Día 29

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Querido Inuyasha:
     Hoy doy gracias a la vida por ponerte en mi camino, tú llegaste cuando me sentía perdida, cuando todo parecía sombrío, me ayudaste a abrir los ojos y volver a sonreír, no sabes cuantas noches llore sola, ni las ganas de dejar de vivir, atentar contra mí misma era algo que me había propuesto hacer aquel fin de semana que llegaste a mi casa.
     Tú sola presencia me hizo desear de nuevo volver a ser la Kagome de antes, yo me prepuse caminar para andar de tu mano, para amarte de la manera que merecías y, sin embargo, ahora muero sin haber hecho realidad ninguno de estos anhelos. Me cuesta mirarte y saber que un futuro juntos jamás podrá ser, ni casa, ni matrimonio, ni hijos, al final de mi camino no dejare nada de mí en este mundo.
    Un día ya no me recordaran, un día dejare de existir en tus pensamientos, un día volverás a amar, y solo seré aquella chiquilla que no podía caminar, que un verano por casualidad se cruzó en tu andar, no llores, no sufras, no te aferres, lo nuestro fue puro, verdadero y un bello recuerdo, me toca partir, ahora lo entiendo, será difícil, para ustedes mirar cómo me voy extinguiendo, será difícil para mí mirar como ustedes sufren por mí.
     Vive, ama, lucha, cree, enloquece, diviértete, ríe y conoce, el mundo es demasiado hermoso, date tiempo de mirar la lluvia caer, de ver el sol salir, de sentir el viento en la piel, no olvides que un día también partirás, y qué mejor de poder decir tal vez no logre todo, pero si viví feliz.
Gracias por dejarme leer este diario, conocerte un poco más, me hace feliz, así como tú trastornaste mi vida, yo lo hice en la tuya, no hay ningún remordimiento, al contrario, no hay nada mejor en mi vida que haber sido tu novia, compartido tanto y volverme mujer en tus brazos.
Te amo con todo el corazón…  Kagome.
POV INUYASHA
El hospital es el peor lugar para una persona con bajas defensas, Kag pronto adquirió una tos que se fue haciendo más severa con el paso de los días, su apetito se perdió por completo, el medicamento que se le ponía la debilitaba, la mantenía perdida, con ella nos manteníamos una actitud positiva, pero a solas nuestro rostro era de profunda tristeza, llorábamos y odiábamos esta situación.
Antes de ser conectada al oxígeno, pude platicar con ella, sobre aquellas cosas y lugares que tanto deseaba conocer, me confeso sus fobias a las cucarachas, reímos al recordar los osos vividos en la escuela, intercambiamos anécdotas sobre nuestra infancia, la mejor navidad, los cumpleaños y regalos más significativos, sobre los amigos, y muchas cosas más, la verdad ella supo más de mí que el mismo Miroku.
La maestra venía a la casa, ahora que estábamos en la ciudad resultaba más accesible en vez de ir y venir de la granja, esta situación afecta a todos, Goyo ha venido en varias ocasiones, sí como los hermanos Kotsu, nos turnábamos para estar con ella, el doctor había sido muy claro mencionando que por nada podría quedarse sin compañía.
Pese a todo, la maestra había logrado conectar de nuevo con ella, mi padre se había convertido en una persona muy importante para ella, mi padre llego esa mañana a la casa después de llegar la maestra en el hospital, me miro y supe que algo había pasado, contuve la respiración cuando me pidió sentarme frente a él, entonces me confeso la plática que tuvo con ella esa noche.
-entonces ama a mi madre o es una aventura-pregunto Kagome directamente.
-la verdad es que entre nosotros surgió una química especial, no pongas esa cara-dijo mi padre- no solo es físico sino emocional, nos complementamos, de una forma que nunca logre con la madre de Inuyasha- confeso.
-gracias señor Inu no, me alegra saber que ella no se quedará sola, lo tendrá a usted.
-te juro que a tu madre la cuidare y amare toda la vida- lloro mi padre abrazándola- Kagome me dejarías casarme con tu madre algún día.
-nada me haría más feliz que ella sea amada muchísimo-respondió con lágrimas en los ojos- odiare no estar presente para entregarla.
Un nudo se formó en mi garganta al escuchar a mi padre narrar e imaginar a Kag, entonces él me miro metió la mano en su bolsa de pantalón y me extendió un pequeño hilo verde muy delgado amarrado con un nudo, sus palabras me hicieron encoger mi corazón.
Querida Kagome:
     No creo en la suerte, yo creo en Dios, sé que él te puso en mi camino, porque yo no era nadie antes de ti, yo era un chico, un niño, un maldito arrogante y playboy, quien se creía invencible, quien creía que el poder de su papi era tan grande que nada podía tocarme, en la vida me he equivocado tanto, he lastimado sin pensar, y tú presencia me ha enseñado a ser yo, no snob…
     No sabía que era amar hasta que te encontré, tu sonrisa, tu forma de ser, todo en ti me hicieron mirarte, sin importar tu discapacidad, por la cual te sentías inferior, no te importo mi clase social, ni dinero, ni lo guapo que soy, jejeje, tan solo me miraste a mí, Inuyasha, y eso me agrado. Sí, me imagine un futuro juntos, te juro que hacerte mi esposa era algo que paso por mi mente, me emociono, saber lo que pediste a mi padre.
     Jamás podré olvidarte, porque esa noche mientras llovía te grabaste en mi para siempre, llegaran tal vez otros amores, pero nunca serán tú, y aunque seguiré no solo por mí, sino por ti, te prometo que nadie borrara tu recuerdo de mi mente, corazón y cuerpo. Viviré por los dos, amare por los dos, luchare por los dos, y juro que ese cambio que querías lograr yo lo realizare por ti, cambiaras al mundo porque me cambiaste a mí, y eso ya es mucho decir.
Tuyo por siempre Inuyasha y mi respuesta es SI.
-señor Inu no-dijo ella extendiendo este pequeño hilo- pido la mano de su hijo, yo quiero casarme con él antes de morir.
Continuara…

Diario de un joven enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora