Capítulo 07

20 3 0
                                    

My bad

"Te di todas las señales,
te di todo mi tiempo.
Estás siguiendo las señales,
pero estás siguiendo las señales equivocadas, amor".
-Khalid.

—¡Es hora de ejercitar los músculos, Christianne! —grita mamá con la voz más animada que la he oído decir en días. En realidad no había estado de humor para fijarme en su tono de voz en todos estos días.

Después, la luz se filtra por la inmensa ventana de mi cuarto y decido taparme completamente con mi manta. No me importa que día sea o qué se supone que debo hacer, quiero permanecer así hasta verme como Rose al principio de Titanic

—No me interesa —respondo de mala gana con mi voz de ermitaña—. No me harás cambiar de opinión, madre. Cierra la puerta cuando te vayas.

Esperaba gritos. Esperaba un discurso sobre lo joven que soy y que debo de aprovechar cada día como si fuera el último. Aunque no tendrían sentido cuando lo único que quiero es desaparecer.

Mi madre parece captarlo. Después de todo, ella usa esa especie de telepatía conmigo y mis hermanos, y sabe perfectamente cuando es bueno o no dejarme ser.

Gwyneth Richards -con su apellido de soltera que tanto le encanta usar- se dirige hacia la cama, descubriendo mi cabeza. Cierro un poco los ojos por el malestar que me provoca la luz, pero siento su cálido beso sobre mi frente. Me permito mirarla sonreír con complicidad y marcharse de mi habitación.

Suelto el aire que no sabía que contenía con pesadez y me dediqué a ver el techo agrietado unos segundos. Por un momento no pienso en nada, pero luego todo viene a mi mente como un estallido.

Creo que estoy enamorado de ti.

Aún seguía conmocionada. Cuando mi mejor amigo soltó esas palabras todo se detuvo. Todo dio un giro de 360° a nuestro alrededor y por más que quería, sólo estábamos él y yo.

Tantas teorías, tantas horas pensando en quién podía ser la chica que el quería, tanta molestia por no enterarme primero que Hanna se vieron tiradas a la basura.

Creo que la parte por la que sigo recordándolo es porque nunca lo había esperado. Me negaba que eso sucediera. Me negaba estar envuelta en esa situación. Me negaba al hecho de que Ed gustara de mí.

•••

Después de seguir complicándome la existencia, me quedé dormida. Pudieron ser horas o pudieron ser minutos, pero eso nunca lo sabré. Mi habitación estaba completamente a oscuras, porque me aseguré de que pareciera la cueva de un vampiro antes de dormir.

Una silueta estaba parada a un lado de mi cama. No pude reconocerla al principio por la poca luz que ahora entraba por la ventana, pero luego apareció esa maraña de cabello marrón claro y la delgada figura encorvada de Selene Marsden. Sus ojos se veían más oscuros que de costumbre, como si el azul claro hubiera sido absorbido por dos hoyos negros.

Fruncí el sueño y me pregunté si estaba soñando. Se sentía como si hubieran pasado 100 años desde la última vez que nos vimos, y solo había pasado un día.

Un maldito día.

Así de rápido podían cambiar las cosas.

—Ya era hora —dijo con su típico sarcasmo—. Llevo media hora viéndote roncar como una vaca.

Quería replicarle que las vacas no roncaban, en serio, pero en realidad no tenía certeza alguna de que fuera así.

No tenía certeza de nada en general.

No te quiero pero también te sufro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora