Hace un calor del demonio, acaso me han apagado el aire acondicionado, giro buscando una posición más cómoda, pero termino en el suelo, la sabana cae en mi cara, escucho el canto insistente de un gallo, ¿un gallo? Me destapo de golpe y miro a mi alrededor, el lugar es pequeño, justo del tamaño de mi vestidor, frunzo el ceño, apenas cuento con un escritorio de madera, una lámpara, un closet y una litera, suspiro frustrado, mi padre me ha abandonado, el gallo sigue cantando, carajo no piensa parar, pienso y me levanto para echarlo.
Abro la ventana, me sorprendo al ver el bello espectáculo ahí afuera, en el horizonte el sol empieza a salir, el cielo se ve violeta y rojizo, me quedo como bobo mirando aquello, ¿porque nunca había prestado atención a esas cosas? Escucho un auto, bajo la mirada desde el segundo piso donde me encuentro, una camioneta destartalada para frente a la casa, atrás baja un joven, adelante dos hombres fortachones e intimidantes, todos vestidos con pantalón de mezclilla ajustados, botas, camisa de cuadros y sombrero, el de cabello rojo lleva algo en los labios, ¿y si son ladrones? me alarmo al pensar aquello, bajo como loco agarrando una sombrilla a mi paso, espero recordar mis clases de defensa personal, escucho voces y entro dispuesto a proteger a la maestra Naomi.
-así que este es el chico- murmura riendo el de cabello negro-bueno pues que forma de saludar tienen los riquillos.
-no creo que esas sean forma de presentarse frente a una dama- dice el de cabello rojo seriamente, en su labio tiene un palillo y me mira de arriba abajo.
-el capataz del rancho Ginkotsu, su hermano Kyokotsu y Goyo, todos trabajan aquí-me dice la maestra Naomi sin mirarme.
-lindo bóxer- dice Goyo sonriendo- se parece al que usa mi padre.
Rayos, me doy la vuelta y subo a mi cuarto, bueno si a eso se le puede llamar cuarto, olvide que solo llevaba puesto un bóxer que me dio la noche anterior la maestra, una de algodón con rayas azules, que me queda holgado, bufo.
-baja pronto, deje ropa para ti en el closet- grita la maestra cuando voy por las escaleras.
Escucho las carcajadas de esos tipos, que humillante fue ello, entro y miro en el closet, típico, pienso rodando los ojos, me pongo el pantalón negro de mezclilla, se ve gastado pero limpio, me pongo la camisa de cuadros rojos y blancos, este me queda muy ajustado, así que los dos botones superiores me son difíciles de cerrar, busco dentro del closet mi sombrero y me sorprendo de no encontrarlo, ok, estoy siendo sarcástico, veo unas botas cafés muy desgastadas, prefiero mis convers.
-mira si puede verse decente-se burla Kyokotsu mientras me siento donde me señala la maestra.
-buen día- murmuro a mi pesar.
-buen día espero hayas dormido bien- me sonríe la maestra Naomi sirviéndome café y un plato con huevos, tocino, pan tostado.
-sí, gracias-miento, en realidad no había dormido casi nada.
-señora Higurashi y Kag no bajara a desayunar-escucho preguntar a Goyo.
-no, esta de mal humor estos días- responde la maestra y se sienta a desayunar.
-de verdad Naomi me da rabia saber que te robaron el dinero, habías trabajado duro para juntarlo- dice Ginkotsu y me siento incómodo.
-Kag había estado muy animada con la idea de ir a ese hospital-murmura Goyo.
-bueno pues lo hará, porque encontré el dinero, si vieran que soy muy despistada, me deje el sobre en la escuela- habla la maestra sonriendo-cuando el doctor Chan regrese de su viaje recibirá a Kag.
-es bueno escuchar eso-dice con entusiasmo Goyo y se pone a comer con gusto.
Veo de reojo a la maestra, me siento muy miserable, el desayuno esta delicioso, escucho que hablan de ganado, pacas de heno, una carrera, caballos, bueno infinidad de cosas que no entiendo, una vez que terminamos, me siento incomodo cuando Goyo me llama.
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Diario de un joven enamorado
FanficInuyasha era un adolescente rebelde, rico y acostumbrado a salirse con la suya, pero no contaba con la aparición de una maestra que le cambiaría totalmente la vida. ¿Puede alguien como él ser mejor persona? -Creo en ti-le dijo Naomi mirándolo a los...