Día 26

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Bajo preocupado por Kagome, me encuentro con mi padre y la maestra en la cocina, me miran interrogantes, percibo la nariz roja y ojos hinchados en ella, seguro lloro toda la noche, me mira apenada, sus ojos se muestran cautelosos.

-no ira verdad- me dice- es mi culpa.

-deberías decirle todo, nosotros estaremos para ustedes-murmura mi padre agarrando su mano.

-pero, ella no querrá escucharme-susurra.

-la obligaremos-contesto- ella debe saber todo, maestra ustedes merecen hacer las paces.

-gracias Inuyasha- me dice y agarra mi mano- no sabes cuánto bien has hecho desde que estas aquí.

-usted ha hecho más-le sonrió y digo sincero.

Entro a su cuarto cada media hora, ella duerme plácidamente, compruebo que siga respirando, le dejo el plato de fruta, pero empiezo a desesperarme, no puede ser posible que ella este tan cansada, la miro dormir y toco su frente, suda con tanto calor, le retiro la sabana, me preocupa, la dejo ahí, mientras bajo en busca de la maestra, unos gritos llaman mi atención, salgo rápido y me encuentro a mi padre peleando con Ginkotsu, la maestra Naomi grita que se detengan, pero ellos ruedan por el suelo.

-PAPÁ- grite llegando al mismo tiempo que Goyo y Kyokotsu.

-hermano- intenta detenerlo, pero no se deja.

El capataz golpea a mi padre en la cara, este sangra, por su parte de mi padre ha dejado su boca partida, nos acercamos Goyo y yo jalando a mi padre, mientras Kyokotsu jala al otro, se miran con rabia, ninguno sabemos que los llevo a pelear.

-tú, sabias todo y no tuviste el valor de decirle-grita mi padre.

-no sabes nada-contesta escupiendo sangre.

-dices que la amas, pero solo permitiste que ambas salgan lastimadas- refunfuña mi padre.

-por dios Ginkotsu-la maestra lo mira incrédula- dime que no es cierto-se para frente a él.

-Naomi… yo…-baja la cabeza.

La maestra abre los ojos y su mano delicada se estrella en la mejilla del hombre que lo recibe sin decir nada.

-lárgate de mí granja, no quiero volver a verte- menciona la maestra- tú dejaste que él me dañara y la que Kagome creyera esas horribles cosas de mí- menciona agarrándolo del cuello- creí que eras mi amigo.

-perdóname Naomi-susurra.

-hermano salgamos de aquí- su hermano lo jala y sube a empujones a la camioneta.

-Naomi-mi padre se suelta y la abraza- lo escuche hablar con su hermano de ello, él sabía todo.

-maldición estuve rodeada de gente que me creyó estúpida-menciono entre sollozos.

La vemos llorar sin parar, esa tarde aprendí que la verdad sale tarde o temprano, por ello uno debe ser honesto, aunque la verdad duele, es peor cuando llega tarde o por otros. A causa de la pelea olvide la situación de Kagome, en realidad ahora lo que más quería era que ella supiera la verdad, más tarde después de despedir a Goyo entro a darme un baño, posteriormente subo a su cuarto, ella está sentada con la manzana en su boca, me mira e intenta sonreír.

-no sabes lo cansada que me sentía-me dice sonriendo.

- ¿Cómo te sientes? -pregunto sentándome a su lado y besando su mejilla.

-bien- me dice besándome también.

-Kagome-le digo y la cargo, ella sonríe.

No pierdo tiempo y bajo con ella en brazos, se queja por mi acción, me dice que no quiere, pero no la escuche, llegamos a la cocina donde la maestra y mi padre aguardan, la siento frente a su madre y me siento a su lado, me lanza una mirada asesina, pero es tiempo de que ella sepa todo.

-Kagome-la llama su madre- escúchame por favor- traga saliva y mi padre agarra su mano para darle animo- hay cosas que no pude decirte, permití que pensaras mal de mí, pero ya no puedo aguantar esa mirada tuya.

-que mentira dirás Naomi- dice cruzándose de brazos mi azabache.

-Kagome tú padre me engañaba, esa noche fingió todo para justificar contigo su partida, en realidad-suspiro- él tenía una amante.

-no es cierto, jamás mi padre te amaba maldita-grito Kag.

-Kagome-la llame y pase el brazo por sus hombros.

-te equivocas-menciono la maestra serena- él hipoteco la casa y compro una casa para irse con ella, además contrato a ese chico para sacarme la foto que te enseño.

-mientes-le dijo furiosa- eres…

-mira-le extendió los documentos de la hipoteca- él lo hizo es su firma.

Kagome tomo los documentos y leyó, sus manos temblaron dejando caer el documento.

-esto ha de tener una explicación- murmuro-que te asegura que él utilizo el dinero para una casa.

-él me dijo-contesto.

-ah claro él te dijo-menciono sin creerle.

-Kagome, ten- le deje la foto de nuestros padres frente a ella.

Ella miro con la boca abierta a la mujer besar a su padre, apretó con todas sus fuerzas la foto y sus ojos se dilataron.

-ella, Kagome es mi madre-susurre y su mirada se clavó en mi- el día que murió venia por tu padre, no sabía que había muerto, dejo una carta donde lo contaba.

-estas con ella, tú hiciste esto, ¿Cómo te convenció a participar en su mentira? - me dijo.

-Kagome- la sostuve de los hombres- mírame, ellos eran amantes, mi madre y tu padre. Tú madre solo dejo que creyeras sus mentiras para no lastimarte.

-Kagome te amo, hija, yo… perdóname-murmuro la maestra.

- ¡NO! QUIERO IR A MI CUARTO-grito-LLEVAME A MI CUARTO.

-Kagome-llame.

-LLEVAME- suplico con lágrimas en los ojos.
Necesitaba tiempo, la regrese a su cuarto y deje en la cama, miraba a la nada, mientras lloraba en silencio, la soledad era buen consejero, cerré la puerta y me quede pegado a ella, era increíble como a nuestra edad la vida nos había dado duras lecciones.

Continuara…

Diario de un joven enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora