Prólogo

25 6 1
                                    

Sus labios rozan los míos con timidez.

Sus manos torpes en mi cintura.

Sus ojos cerrados con fuerza.

No pude evitarlo.

Me quedo paralizada pero no lo detengo.

No puedo hacerlo.

Él me ha tomado con la guardia baja.

Él me ha descolocado de mi zona.

Él me ha dejado sin palabras.

Fue algo que jamás esperé.

Algo que no quería que pasara.

Algo que ha cambiado las cosas para siempre.

No estoy segura que haya sido para bien o para mal.

Pero mi corazón se aprieta.

Y se agrieta.

Porque a pesar de haberme paralizado y no detenerlo, grito en mis adentros que no quiero besarlo.

Y no quiero pensarlo de otra forma que no sea como mi mejor amigo.

Como mi hermano.

Y reacciono y me separo de él.

—Esto no... no puede suceder.

Fue lo único que consigo decir.

Él ya no me mira con dulzura.

Honestamente no sé cómo interpretar su mirada.

Sólo sé, que cuándo me doy cuenta... él se ha marchado.

Se va sin decir una sola palabra.

Sin mirar atrás.

Y me derrumbo.

Porque sé que no lo quiero de la forma que él desea, pero también sufro su dolor.

No te quiero pero también te sufro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora