Ahí estaba de nuevo en la cafetería, leyendo el mismo libro de Lev Tolstoi Anna Karénina, tomando el mismo café con uno de azúcar, con la mirada melancólica, sentado al lado de los ventanales que daban a la calle donde vendían vestidos de novia, oliendo el aroma del chocolate y las orquídeas del lugar. Tomé asiento en la siguiente mesa, adelante de aquel chico y pedí una bebida caliente. La música del piano y el violín en vivo me hacían el favor de tornar el ambiente ligero para que pudiera admirar con discreción a ese chico de hebras incorregibles, gesto apático, de ojos rasgados y pupilas pequeñas, cafecitas.Cada mañana, desde hace ya un par de meses me di cuenta de él, de esa presencia imperceptible que sólo se dedicaba a leer, no comprendo el por qué me empecé a fijarme en él un poco más ni si quiera el cuándo empezó todo, de cuándo fue que empecé a venir a este lugar a desayunar sólo para verle, ver que daba 36 sorbos a su café, que deslizaba las hojas del libro cada 10 minutos, que tenía una dentadura que se asomaba de vez en cuando con una sonrisa casi notable y pocas veces lo escuchaba susurrar su lectura. Desde hace unas semanas he tratado de hablar con él y preguntarle su nombre, qué tal le va en la vida, cómo fue su mañana y el día de ayer, por qué siempre ese café, por qué ese libro o por que ese lugar pero verle leyendo, perdido entre las letras de Anna, mi cuerpo se petrifica en la mesa de en frente y dejó que la hora pase hasta que se me hace tarde y lo dejó ahí, aún leyendo y tomando su café. ¿Qué tendría que decirle?, ¿le preguntó la hora o de qué trata el libro?, ¿le digo hola o buenos días?, ¿le digo algo sobre el clima o su ropa?, siempre había una pregunta nueva para hacer cada mañana pero estos nervios y el temblor en mis labios no me permitían hablar, era un maldito cobarde enamorado por alguien que conoció de vista; patética mi vida.
Hoy era uno de esos días en donde me decía internamente "que sea lo que Dios quiera", pero era seguro que Dios no quería que le hablara y me la pasaba debatiendo por una hora y media qué debía decir, o cómo debía actuar y al ser tan tarde sólo salía corriendo para el trabajo y dar un último vistazo a ese rostro, a ese cabello largo que cubría sus ojos que no me miraban al salir y al final terminaba diciendo nada.
Hoy era uno de esos días donde no había podido decir algo y el tiempo empezaba a avanzar de forma apresurada como si le encantara verme tropezar con cada paso, quemarme la boca al beber mi café caliente rápidamente y pagar sin ver si daba bien el dinero, caminaba a la salida después de haber pagado y que me dijeran que faltaba dinero, ponía un pie fuera de la cafetería y daba un último vistazo hacia adentro sólo para ver a ese chico y su mirada clavada en Karenina. La envidiaba, realmente lo hacía.
Hoy era uno de esos días, nublados, con brisa, con mi cobardía en el corazón y su mirada...
Me estaba viendo, por primera vez en varios meses, él me veía justo a los ojos como si lo hiciera con Karenina, como si lo hiciera con el mesero, me estaba viendo.Entonces hoy no era de esos días de rutina, hoy era diferente y estaba convencido de que mañana iba a ser igual de diferente.
¿Esta vez Dios querría?
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🎏 Drabbles H I G U E L
Fanfic🎏 Mentira, One-Shots H i g u e l Encontrarás temas de amor y desamor que se me vayan ocurriendo al momento. Personajes que tomé prestados y que son de sus respectivos creadores ♡