Cap. 14: María y Marta.

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19-01-20.

Para en el camino y yo suspiro mientras lloro sin hacer ni un solo ruido. Me mira y cuando nos conectamos su cara está totalmente desencajada. Está blanca. Nunca la había visto así. Julia reacciona por favor que te necesito. Por favor. Por favor vuelve a ser tú y hazme feliz de la misma forma que lo hacías cuando éramos crías.

-Alba. Dime que es broma- Ojalá. Suspiro mirando alrededor por si hay alguien. No hay nadie y yo intento calmarme pero me es imposible. Me acuerdo de ti y de cuando tú me calmas. Jo Nat. Cálmame toda la vida. Lo haces tan bien. Respiro como tú me enseñaste y le niego con la cabeza a Julia. Se me escapa un sollozo y Julia se me lanza a mis brazos. Llora super fuerte y yo la acaricio. La quiero tanto...

-Alba. M-Me siento fatal de no haber estado pa-para salvarte. Perdóname por favor. Te quiero. Te voy a ayudar a lo que necesites. Voy a matar a ese cabrón. Lo prometo.

-Tranquila Juls... N-Natalia y yo nos vamos.

-¿Qué? ¿Cuándo?

-No lo sé. Necesitaba verte antes.

-Alba. Cuando salgas de aquí tienes que denunciar.

-Voy a sacarte de aquí con nosotras Julia.

-Ni se te ocurra.

-Sí, eres mi mejor amiga desde siempre. No te puedo dejar aquí.

-Sí puedes. Tienes que salirte tú.

-No quiero dejarte aquí joder.

-Pues vas a dejarme aquí.

-No.

-¿Sabes algo de María y Marta?- decido cambiarla de tema porque paso de discutir. La voy a sacar de ahí sí o sí.

Se la ensombrece la mirada y yo me empiezo a preocupar. ¿Julia? ¿Qué pasa? ¿Y Marta y María? No me mira. Uy. Algo ha pasado. Cuando Julia no me mira es que algo ha pasado. La intento hacer que me mire pero no soy capaz porque siempre la aparta.

-Julia. Qué pasa- Esta vez conecta mi mirada a la suya y yo me asusto al ver el miedo. El dolor. Como si estuviesen... Desaparecidas. O asesinadas. Como si hubiese visto una muerte delante suya. Ojalá sea mentira lo que digo. Ojalá sólo sepa lo mismo que yo y la asusta lo mismo que a mí. Ojalá sea mentira. Ojalá no estén desaparecidas. O muertas. Por favor.

-Alba... No sé nada de ellas- Suelto el aire que tengo en los pulmones. Pero Julia no ha terminado de hablar. La miro preocupada y vuelvo a coger aire al mismo tiempo que ella para seguir hablando.

-La vi. Hace dos días. A...A María...- Su voz se rompía. Me niego. Qué le ha pasado, Julia. Joder, suéltalo ya.

-¿Qué? ¿Dónde?

-La habían... La habían pegado... Iba en una camilla al hospital...

-¿¡Qué!? ¡Hijos de puta!- Grito porque esto ya me supera.

Primero Natalia. Luego Julia aquí metida. Luego Miki desaparecido. Luego Marta desaparecida también y ahora María.
Odio esto. ¿Por qué hacen esto? Qué asco. Me duele todo. No puedo gritar y menos mal porque si no explota el mundo. Si yo grito ahora el mundo se paraliza. Hasta el tiempo. Hasta el sol para de girar. Hasta el viento. Todo.

-Shh, calla Alba. No grites. Venga, vamos al super. Por aquí hay un atajo. Vamos. Y luego seguimos hablando.

Tira de mi por aquel camino de tierra y llegamos a un puente. El río de debajo fluye tranquilo. Como si a su alrededor el mundo no existiese. Como si no pasara nada.
A veces somos como ese pequeño río. Nos aislamos. No pasa nada a nuestro alrededor aunque pase. Nos machacan y no nos damos cuenta. Seguimos fluyendo. Seguimos nuestro camino. Y a veces hay piedras. Piedras grandes. Nos cuesta pasar. Y algunas no somos capaces de pasar. Y nos dejan secos. Para siempre. Ya no volvemos a ser nosotros. Hasta que llueve. Y volvemos a nacer poco a poco. Y cuando esa lluvia es una tormenta pasamos la piedra por encima sin problemas.
Eres mi tormenta Nat. En el buen sentido.
Sonrío como una imbécil y cuando me doy cuenta estamos en la ciudad. Estamos pasando por un camino corto que lleva a un lugar abierto. Una plaza.
Nada más pasamos allí miro alrededor. Hay varios caballos junto a hombres hablando. Una fuente en medio. Un pequeño bar que parece bastante humilde. Edificios de pocas plantas con balcones preciosos. Unos blancos. Otros grises. Otros de madera. Me encanta este sitio. Sigo mirando alrededor y me llama un muro alto sin absolutamente nada. Colgada de ella hay tres personas tapadas de la cabeza con un símbolo. Abro demasiado los ojos y me acerco lenta porque no quiero llamar la atención y miro los símbolos.

Miro a la izquierda le tapa un embrión tachado. Es un hombre. Imagino que no era fértil.
Miro a la derecha. Dos mujeres. Tapadas con un símbolo de la bandera y un triángulo rosa invertido en medio. Miro a Julia que está a mi lado. Repaso el cuerpo de las chica de el medio. Va vestida de amarillo oscuro. Color mostaza. Igual que la de al lado. Es morena y tiene el pelo algo larguito. Miro las manos y entonces lo veo. El anillo de Marta.
Me entran los temblores y las náuseas. Es Marta. Es Marta quien está colgada ahí. Está muerta. Es su anillo. El dorado con el infinito. El que le regaló María justo antes de que me secuestrasen. Se iban a casar. Tiemblo y Julia me intenta alejar de allí pero yo no me puedo mover. No puedo hacer ningún ruido pero tampoco puedo llorar. Estoy en trance. No puedo salir de ahí. Es Marta. La han matado. Por lesbiana. Por querer. Porque se salía de lo habitual.
Miro a la otra chica, a la de su lado. Veo los tatuajes de María. Sus angelitos. Su melena rubia. Y su cabeza tapada con el mismo símbolo que su novia. Era ella. Las habían visto. Me cago en Dios.

Las mataron por querer. Por ser quienes son. Por tener los santos ovarios de mostrarse sin miedo. Porque es lo que hay que hacer. Somos lo que somos. Y punto. No nos podemos cambiar. No podemos cambiarnos el color. No podemos encerrarnos ni hacernos daño por ser nosotros. Por nacer así. Por ser así.
Las voy a echar de menos. Obviamente. Pero ellas han sido ellas hasta el final. Y me alegro tanto. Han sido ellas. Se han querido. Se han mostrado. Han tirado los miedos al puto vacío y, aunque han acabado con ellas, los tiraron. Fueron valientes. Se quisieron sin miedos. Se mostraron y gritaron todo lo alto que grita una persona sin miedos. Y la tierra tembló a sus pies porque eran indestructibles.
Me da rabia. Pues claro que sí. Y tanta rabia. Y también impotencia. Porque fueron destructibles al final. Porque el odio ganó. Porque al final ellas se han querido todo el tiempo. Pero ese tiempo se ha hecho demasiado corto. Me come por dentro que hayan acabado así. Eran mis amigas. Me acuerdo cuánto se querían. Y si ellos viesen lo que había ahí, que era amor, las habrían hecho un altar. Porque habrían admirado lo indestructible que era su amor.

Chicas, estéis donde estéis. Os quiero. Habéis sido fuertes. Voy a luchar por vosotras. Habéis sido indestructibles. Y aunque os hayan destruido, siempre vais a ser indestructibles.

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No me matéis gracias JAJAJAJA
Como estáis? Yo me estoy muriendo con la migrañica but aquí os traigo un capitulico más.
Queda poquísimo pero de verdad que me voy a poner a tope.
Gracias por leerme jo, os quiero mucho :( ❤❤❤❤

Fx~~

𝑇𝑖𝑚𝑜𝑟 - Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora