Capítulo 06

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Tourning Out

"Te tengo,
Te sostengo más cerca de lo que nunca creí que podría.
Pero estoy confundido.
Pensé que podría reconocer cuando el amor fuera verdadero.
Pero estoy confundido
¿Estoy listo para el amor?
O tal vez solo un mejor amigo"
-AJR.

Mi visión comenzó a tornarse borrosa en una forma muy rápida. Una ráfaga de de imágenes pasaron a toda velocidad por mi cabeza. Mi pecho subía y bajaba en un ritmo constante, y por un instante no me preocupé que los 30 pares de ojos estuvieran observando los delirios de una loca.

Volteé hacia un lado y ahí estaba Selene, exponiendo su parte del tema. Recordé la primera vez que comimos helado hacía cinco años, en la situación más incómoda y graciosa de mi vida... ella me había embarrado el cono de helado de Cookies and Cream en la cabeza, y no podía quitármelo porqué se adhería a mi cabello oscuro y maltratado; ella reía como una hiena. Al final, me había reído también de mi situación, y vi como su mirada cambió cuando mi expresión de enfado fue renovada por una de diversión.

No nos habíamos separado desde entonces, y ahora que estaba justo a mi lado, usando su voz decidida y potente; la sentía muy lejos.

Apenas podía percibir lo que pasaba a mí alrededor, pero los murmuros parecían salidos de alta voces que iban directo a mis oídos. No lo soportaba, pero tuve que contenerme. Una pequeña gota de sudor me recorrió la frente hasta que la vi enorme y luego demasiado pequeña proyectada en el suelo. El nudo en mi garganta comenzó a crecer, era como un conjunto de hilos que se entrelazaban de forma filosa, rasgando la piel de mi cuello.

Después de unos segundos visualizo a la profesora Trina Danvers, con su ya famosa cara de póker sentada en la última mesa, intercalando su vista entre nuestra presentación, los espectadores y su block de notas.

Pero no me importó. De un momento a otro, una fuerza sobrenatural me empujó a los acontecimientos de hace unos días. La caída, las burlas de Selene, el momento en la biblioteca, la pelea en el auto de su abuela y su amargo fin. Todo sucede muy rápido que no tengo tiempo de detenerme y pensar en cada detalle.

No es como si no lo hubiera hecho ya desde que sucedió.

Soy sometida a una silla confinada en una habitación con paredes, piso y techo de un negro azabache. Es una caja contra los lunáticos con remordimientos de conciencia. Una decena de brazos me presionan en la silla destartalada, y mis ojos son abiertos de par en par por unas manos gruesas y grasientas que pueden arrancarme las pestañas con las sacudidas. La pared frente a mí se ilumina como una pantalla de cine y el rostro decepcionado de Ed antes de marcharse de mi casa y dejarme con la palabra en la boca, aparece. Ahora todo pasó en cámara lenta, haciéndolo diez veces más tortuoso.

Cerré los ojos con rapidez. Todo pareció en calma por un minuto que pudo ser eterno y que, sin embargo, pasó a una velocidad como la de Flash. En mi oído se sintió un leve zumbido parecido al de una mosca. Me toqué la oreja pero no sentí nada. Seguía con los ojos cerrados y mi mano derecha se sentía en un puño, las uñas sucias desgarrando mi palma. El zumbido creció a pasos agigantados y ya no era una mosca, eran cien, mil o siete mil millones. Entraban y salían por mis orejas como el coro más desagradable de la historia. Mis oídos querían comenzar a sangrar. Quizá sea justo lo que hagan.

Pero todo se detuvo. Al abrir los ojos, la profesora Danvers, mis compañeros y mi equipo tenían sus ojos completamente puestos en mí. Yo baje las manos, que sin darme cuenta, estaban en mis orejas. Tomé un respiro y repase lo que sucedía o cómo carajo había cambiado de lugar tan rápido.

No te quiero pero también te sufro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora