Capítulo 10

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Pieces of us

"Balanceando y extrañando cada momento que hablamos.
Ahora todo lo que tengo son piezas de nosotros.
Oh, cómo mi suerte cambió cuando hablamos,
y ahora todo lo que tengo es piezas de nosotros".
-Mark Ronson, King Princess

Lo complejo de una personalidad se ve un tanto reflejada en las acciones que realizamos a diario, porque en parte nos empeñamos en ocultarla detrás de esas acciones. Lo mismo pasa cuando crees conocer a una persona: piensas que sabes bastante acerca de alguien por lo que hace -y en parte es así- pero nos olvidamos de los miedos, de los sentimientos, de los pensamientos, las necesidades y la conciencia que cada individuo tiene.

Eso pasa cuando veo a Margie Cockburn, Azura Gibson y Gabe Groves. Ellos muestran la parte fácil de sí mismos, pero nos excluyen de lo indispensable. Así que siento que yo no puedo ser de una forma distinta.

Margie rodó los ojos cuando volvimos a rechazar su invitación a comer. Me daba a entender que se cansaba un poco de nosotras -más de mí que de Selene- y que no eramos divertidas. Estaba segura que yo no lo era, pero Marsden era otro caso.

—Será para la próxima —añadió Azura ante el ofrecimiento.

Selene y yo nos separamos del trío. Ella dijo que me acompañaría hasta la salida del campus pero no podría llevarme a casa, porque iría a visitar a su tía Susan. En la familia materna de Marsden, todas las mujeres tenían como inicial la S y los hombres la R. Era algo un tanto peculiar, sobre todo porque la madre de Selene, Sitka -como aquella antigua ciudad de Alaska-, había elegido pareja y padre de sus 3 hijos por la inicial de su nombre: Rustan Marsden. Sólo que ahora están divorciados, y Sitka Williams estaba saliendo con un tipo 10 años menor llamado Randall.

—La abuela Sally tiene algo extraño por las perforaciones, como una especie de fobia. Cuando llegó el estúpido de mi primo Rhys, empezó a temblar como gelatina —dijo la castaña con una sonrisa—. No pude hacer más que reírme de la viejita cascarrabias toda la tarde.

La miré por unos segundos queriendo transmitirle decepción, pero luego también reí.

—Pensé que querías a tu abuela. Después de todo, te regaló su auto.

—¿Me regaló su auto? Creo que te estás equivocando. La abuela Anne me heredó su auto antes de morir, mala amiga —Selene rodó los ojos y dejó de sonreír—. Sally Williams nunca ha hecho algo bonito por mí.

—Bueno, supongo que es recíproco.

—Oh, claro que lo es —Marsden sonrió, pero luego de unos segundos abrió los ojos y me puso una mano en el pecho—. No quiero asustarte, pero Ed está a unos metros de nosotras.

Ni siquiera estaba prestando atención hacia dónde íbamos hasta que lo dijo.

Me puse en modo alerta y miré hacia todos lados. Ed estaba con Hanna y otros dos chicos charlando con tranquilidad bajo un gran árbol. Él nos daba la espalda. No había tenido la oportunidad de hablar con Hanna, sobre todo después de saber que ella encubrió a mi amigo en todo momento, pero no podía hacerlo. Ella y Reynolds eran cercanos ahora, y sentía que ella lo apoyaría más que a mí. Al carajo los años de antigüedad.

Una oleada de fuerza me sacudió.

—Tengo que hablarle —dije sin pensar.

—¿Hablar con Ed? —preguntó Selene con cierta duda en la voz.

—Sí. Siento que él ha transmitido todo lo que siente pero yo no.

Mi mejor amiga sonrió.

—Me parece estupendo —no hubo nada de ironía en su voz esta vez—. Seré tu porrista desde aquí, anda.

No te quiero pero también te sufro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora