero llevé lo que compré en el centro comercial. Aún así, caí rendida ante ella y cerré los ojos con fuerza.

¿Por qué si todo indicaba ir estupendo, se arruinaba?

Confieso que en este punto no me había detenido a pensar que sentía por este chico. Y no creí tener que hacerlo, porque simplemente había pasado hablando con Adam por varios días. Me erizaba la piel tenerlo cerca, pero no le había tomado importancia.

Ahora sé que todo se dio demasiado fácil. Repasando los hechos, todo fue sencillo: chocamos e hicimos el ridículo, nos topamos en la parada del autobús un día, nos hicimos una especie de amigos y luego tuvimos una cita. Nada había sido así en el amor para mí. Si alguien abriera un diccionario y buscara esa palabra, encontraría a cualquier otra persona, con excepción de mí.

No te quiero pero también te sufro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora