coro

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Los domingos por la mañana despierto a las 7 en punto, siempre con lo ceros acariciando mi nuca. De nuevo he tenido una pesadilla de la cual al despertar me la paso pensando mientras veo el techo de la casa. El recuerdo borroso del sueño y de lo que viví se entremezclan de nuevo, recorren las paredes y termina cayendo de nuevo en mí. Me ahogo por un breve momento y veo tras una ventana llena de vapor. No respiro, no dejo de pensar que no puedo respirar y que mi hermano ya no me puede ayudar a controlar mis increíbles ganas de querer asfixiarme. A las 7:15 he calmado la forma en la que pongo todo el aire en mis pulmones, poniendo todo mi oxígeno dentro de una bolsa de papel, en las que Cass llena galletas y donas. Oculto la bolsa debajo de mi almohada y pongo mis manos en mi cabello. Trato de hacer las cosas que siempre he hecho un domingo a las 7:30 AM pero me pesan las manos, algo en mí pesa tanto que termino no haciendo nada. El ruido de afuera llama un poco mi atención y sólo así logro deslizar la cortina un poco. Los rayos del amanecer molestan mis ojos. 

¿Desde cuándo este cielo dejó de ser bonito?

¿Desde cuándo ya no escucho el viento de invierno?

Vuelvo a cerrar la cortina, afuera no hay nada que se me puedan ofrecer realmente. Salgo del cuarto en silencio y agudizo mis oídos para percibir a Cass; la planta alta es muy fría en las mañanas y en invierno se pone peor. Tiemblo un poco antes de asomarme por el barandal de las escalera, no hay luz ni movimiento abajo para mi gusto. Bajo las escaleras con cuidado y encuentro a Mochi dormido en el última escalón. Me bajo a acariciarlo y lo miro un rato dormir, ¿hace cuánto no lo veo?, quizás dos meses o un mes con 2 semanas. Hace mucho no lo veía, eso lo aseguro, y verlo me hace sentir pena, se ve tan cansado. ¿Quién no lo estaría con una mujer que lo trae la mayor parte del día de arriba a abajo para consolar su pobre alma? Sonrió un momento y dejo de mover mi mano. La cosas aquí no han ido tan bien, y creo las he puesto peor de lo que deberían ser. 

-Hiro, cariño. Estoy aquí para ti, por favor cariño, abre la puerta, necesitamos hablar... Las piernas me tiemblan aún si estoy acostado, el pecho me duele tanto que no puedo hablar. Cass golpea la puerta reiteradas veces. Su voz suena preocupada, se va a romper en cualquier momento y ni si quiera puedo moverme para atraparla.

-¡Hiro abre la puerta ya, ábrela - el golpe de la puerta se vuelve más agresivo, hay algo en su voz que parece desencadenar ira-, necesito verte, necesito saber que estás aquí! -su cuerpo cae en el suelo de la casa, puedo oírla llorar, sus uñas se clavan en el picaporte. Me encierro entre mis brazos y no sé si no puedo ir a consolarla o no quiero ir a hacerlo. 

- No me dejes sola -soy tan cobarde que prefiero quedarme encerrado en mi cuarto antes que irla a ver. Quisiera ignorar sus lamentos, pero ellos siguen retumbando en mi mente.

 Suelto dos lágrimas y sigo pensando que debí irla a abrazar esa noche, y la siguiente de esa, y la siguiente y todas esas noches que no salí. ¿Cómo pude hacerle eso?, ¿cómo es que ella soportó recibir un golpe en la puerta para saber que seguí vivo? En este momento hay muchas cosas que me pesan porque hice y porque no hice, ¿cómo debería hablarle ahora, más bien, cómo debería mirarla a cara? 

Buenos días, Tía Cass

¿Qué tal el día?

¿Cómo va la tienda?

Tía, lo siento

¿Habrá algún manual para empezar una conversación? Me siento en el antepenúltimo escalón y miro la entrada, ¿qué pensará Cass de mí?, si fuera ella sentiría mucho rencor, no podría verme, no podría sólo seguir con nuestra vida de como era antes, de seguro Cass me está odiando, no la culpaba si lo hiciera, de seguro está muy decepcionada de mí, probablemente ya ni siquiera me vuelva a hablar. Escucho pasos en la casa y sin aviso y sin pena el rostro blanco de Cass se asoma desde el marco de la puerta, sus ojos cristalinos cruzan con los míos, y ella se queda paralizada, tanto como yo lo estoy, su rostro se ve tan cansado. 

🎏 Drabbles H I G U E LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora